Reinado de Alfonso XII: el sistema canovista y la Constitución de 1876

Durante el Sexenio Revolucionario se generó una sensación de desgobierno que algunos sectores sociales interpretaron como una amenaza al orden social liberal-conservador. Por esa razón, durante la «dictadura» del general Serrano en 1874, el ejército, la Iglesia y las clases altas y medias apostaron por una solución más parecida al contexto internacional y más conveniente para sus intereses de clase: la restauración monárquica en la persona de Alfonso XII.

La Restauración se inició con un pronunciamiento militar a cargo del general Martínez Campos (Valencia, diciembre de 1874), que facilitó la vuelta al trono de los Borbones, en la persona de Alfonso XII. Sin embargo, el auténtico arquitecto del sistema fue Antonio Cánovas del Castillo, un político que había pasado por la Unión Liberal y el partido alfonsino durante el Sexenio, etapa en la que comienza a fraguar un sistema inspirado en la doctrina inglesa de la balanza de poderes, según la cual la estabilidad de una nación pasa por el equilibrio entre fuerzas contrapuestas de similar poder: Corona y Parlamento por un lado y partido gobernante y partido de la oposición por el otro, dos partidos que se irían turnando en el poder, (lo conseguido por un partido no debía ser ignorado o suprimido por otro). Las elecciones representaban un mero trámite con el que se pretendía dotar la decisión del Rey de cierta legitimidad popular (debido al falseamiento de las votaciones). Precisamente la presentación del nuevo monarca ante la opinión pública fue preparada por el propio Cánovas a través del conocido como Manifiesto de Sandhurst (1874), en el que prometía implantar un régimen constitucional y parlamentario frente a la inestabilidad de la República: orden, patriotismo, religiosidad católica y liberalismo doctrinario.

Los partidos del sistema

  • El Partido Conservador tuvo su origen en el partido alfonsino, creado por Cánovas en las elecciones de 1869, y estaba formado por moderados, sectores conservadores de la Unión Liberal, algunos progresistas moderados y parte del sector católico. Era un partido muy estructurado y cohesionado. En sus bases sociales este partido estaba formado por la aristocracia, grandes propietarios agrarios y la burguesía financiera. Este partido estuvo liderado por Cánovas hasta su muerte en 1897.
  • El Partido Liberal era un grupo más fragmentado y heterogéneo, pues no dejaba de ser un conglomerado de la oposición más moderada. Nació de una separación de los antiguos progresistas de derechas y sectores avanzados de la Unión Liberal. En sus bases sociales este partido estaba formado por burguesía industrial y comercial, profesiones liberales, altos funcionarios y clases medias. Este partido estuvo liderado por Sagasta.

Sin embargo, Cánovas no tuvo en cuenta a todas las fuerzas sociales y políticas que aparecieron en este periodo y les impidió el acceso al poder, entre estos grupos destacan:

  • Los republicanos radicales de Muñoz Zorrilla, los unitarios de Emilio Castelar y los federales de Pi i Margall muestran la fragmentación del republicanismo después de 1876.
  • A la derecha se situaba el carlismo, también dividido tras la derrota de 1876.
  • Completamente al margen del sistema estaban los movimientos de base obrerista, tanto socialista como anarquista. Solamente al final de la Restauración los partidos obreristas comenzaron a tener cierto peso electoral y alguna representación parlamentaria.

Objetivos de Cánovas

Cánovas se propuso varios objetivos: elaborar una constitución y desarrollar un sistema político basado en el bipartidismo y pacificar el país poniendo fin a la guerra carlista y al conflicto cubano (Paz y Orden). El ejército, a cuyo mando supremo estaba el rey, debía quedar al margen de la política, acabando con la continua intromisión militar en la vida política que había caracterizado el siglo XIX hasta el momento. La primera medida política de importancia fue la convocatoria de elecciones para unas cortes constituyentes ya que la Constitución de 1869 había quedado sin efecto tras la proclamación de la República. Estas elecciones se hicieron por sufragio universal, pero posteriormente se volverá al sufragio censitario. Se trató de una Constitución de carácter muy conservador.

La Constitución de 1876

Se caracteriza por:

  1. Soberanía compartida entre las Cortes y el rey (como en la Constitución de 1845).
  2. Se consideraba a la monarquía como una institución superior, incuestionable, permanente y al margen de cualquier decisión política. El rey poseía atribuciones muy amplias: derecho de veto, nombramiento de ministros, jefe del Ejército, iniciativa legislativa, poder para convocar a las Cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el gobierno. De esta manera el monarca se sitúa por encima del gobierno.
  3. Las Cortes eran bicamerales (Senado y Congreso de los Diputados). El Congreso de los Diputados era elegido por votación popular. Aunque aquí no se establece el tipo de sufragio, en una ley posterior se estableció el voto censitario y más tarde universal masculino. El Senado estaba formado por senadores por derecho propio o vitalicio, lo que daba opción al rey para nombrar a los senadores. Ambas cámaras compartían con el rey la iniciativa legislativa.
  4. El poder judicial residía en los Tribunales de Justicia, que la ejercían en nombre del Rey. Se establecía una uniformidad para todos los españoles, lo que supuso el fin de los privilegios forales del País Vasco.
  5. Se proclama la confesionalidad católica del Estado, aunque toleraba las otras religiones siempre que no se hiciese manifestación pública de ellas. El Estado se compromete a mantener económicamente al clero.
  6. Declaración de derechos y deberes de los españoles. La declaración de derechos se caracterizó por su sobriedad y quedaban a decisión del rey, quien podía restringirlos o suspenderlos (especialmente los derechos de imprenta, expresión, asociación y reunión).

El Turnismo

En el poder, conservadores y liberales establecieron un sistema de rotación en el poder. Cuando el partido que estaba en el poder se veía sometido a fuertes presiones internas, el rey llamaba a gobernar a otro partido. Este pacto entre los partidos garantizaba su turno en el poder de manera pacífica, ya que el cambio de gobierno se realizaba por decisión del rey, dando igual el tipo de sufragio existente. Para cambiar de gobierno, se preparaban nuevas elecciones que se caracterizan por ser manipuladas para que el resultado beneficiara al nuevo gobierno. Este falseamiento se realizaba a través del encasillado, que era un acuerdo previo entre los dos partidos sobre el reparto de los diputados. En el momento de las elecciones se recurría al pucherazo, que consiste en la manipulación de los votos. Este falseamiento de los votos era posible gracias al alto índice de analfabetismo y al desinterés de la población. Además, la dependencia campesina de los terratenientes daba lugar al caciquismo, en donde los grandes propietarios coaccionaban a los campesinos que dependían económica y laboralmente de ellos.

El dominio del Partido Conservador (1876-1881)

La primera etapa de este nuevo periodo estuvo marcada por el predominio de los gobiernos conservadores presididos por Cánovas del Castillo. Esta etapa es conocida como “dictadura canovista” (1875 – 1881). Su objetivo era doble: garantizar la consolidación de la monarquía recién restaurada y construir un sistema político de orden y fuertemente centralizado. Las actuaciones más importantes del gobierno fueron:

  • La victoria militar sobre los carlistas. Cánovas consiguió que el general Cabrera, general carlista, reconociera a Alfonso XII como legítimo rey de España.
  • La abolición definitiva de los fueros vascos y navarros (1876), aunque siguieron teniendo privilegios económicos. Esta abolición provocó el surgimiento del movimiento fuerista que pedía la restitución de los privilegios forales y la defensa de la lengua vasca.
  • La pacificación de Cuba. En 1878, se consigue sofocar la insurrección de los independentistas cubanos. Cuba se convierte en una provincia española, se indultó a los independentistas y se abolió la esclavitud en Cuba.
  • Designación gubernamental de los alcaldes con más de 30.000 habitantes. Esto se realiza para reforzar el control del gobierno sobre las ciudades más grandes, donde el fraude electoral era más complicado.
  • Establecimiento de un arancel aduanero, para aumentar las tasas, reforzar el proteccionismo y defender los productos españoles frente a la competencia extranjera.
  • Implantación del sufragio censitario y aumentar la mayoría de edad a los 25 años.
  • La política educativa del ministro Orovio exigió a los profesores universitarios que jurasen fidelidad al gobierno y se atuviesen en sus explicaciones a lo establecido. Esta medida llevó a desposeer de sus cátedras a varios catedráticos krausistas, como Giner de los Ríos, junto a otros que fundaron en 1876 la Institución Libre de Enseñanza.
  • El recorte de libertades se plasmó en medidas de control de la libertad de expresión y de imprenta. Mediante una férrea censura en la prensa, sobre todo la republicana, con cierres, suspensiones y juicios, se trató de acallar las protestas.

La consolidación del sistema (1881-1885)

En 1881 comenzó a funcionar el turno de partidos. Los liberales estaban impacientes tras permanecer más de seis años en la oposición, presionaron a Cánovas y al rey para que les facilitaran el acceso al poder. Cánovas cedió el gobierno a los liberales de Sagasta. Las líneas básicas de su gobierno fueron:

  • Hacienda. Sagasta apoyó una política librecambista que fue atacada por los sectores proteccionistas, especialmente por los industriales catalanes y vascos, que se beneficiaban de la protección de sus productos frente a las importaciones exteriores. También mejoró el sistema monetario, lo que favoreció el papel de la peseta tras su depreciación.
  • Administración local. Una ley de 1882 amplió el sufragio, pero el incumplimiento de su promesa de conseguir el sufragio universal propiciaría la crisis y la vuelta al poder del Partido Conservador en 1885. Se reorganizaron las finanzas de ayuntamientos y diputaciones.
  • Libertad de imprenta. La ley de imprenta de 1883 sustituyó a la de 1879. Suprimió las legislaciones especiales que limitaban la libertad de la prensa, lo que favoreció la libertad de expresión.
  • Instrucción. La reforma educativa planeada por Sagasta no se llevó a cabo en plenitud, ya que, aunque permitió que los profesores krausistas miembros de la Institución Libre de Enseñanza volvieran a sus cátedras, no se redujo la creciente presencia de la Iglesia en el sistema educativo.

El gobierno de Sagasta finalizó en 1883, a causa de una doble crisis: un enfrentamiento diplomático con Francia tras una visita de Alfonso XII a Alemania; y la sublevación militar republicana del verano de 1883, que fracasó y fue reprimida.

La última etapa del reinado de Alfonso XII dio el gobierno a Cánovas, quien tuvo que afrontar un conflicto diplomático con Alemania por las islas Carolinas, la epidemia de cólera de 1885 y la crítica situación social que analizó la Comisión de Reformas Sociales creada en 1883 por el ministro liberal Moret.

El rey moría el 25 de noviembre de 1885 y se abría un nuevo período, el de la regencia de su viuda María Cristina de Habsburgo-Lorena. Los protagonistas de la Restauración se pusieron de acuerdo para estabilizar la situación política. Para evitar el regreso de Isabel II al trono y asegurar la corona para el hijo de María Cristina, se llegó a un acuerdo de turno pacífico en el poder, en el llamado Pacto de El Pardo, por el que Cánovas cedía el gobierno al Partido Liberal. Con este turno pacífico el sistema se consolidaba, mientras que la regente se mantuvo al margen del juego político. De esta forma la continuidad quedaba asegurada con la regencia de la reina viuda, y garantizó la sucesión de su hijo, el futuro Alfonso XIII.