Introducción

Para comenzar, una lámpara es un transductor. Un transductor es un dispositivo que convierte la energía de un medio a otro diferente del primero. Son transductores los altavoces, que convierten energía eléctrica en mecánica, las células fotoeléctricas, que convierten la luz en electricidad, y las lámparas, que convierten la electricidad en luz. Por el principio de conservación de la energía, toda la que entra a un sistema debe salir de él. La electricidad con que alimentamos a la lámpara se convierte en luz, luz no visible y calor, principalmente. Además, otra buena parte de ella se puede convertir en otras formas de energía, como mecánica o electromagnética, con frecuencias dentro del espectro de radio. Todas las maneras en que la energía que entra en la lámpara y sale sin ser luz son, por tanto, efectos secundarios. Pero no son secundarios solo las maneras en que perdemos la energía para nuestra luz, sino también cómo lo hacen.

Características Mecánicas

Presión

Una lámpara normalmente consiste en un elemento generador de luz que está encerrado en una envoltura de vidrio, la ampolla. Esta envoltura está al vacío o bien contiene algún tipo de gas. Las paredes de la ampolla tienen una presión por la parte de fuera, debido a la atmósfera, y otra por la parte interior, debido al gas. Las lámparas son de tres tipos, según su presión: al vacío, de baja presión y de alta presión.

Casquillos

Una lámpara es un dispositivo eléctrico. Para que la corriente pase por ella, debe haber un contacto metálico por el que los electrones puedan entrar y otro por el que puedan salir. Los contactos se llaman bornes. Los bornes se alojan en una parte de la lámpara con la que se monta en la luminaria (luminaria = foco). Esta pieza de la lámpara que contiene los bornes y con la que se monta en el foco se llama casquillo. También se llama casquillo a la pieza que aloja los contactos en la luminaria. Los casquillos están estandarizados. Siempre hemos de emplear lámparas que tengan el mismo tipo de casquillo que la luminaria. Nunca deben adaptarse ni manipularse los casquillos, cuando son diferentes, para que coincidan. Tampoco hemos de tomar como norma que un casquillo en la luminaria pueda aceptar cualquier lámpara con el mismo casquillo. Por ejemplo, las lámparas de enfoque de los flashes Multiblitz emplean lámparas de 250 voltios con el casquillo G9. Sin embargo, también hay lámparas de 24V con el mismo casquillo. Cuando se funde una bombilla de enfoque, no hay que quedarse con la primera que encontremos con el mismo casquillo, porque cuando es de baja tensión (las de 24 voltios), lo único que conseguiremos es fundir los fusibles del flash al darle 250 voltios a una lámpara que solo admite 24.

Respecto a sus casquillos, las lámparas son de dos tipos: de un casquillo o de dos. Las primeras tienen una única base en la que se alojan los dos contactos eléctricos. Estas lámparas tienen la base en un extremo. Las de dos casquillos tienen uno en cada extremo, que a su vez aloja solo a uno de los contactos.

Posición de Funcionamiento

Las lámparas de mucha potencia, debido a su tamaño, tienen unos ángulos máximos de uso. Hay lámparas que deben colocarse horizontales y, como mucho, admiten un ángulo de inclinación.

Características Eléctricas

El momento más peligroso de todo circuito eléctrico es el de arranque. Los circuitos, en el preciso instante que se conectan, suelen estar en cortocircuito internamente, lo que hace que la intensidad de la corriente en ese momento pueda hacerse muy grande. Los puntos a tener en cuenta, en lo referente a la electricidad, son:

  • Tensión de servicio y de arranque: Cuando la lámpara está encendida, necesita una tensión eléctrica entre sus bornes. Esta tensión es estable mientras el foco esté en funcionamiento. La tensión de la red eléctrica suele ser de 220 o 360 voltios, pero cada tipo de lámpara, en realidad, impone una tensión de trabajo. Curiosamente, las tensiones estandarizadas, la antigua de 125 voltios, hoy obsoleta, se fijaron a este valor porque era el que imponían las lámparas de carbón con las que Edison comenzó el negocio de iluminación eléctrica. Las primitivas lámparas de carbón requerían 60 voltios para funcionar y la instalación se hacía colocando dos lámparas en serie, lo que imponía una tensión de línea de 125 voltios. Así, no es de extrañar que mientras que las lámparas incandescentes (tungsteno) pueden funcionar con cualquier tensión, las de descarga requieren una tensión de servicio variada que depende del tipo de lámpara concreto de que se trate.
  • Intensidad de servicio y de arranque: La intensidad de servicio es la corriente eléctrica estabilizada durante el funcionamiento de la lámpara. La tensión y la intensidad en un componente eléctrico están relacionadas mediante la ley de Ohm con la resistencia. Sin embargo, si medimos la resistencia de una lámpara sin conectar y calculamos la corriente y la tensión de trabajo, tendremos resultados falsos, que no se ajustan a la realidad. Sucede que cuando la lámpara está funcionando, su resistencia es diferente de cuando está desconectada. Solemos decir que las lámparas no cumplen la ley de Ohm.
  • Reactancia: La reactancia es un comportamiento que presentan los equipos y componentes eléctricos a la corriente alterna. Se manifiesta de dos maneras: con un retraso de la componente compleja de la corriente, que supone un gasto de energía, y una serie de efectos de respuesta eléctrica muy particulares.
  • El desfase entre tensión y corriente se manifiesta en un número que oficialmente se llama coseno de phi y que debería ser lo más próximo a 1 posible.
Respuesta a los Cambios de Corriente

Todo componente o equipo que presenta reactancia tiene una respuesta eléctrica a los cambios de corriente. Cuanto más rápido es el cambio, mayor es la respuesta. Las bobinas presentan reactancias altas que caracterizan su funcionamiento: detener el cambio de la corriente mediante la creación de una corriente eléctrica compensatoria en sentido contrario. Es decir, si los electrones cambian bruscamente de sentido al moverse la bobina, el componente reactivo trata de evitarlo moviendo los electrones en el sentido contrario. El resultado depende de la velocidad del cambio; de la frecuencia.