Tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930, Alfonso XIII encargó al general Berenguer formar gobierno, con el objetivo de restaurar el orden constitucional de 1876. Sin embargo, esta decisión generó una fuerte oposición, especialmente por parte de los firmantes del Pacto de San Sebastián. Tras su destitución, el almirante Aznar asumió la jefatura del gobierno y convocó elecciones municipales para abril de 1931. La victoria republicana en las principales ciudades llevó a la proclamación de la II República española el 14 de abril. El monarca abdicó y se exilió, acusado de traición.

El Gobierno Provisional y las Primeras Reformas

Se formó un gobierno provisional liderado por Alcalá Zamora, integrado por representantes de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián. Entre las primeras medidas se incluyó la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes. En el ámbito militar, se cerró la Academia General Militar, se derogó la Ley de Jurisdicciones, se suprimieron los ascensos por mérito de guerra, se incentivó el retiro voluntario manteniendo el salario y se creó la Guardia de Asalto. En cuanto a la educación, se crearon miles de escuelas públicas y laicas, la enseñanza religiosa dejó de ser obligatoria y se aumentó el salario de los profesores. En el ámbito laboral, se crearon los Jurados Mixtos a nivel rural, obligando a los propietarios de tierras a cultivarlas y contratar a braceros locales.

La Cuestión Marroquí y sus Consecuencias

Tras la Conferencia de Algeciras (1906), España y Francia delimitaron sus áreas de influencia en Marruecos. España controló y explotó el territorio, lo que provocó enfrentamientos con los rifeños y una rebelión en 1909. Para sofocarla, Maura envió un ejército de reservistas, lo que generó gran oposición. El Desastre del Barranco del Lobo y otros acontecimientos desembocaron en una huelga general revolucionaria en Barcelona, conocida como la Semana Trágica. Más tarde, la expansión por las zonas de Annual y Xauen llevó al Desastre de Annual (1921), donde las tropas españolas fueron masacradas. La investigación posterior, el Expediente Picasso, no solo responsabilizó a Silvestre, sino que también señaló a la figura del rey. Sin embargo, el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923 interrumpió el proceso. Bajo su dictadura, se produjo el desembarco francoespañol en Alhucemas en 1925, que derrotó a los marroquíes de Abd el Krim.

La Constitución de 1931

En junio de 1931 se celebraron elecciones, donde los partidos más votados fueron los socialistas y el partido Radical de Lerroux. Las Cortes aprobaron la Constitución de 1931, que estableció:

  • Una “República democrática de trabajadores de todas clases”.
  • Soberanía popular.
  • Sufragio universal masculino y femenino.
  • Extensa declaración de derechos y libertades.
  • Derecho a la educación pública, laica y gratuita.
  • Protección del trabajo.
  • Poder legislativo a cargo de Cortes unicamerales.
  • Poder ejecutivo en un presidente de la República y un jefe de Gobierno.
  • Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
  • Autonomía de las regiones.
  • Estado laico: separación de la Iglesia y el Estado.

El Frente Popular y el Camino a la Guerra Civil

Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones para febrero de 1936, en las que venció el Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda. Azaña, como jefe de gobierno, concedió la amnistía general a los presos de la revolución de 1934, restableció la Generalitat de Cataluña y retomó las reformas laborales y agrarias. Sin embargo, los conflictos sociales se intensificaron, con ocupaciones de tierras y actos violentos. Alcalá Zamora fue destituido y Azaña fue nombrado presidente de la República, con Casares Quiroga como jefe de gobierno. La violencia callejera y los crímenes políticos aumentaron, y el asesinato de José Calvo Sotelo desencadenó el levantamiento militar contra la República, liderado por el general Mola el 17 de julio desde Marruecos. Esta sublevación dio inicio a la Guerra Civil Española.