Ética en Aristóteles: El Camino hacia la Felicidad

Según Aristóteles, la finalidad de los seres humanos es alcanzar la felicidad. Por eso, se dice que su ética es eudemonista. Para él, no podemos ser felices si no tenemos cubiertas nuestras necesidades más básicas. Sin embargo, eso no es suficiente para ser verdaderamente felices, ya que los seres humanos debemos aspirar a una vida mucho más plena, porque lo que nos distingue de los demás animales es que somos racionales. Aristóteles entendía la felicidad como una forma de vida que podemos alcanzar. Para eso, debemos saber elegir nuestro camino de manera adecuada mediante la práctica de la virtud.

Tipos de Virtudes

Para Aristóteles, hay dos tipos de virtudes: las éticas y las dianoéticas.

Virtudes Éticas

Las virtudes éticas se refieren a nuestra manera de comportarnos en relación con los demás. Repitiendo determinadas acciones, vamos formando unos hábitos que forman nuestro carácter y nos hacen actuar de una manera determinada. Las virtudes éticas consisten en huir de los vicios, eligiendo el punto medio. Por ejemplo, un bombero o una bombera, no puede ser ni cobarde ni temerario, sino que debe ser valiente. Pero el punto medio no es igual para todos, sino que depende de nuestras circunstancias. Por ejemplo, al salir con amigos, debemos evitar no invitar nunca, pero también debemos evitar invitar siempre. El punto medio entre esos dos extremos es ser generoso, pero este punto medio también depende de las circunstancias de cada uno. Si queremos ser felices, tenemos que aprender a encontrar el punto medio que nos corresponde con nuestras circunstancias.

Las virtudes éticas más importantes son:

  • Valentía
  • Autocontrol
  • Amistad
  • Generosidad
  • Sinceridad

Pero para Aristóteles hay una virtud que destaca: la justicia, que consiste en “dar a cada quien lo que le corresponde”. Esto puede interpretarse de dos maneras:

  1. En primer lugar, lo justo es que si vendemos un objeto, nos den algo de valor similar a cambio, debe haber una equivalencia entre lo que damos y lo que recibimos.
  2. En segundo lugar, cuando tenemos que repartir cargas, lo justo es que dé más quien más tiene y que reciba más quien más lo merece, como con los impuestos y los ricos.

Virtudes Dianoéticas

Además de las virtudes éticas, existen otras que Aristóteles llama virtudes intelectuales o dianoéticas. Estas virtudes nos ayudan a conocer mejor la realidad. Destacan la sabiduría, la ciencia o el arte, pero hay una virtud dianoética que está por encima de todas: la prudencia. Esta es la virtud intelectual que consiste en usar la razón para saber cómo tenemos que comportarnos en cada caso. Una persona prudente sabrá encontrar cuál es el punto medio que debe elegir en cada caso, de acuerdo con sus circunstancias personales.

Política en Aristóteles: La Organización para el Bien Común

Aristóteles defiende que los seres humanos somos sociales por naturaleza y solo podemos desarrollarnos como personas en convivencia con los demás. Para él, la sociedad no es ninguna invención, sino que es una necesidad básica de nuestra naturaleza. Aristóteles también piensa que los seres humanos no somos autosuficientes, sino que necesitamos de los demás para poder sobrevivir. Debido a que el ser humano es un animal político, tenemos la necesidad de relacionarnos con los demás. Por eso necesitamos la ética y la política, ambas muy relacionadas entre sí.

  • La ética nos permite aprender a comportarnos adecuadamente en nuestra relación con los demás, desarrollando las virtudes, para alcanzar a través de ellas la felicidad.
  • La política nos permite determinar cuál es la mejor forma de organizarnos como sociedad.

Regímenes Políticos Justos e Injustos

Aristóteles es más realista que Platón. Al comparar los distintos sistemas de gobierno que existían en aquella época, llegó a la conclusión de que todos esos sistemas podían ser agrupados en dos grandes grupos: había regímenes políticos justos, orientados al bien común de todos los ciudadanos, y regímenes políticos injustos, que solo atendían al bien particular de los que tenían el poder.

Dependiendo del número de personas que tuvieran el poder, los regímenes justos podían ser:

  • Monarquía: el poder es ejercido por una sola persona que busca el bien común.
  • Aristocracia: el poder recae en un grupo de individuos que buscan el bien común.
  • Democracia: el poder está en manos del pueblo y este busca el bien común.

Y los regímenes injustos serían:

  • Tiranía: una persona que tiene el poder y lo usa para buscar su propio beneficio.
  • Oligarquía: un grupo de personas que tiene el poder y busca satisfacer sus propios intereses.
  • Demagogia: la mayoría ejerce el poder para beneficiarse a sí misma, sin preocuparse del conjunto de la población y pudiendo llegar a ser injusta con las minorías.

La Mejor Forma de Gobierno

Aristóteles no creía que se pudiera determinar una forma ideal de gobierno que fuera válida para todos los Estados, ya que para saber qué forma de gobierno es mejor, habría que estudiar con detalle las características de cada territorio. Por eso, en algunas sociedades la mejor forma de gobierno puede ser distinta. Para Aristóteles no existe un sistema político ideal y cualquier régimen puede ser justo si busca el bien común y no el bien particular de los que gobiernan. Es decir, la meta de la política es buscar la felicidad de toda la sociedad.

La forma de gobierno ideal para él sería:

  • Un Estado de tamaño medio.
  • Un régimen político moderado, que tratara de evitar los excesos y favoreciera que todos sus ciudadanos desarrollaran las virtudes éticas y dianoéticas para alcanzar la felicidad.
  • El poder debería estar en manos de la clase media, ya que los ricos corren el riesgo de emplear el poder para enriquecerse aún más, y los pobres pueden aprovecharse del poder para salir de la pobreza quitando los bienes a los demás. Como la clase media no es ni muy rica ni muy pobre, debería poder huir de los extremos y gobernar de forma justa atendiendo al bien de todos.