Etapas Poéticas de Miguel Hernández

La tercera etapa es Guerra y Cárcel. Llega la guerra civil y la poesía de Miguel Hernández se convierte en un arma de combate. Se inicia una etapa de poesía comprometida. Destaca el libro Vientos del Pueblo. Irrumpe el dolor por la tragedia de la guerra con un lenguaje más claro, más directo y con menor preocupación estética. En la cárcel compone Cancionero y romancero de ausencias, en el que depura su expresión, inspirándose en la lírica popular. Otra vez nos habla del amor, ahora a la esposa y al hijo, un amor que es frustrado por la separación. Aparecen otros temas que son su situación como prisionero y las consecuencias de la guerra. De esta época destacan las “Nanas de la cebolla”, poema dedicado al hijo que le da fuerzas para seguir.

Elegía a Ramón Sijé: Un Canto a la Amistad

Elegía a Ramón Sijé es la gran composición de El Rayo que no cesa y es una elegía, concretamente un planto, poema dedicado a la muerte de una persona, específicamente a Ramón Sijé, amigo del poeta.

El tema central es el dolor por la muerte del amigo, un amor inconmensurable.

Estructura Interna de la Elegía

Atendiendo a la estructura interna, el poema puede dividirse en tres partes bien diferenciadas:

  • Primera parte (versos 1-21): Los 7 primeros tercetos. El poeta se refiere a la muerte del compañero y a su propio estado de ánimo, como se observa en la alternancia de pronombres de primera y segunda persona. El poeta llora por la muerte del ser querido a la vez que lamenta el estado en que ha quedado él mismo, solo, desesperado: “yo quiero ser llorando el hortelano” (v. 1), “no hay extensión más grande que mi herida” (v. 13). Hay un tono de resignada tristeza, que en el séptimo terceto se va convirtiendo en rebeldía contra la muerte por haberse llevado al amigo tan joven, tan pronto: “temprano levantó la muerte el vuelo” (v. 19).
  • Segunda parte (versos 22-33): Del octavo al decimoprimer terceto. El poeta, ante tal injusticia, no halla perdón: “no perdono…” y desea venganza: “en mis manos levanto una tormenta” (v. 25), hasta tal punto que se plantea la locura de desenterrarlo para revivirlo: “quiero escarbar la tierra con los dientes” (v. 28).
  • Tercera parte (versos 34-49): A partir del decimosegundo terceto. La calma se restablece en el desolado espíritu del poeta, cambia el tono. Pasamos del presente al futuro: “volverás” (v. 34). El amigo, que al principio yace inmóvil, ahora dulcificado, atenuado, ya no tiene los mismos deseos y descarta la rabia, desea el regreso del alma del amigo y lo llama para dialogar como antes: “a las aladas almas de las rosas // del almendro de nata te requiero” (v. 45-46).

Estructura Externa

Con respecto a la estructura externa, consta de 49 versos repartidos en 15 tercetos encadenados con rima consonante A,B,A B,C,B C,D,C… y un serventesio final OP OP, de forma que ningún verso queda suelto.

Recursos Literarios en la Elegía

Muchos son los elementos que dan literalidad al texto y la hipérbole es uno de los más destacados del poema, sobre todo en la primera parte: “Por doler, me duele hasta el aliento” (v. 9), “Siento más tu muerte que mi vida” (v. 15), para destacar el dolor intenso que le produce la muerte del amigo.

Hay metáforas referidas a la muerte: “manotazo duro, golpe helado, hachazo invisible, empujón brutal” (cuarto terceto).

Las anáforas (v. 19-21, 22-24) insisten en la injusta muerte temprana (“temprano”) y el dolor que impide el perdón (“no perdono”). Además de las anáforas, hay paralelismos. En los versos del 18 al 33 hay una aliteración de la R que lleva el dolor hasta un punto extremo cuando pretende desenterrar al amigo.

En la tercera parte, cuando el dolor se va convirtiendo en esperanza, el léxico se va endulzando y se suaviza, así lo vemos en metáforas como “almendras espumosas”. En esta parte relata la naturaleza con la que se ha fundido el amigo: “ceras, flores, ovejas, natas, terciopelo…”. “Aladas almas de las rosas” (v. 46). La forma verbal “Te requiero” tiene una doble interpretación: “volver a querer” y “requerir, llamar, reclamar”.

Conclusión

En definitiva, no solo el contenido, sino los recursos formales de esta última parte también han cambiado. El huerto constituye una metáfora del paraíso, en este caso la Tierra, al que el amigo accederá de un modo sutil: “por los altos andamios de las flores” (v. 25). El final sirve para expresar el deseo del encuentro que incluye una esperanza imposible.

El poema es un canto fúnebre, en el que el poeta entierra parte de su yo poético y la influencia lírica que su amigo Ramón Sijé le había enseñado, y de las que se había alejado para tomar un nuevo rumbo poético marcado por Neruda. En este sentido, los expertos lo consideran un poema de remordimiento y de reconciliación espiritual que ha acabado como ejemplo de fraternidad y de grandeza poética.

Este poema es un canto a la amistad, esos valores en la actualidad…