Evolución Histórica de España: Desde la Prehistoria hasta el Reino Nazarí
La Prehistoria en la Península Ibérica
Paleolítico (5 millones a. C. – 10000 a. C.)
La Prehistoria es el término con el que se designa al periodo que abarca desde la aparición de los primeros homínidos (4,4 millones a. C.) hasta la invención de la escritura (3250 a. C.). El Paleolítico es la etapa más extensa de la Prehistoria, y en este periodo tiene lugar la evolución humana, teoría creada por Charles Darwin. En la Península encontramos restos de homínidos como el Homo antecessor y el Homo sapiens sapiens, creadores del primer vestigio de arte de la historia: el arte rupestre.
Las primeras manifestaciones artísticas tuvieron lugar en el Paleolítico Superior (40.000 – 10.000 a. C.), en la escuela hispanofrancesa del norte cantábrico. Dichas pinturas nos ofrecen mucha información acerca de cómo era la vida y la cultura del Paleolítico. Realizadas por la figura del chamán, se llevaban a cabo principalmente en cuevas profundas y oscuras, y se han vinculado a motivaciones religiosas o mágicas, con un acusado naturalismo. También aparecen signos abstractos y estampaciones de manos. Técnicamente se usa la policromía, con colores rojos y negros, elaborados a través de elementos de la naturaleza como sangre de animal o carbón. Destacan las pinturas encontradas en las cuevas de Altamira. Existía la creencia de que las representaciones de animales tenían un poder mágico para atraer a la caza. No obstante, desde el momento que empezó a representarse la figura humana, las escenas pictóricas respondieron al deseo de reflejar una determinada realidad social.
Las sociedades paleolíticas vivían de la caza, la pesca, el carroñeo y la recolección, es lo que llamamos sociedades cazadoras-recolectoras. Eran grupos nómadas que se desplazaban de forma estacional siguiendo el alimento. Se trataba de una economía depredadora. Los individuos se reunían en pequeños grupos o tribus, con una organización muy elemental. Se refugiaban en cobijos provisionales hasta que dominaron el fuego, ocupando cuevas de forma permanente. En verano vivían en chozas. Para elaborar armas y herramientas utilizaban la técnica de la talla, que les permitía elaborar utensilios como los bifaces. Destacan los yacimientos de Atapuerca (Burgos), Orce (Granada) y Cueva Victoria (Burgos).
Neolítico (10.000 a. C. – 3500/2000 a. C.)
Esta etapa supuso un cambio trascendental en las formas de vida. Los humanos comenzaron a producir su propio alimento mediante la agricultura y la ganadería, apareciendo a su vez actividades nuevas. Se impulsó el sedentarismo y la aparición de poblados estables cerca de los ríos, apareciendo así las primeras civilizaciones fluviales.
Hispania Romana: Aportaciones Sociales, Económicas y Culturales
Sociales: El latín es la base de las lenguas que se hablan en España: el castellano, el catalán, el valenciano y el gallego. Se produjo el desarrollo de la vida urbana a través de la fundación de ciudades como Tarraco, y numerosas edificaciones que resisten el paso del tiempo, como el acueducto de Segovia o el teatro de Mérida. El derecho romano, soporte básico de la legislación del mundo occidental, reguló las relaciones entre los ciudadanos y el Estado. Se difundió el cristianismo cuando el Imperio lo aceptó.
Económicas: Se favoreció el desarrollo del comercio apoyándose en una extensa red de calzadas, como la Vía Augusta.
Culturales: Hispania aportó personalidades culturales y políticas como el filósofo estoico Séneca o el poeta Lucano. Asimismo, se creó un arte heredero del griego, destacando construcciones como el Templo de Diana y el Acueducto de Segovia.
La Monarquía Visigoda
Entrada de los Visigodos en la Península
Los visigodos entraron en la Península Ibérica pactando tierras con los romanos a cambio de una misión: expulsar a suevos, vándalos y alanos, pueblos que habían entrado en Hispania en el 409 aprovechando la debilidad del Imperio Romano. Los vándalos fueron expulsados al norte de África, los suevos fueron recluidos en la actual Galicia y los alanos fueron prácticamente exterminados. Cuando el Imperio Romano de Occidente cayó en el 476, los visigodos fijaron su capital en Tolosa (Toulouse, Francia), pero al ser derrotados por los francos en Vouillé (507), pasaron a la Península, trasladando su capital a Toledo.
Reino Visigodo
Entre sus reyes destacaron:
- Leovigildo (573-586), que impulsó una política unificadora y expulsó a los suevos (585).
- Su hijo Recaredo (586-601), que llevó a cabo la unificación religiosa sustituyendo el arrianismo por el catolicismo en el III Concilio de Toledo.
- Recesvinto (653-672), que promulgó un código de leyes común a hispanorromanos y visigodos.
Instituciones y Cultura
Gobernaba un rey de poderes amplios elegido por la asamblea de los hombres libres. Era ayudado por el Officium Palatinum, con dos órganos de gestión: el Aula Regia y los Concilios de Toledo. Hubo 18 concilios. Reseñamos el III Concilio de Toledo (589), donde se produjo el final del arrianismo.
La cultura se redujo al ámbito religioso. El IV Concilio de Toledo impuso la obligación de saber leer y escribir a los sacerdotes e impulsó la creación de bibliotecas. La figura más importante fue San Isidoro de Sevilla (560-636), con las Etimologías, ensayos enciclopédicos que recogen varios ámbitos del saber de la época.
El Feudalismo en la Península Ibérica
El feudalismo era un sistema político, económico y social que conformaba relaciones de vasallaje entre señores y campesinos. Los nobles debían protección, y los campesinos obediencia y trabajo. En España, la Reconquista provocó que los reyes entregasen tierras a nobles a cambio de apoyo militar, provocando la creación de latifundios y una organización social basada en la preponderancia de los señores.
La población se organizó de forma jerárquica en base a la propiedad de la tierra:
- La nobleza: Era el grupo más privilegiado, generalmente latifundista y con privilegios como el derecho a portar armas, cargos en la estructura del Estado o exenciones fiscales. Generalmente el primogénito heredaba para evitar separar o perder la importancia de las tierras.
- La iglesia: El clero poseía mucha influencia social y privilegios fiscales. Existía una acusada separación económica entre el alto clero (la jerarquía) y el bajo clero (el resto).
- Pueblo: No privilegiados, la mayoría campesinos sujetos a la dependencia de sus señores. Hubo artesanos y comerciantes, y desde el siglo XI el desarrollo urbano permitió la aparición de la burguesía, que no tenía privilegios fiscales pero sí cierto estatus, con representación en las Cortes.
- Minorías religiosas: Mudéjares y judíos vivían en ciudades, en barrios llamados aljamas o juderías.
Al-Ándalus: De los Reinos de Taifas al Reino Nazarí de Granada
Origen de las Taifas
Tras la muerte de Almanzor, se generó una tensión política en Al-Ándalus por ver quién se convertiría en su sucesor. Tras ello, surgió un clima de guerra civil que provocó la sucesión constante de hasta diez califas. El último de ellos fue Hisham III. Una revuelta violenta acabó con su mandato en 1031.
Taifas
El Califato se fragmentó en diferentes reinos llamados taifas. Su inferioridad militar frente a los reinos cristianos les hizo tener que pagarles tributos. La conquista de Toledo en 1085 a manos de Alfonso VI supuso una conmoción para el mundo islámico, y algunos dirigentes de las taifas pidieron ayuda a los almorávides. Estos llegaron a la Península e intentaron instaurar un imperio islámico, pero al final fueron expulsados por la oposición cristiana y las luchas que mantuvieron con los almohades en el norte de África. Nacieron así las segundas taifas (1145-1172). Los almohades también intentaron dominar Al-Ándalus y consiguieron dominar muchas taifas, pero años después, los reyes cristianos Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón les derrotaron en las Navas de Tolosa (1212). Aparecieron las terceras taifas.
Reino Nazarí de Granada
Finalmente, solo sobrevivió la taifa nazarí de Granada (1238), que englobaba partes de los actuales territorios de Jaén, Málaga, Granada y Almería. Gracias a una hábil gestión diplomática por parte de los nazaríes, la llegada masiva de andalusíes procedentes de otros territorios y a que la religión judía y cristiana eran minoritarias, se propició en el siglo XIV su máximo esplendor. En el siglo XV empezó a declinar, lo que aprovechó Castilla para conquistar algunas ciudades hasta su rendición pactada con los Reyes Católicos en 1492.