Contexto de la Obra de Kant

A) El Texto en la Obra de Kant y su Pensamiento

Este texto pertenece al prólogo de la segunda edición de la obra de Kant Crítica de la razón pura, publicada en 1787. Hubo dos prólogos para esta obra, el primero en 1781 y el segundo en 1787. Tras estos prefacios y una introducción, la obra se estructura de la siguiente manera:

  • Doctrina trascendental de los elementos:
    • Estética trascendental: estudia la sensibilidad y demuestra que la matemática puede ser ciencia.
    • Lógica trascendental: se subdivide en:
      • Analítica trascendental: estudia el entendimiento y fundamenta la física como ciencia.
      • Dialéctica trascendental: estudia la razón y rechaza que la metafísica pueda ser ciencia.
  • Doctrina trascendental del método.

Según el propio Kant, el propósito de esta obra era que la filosofía experimentara su propia “revolución copernicana”. Cuestionar la razón como facultad de conocer y tomar conciencia de las limitaciones de la propia filosofía, en tanto que la metafísica quiere acceder a la condición de ciencia. La doctrina de Kant, como fundador del criticismo, y de sus inmediatos continuadores forma la tercera etapa de la filosofía moderna. Nació en 1724 en Königsberg (actualmente Kaliningrado) y murió en 1804. Su obra había alcanzado ya gran difusión y comenzaba a extenderse por toda Europa. Sus obras podemos clasificarlas en dos periodos:

  • Periodo precrítico: en el que Kant sigue la estela de Leibniz y de Newton.
    • 1755. Historia general de la naturaleza y teoría del cielo.
    • 1756. Sobre la monadología física.
    • Entre otras obras…
  • Periodo crítico: donde encontramos sus grandes obras.
    • Crítica de la razón pura (ya mencionada).
    • 1788. Crítica de la razón práctica.
    • 1790. Crítica del juicio.
    • 1785. Fundamentación de la metafísica de las costumbres.

B) El Pensamiento de Kant en la Historia de la Filosofía y su Época

La filosofía de Kant se enmarca dentro del proyecto de la Ilustración como un intento de liberar al hombre de sus “pleitesías” mediante el uso de la razón. El periodo histórico que reconocemos con el nombre Ilustración se desarrolló desde la segunda Revolución inglesa, conocida como la Gloriosa (1688) hasta la Revolución francesa de 1789. Su característica más destacada es una confianza absoluta en que la razón puede resolver todos los problemas humanos, tanto los de índole político-social, como religioso, así como la potenciación del progreso científico.

La filosofía de Kant hay que entenderla como una tarea de clarificación de la razón y se dice que es “crítica” ya que se propone aclarar cuál es el funcionamiento de la razón y, fundamentalmente, cuáles son sus límites.

Por eso, la palabra mágica de todo ilustrado es educación. Educar al pueblo para, según los ideales cosmopolitas, alcanzar la libertad y formar conciencias críticas. A ello contribuyó la Enciclopedia de D’Alembert y Diderot, también denominada Diccionario de las ciencias, artes y oficios, con el que pretendía recoger el saber de su tiempo y difundir la cultura, además de proporcionar instrucción e información. Por tanto, las raíces del pensamiento de la Ilustración las encontramos en el siglo XVIII con la influencia de dos corrientes importantes en la filosofía:

  • Los racionalistas: proponen un conocimiento universal y necesario basado en la razón. Prescinden de la experiencia.
  • Los empiristas: consideran que es la experiencia la única herramienta válida para el conocimiento, lo que le lleva a negar la posibilidad del conocimiento universal y necesario y a fiarse únicamente de los sentidos.

La concepción kantiana e ilustrada de la razón surgió favorecida por la imagen heroica de un Copérnico o un Galileo oponiéndose al prejuicio y la superstición, esto es, conectadas al ideal moderno de autonomía. Kant toma como modelo de conocimiento verdadero la física de Newton. Además de la ya mencionada importancia de Newton en su pensamiento, Kant recibió la influencia de Hume que le produjo el despertar de su sueño dogmático, alejándose del dogmatismo de los racionalistas. Recogerá, también, influencias de Rousseau por su amor a la democracia y su optimismo antropológico y de Platón por la semejanza de sus ideas con las ideas puras. Concluiremos con la huella de este pensador en la historia de la filosofía: en primer lugar, será el maestro para la escuela neokantiana del siglo XIX, en la que buscaban recuperar la filosofía original de Kant, su crítica al conocimiento frente al predominio de la metafísica. Por un lado, se darán nuevas soluciones al problema del noúmeno en el que se interesarán todos los idealistas posteriores como Hegel, Fichte y Schelling. Por otro, la idea de una razón práctica y del sujeto como fin en sí mismo llevará a Marx a realizar su crítica al capitalismo. Además, el tema del noúmeno como incognoscible dará lugar a una lectura irracionalista por parte de Schopenhauer, quien a su vez influirá en Nietzsche.

Metafísica y Ciencia según Kant

Para que un juicio sea considerado científico debe cumplir dos condiciones según Kant: que aumente nuestros conocimientos y que posea validez necesaria y universal. Su validez no puede proceder de la experiencia, pues ésta es cambiante, y sólo proporciona verdades resultado de generalizaciones probables. Por lo tanto, los juicios científicos han de ser sintéticos a priori, juicios en los que el predicado no esté incluido en el sujeto de la oración, como ocurre en los juicios analíticos, y que permitan establecer conexiones desconocidas hasta el momento. Esta conexión no debe realizarse basándose en la experiencia, sino con independencia de la experiencia, a priori.

Las matemáticas tratan del espacio y del tiempo. La geometría analiza las propiedades del espacio, la aritmética las del tiempo. Dado que el espacio y el tiempo son las condiciones en las que ha de darse todo fenómeno, las propiedades del espacio y del tiempo han de transmitirse necesariamente a todo fenómeno que pueda darse en ellos, (del mismo modo que el molde de la magdalena imprime su forma a la masa vertida en él, utilizando una burda comparación). De este modo, todos los conocimientos de las matemáticas han de ser universales y necesarios, puesto que todos los fenómenos han de darse necesariamente en el espacio y en el tiempo. De esta forma son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.

Los juicios sintéticos a priori son posibles en las ciencias naturales porque se basan en las categorías. El ejemplo que pone Kant es: “todo cambio ha de tener una causa”. Es un juicio sintético, ya que la noción de cambio no incluye la de causa; y es un juicio a priori, independiente de la experiencia, y por lo tanto universal y necesario, se funda en la categoría de causalidad. Del mismo modo que la sensibilidad impone al objeto las estructuras trascendentales del espacio y el tiempo, el entendimiento impone al objeto las formas trascendentales del entendimiento o categorías.

En consecuencia, no podremos conocer nunca los objetos tal como son en sí mismos, es decir, como noúmenos, sino solamente tal como se presentan a nosotros a través de esas estructuras trascendentales de la sensibilidad y del entendimiento es decir, como fenómenos.

Al examinar la posibilidad de la metafísica, Kant tiene a la vista la metafísica dogmática racionalista de Wolff. La metafísica es un conocimiento puramente racional, que prescinde de los datos sensibles. La metafísica es el intento de liberar a nuestros conceptos de las limitaciones de la mera observación.

Es imposible un conocimiento de las cosas en sí mismas, y en concreto del alma, del mundo como totalidad y de Dios, aunque estas ideas nos permiten unificar nuestro conocimiento de los fenómenos, no las podemos conocer, ya que no poseemos ninguna intuición de ellas, sólo poseemos la intuición sensible, que sólo nos permite conocer los fenómenos de la naturaleza.

La metafísica se reduce como mucho a un simple análisis de conceptos, que no consigue alcanzar la realidad. La metafísica es imposible como ciencia, aunque exista una tendencia natural inevitable a aplicar las categorías del entendimiento más allá de la sensibilidad, intentando alcanzar el conocimiento absoluto, que no podemos obtener.

A la metafísica le queda un papel crítico o regulativo que pretende eliminar el dogmatismo, para salvaguardar las pretensiones de la moral y de la religión, y evitar la pura especulación al señalar los límites del conocimiento científico. No es posible el conocimiento metafísico de la realidad, conocimiento puramente racional, pero sí conocer la fuente del error metafísico. Y positivamente impulsa al ser humano a seguir investigando, tratando de encontrar una mayor unificación y coherencia entre todos sus conocimientos.

Crítica de la Metafísica Tradicional

La razón es la capacidad suprema de pensar, elabora razonamientos, es decir, relaciona juicios. La razón busca la construcción de juicios cada vez más generales, en busca de principios o leyes que abarquen el mayor número posible de fenómenos. Esta búsqueda de los principios últimos bajo los cuales se pueda comprender toda la realidad es llamada por Kant la búsqueda de lo incondicionado, ya que se supone que ese principio último es la condición de todos los fenómenos y, a su vez, no depende de ninguna otra causa. A estos conceptos puros a priori de la razón, les llamará Kant ideas trascendentales.

Si analizamos las formas del silogismo podremos deducir los conceptos a priori de la razón. Para Kant razonamiento equivale a silogismo, la lógica apenas había avanzado desde Aristóteles. Concluye que hay tres ideas trascendentales: alma, mundo y Dios. Mediante la idea de alma, dice Kant, unificamos todos los fenómenos del psiquismo; es la condición incondicionada de todos los fenómenos psíquicos (es decir, todos los fenómenos que tienen lugar en mi psiquismo han de ser remitidos a un yo). Mediante la idea de mundo unificamos todos los fenómenos de la experiencia; la idea de mundo es la condición incondicionada de todos los fenómenos de la experiencia (es decir, todos los fenómenos de experiencia tienen lugar en el mundo). Mediante la idea de Dios unificamos la totalidad de los fenómenos psíquicos y de la experiencia en una única causa de la que dependen y por la que son explicados (Dios es la condición incondicionada de la existencia del alma y el mundo, su causa última). La disciplina metafísica que tiene por objeto al sujeto pensante es lo que llama Kant psicología racional: La cosmogonía tiene al mundo por objeto y la teología a Dios.

La psicología racional concluye que el alma es una substancia simple, única y está en relación con el mundo exterior. La cosmología da lugar a antinomias:

Primera antinomia:

  • Tesis: El mundo tiene un comienzo en el tiempo y es limitado en el espacio.
  • Antítesis: El mundo no tiene comienzo en el tiempo y no es limitado en el espacio.

Segunda antinomia:

  • Tesis: Toda sustancia compuesta consta de partes que son indivisibles. En estas partes indivisibles es en lo que consiste el mundo, y fuera de ellas no existe nada más.
  • Antítesis: Ninguna cosa compuesta consta de partes simples, y nada en absoluto puede hallarse que sea simple.

Tercera antinomia:

  • Tesis: La causalidad que está de acuerdo con las leyes de la naturaleza no es la única forma de causalidad, hemos de suponer otra forma de causalidad que es la libertad.
  • Antítesis: Mantiene que no hay libertad y que todo lo que sucede en el mundo, sucede de acuerdo con las leyes de la naturaleza.

Cuarta antinomia:

  • Tesis: Hay un ser que existe necesariamente como una parte del mundo o como su causa.
  • Antítesis: Un ser absoluto y necesariamente existente no puede ser ni una parte del mundo ni su causa.

En las antinomias la razón está en conflicto consigo misma. Se basan en considerar la realidad unas veces como fenómeno y otras como noúmeno.

Estas ideas trascendentales nos ayudan a unificar en el pensamiento la totalidad de los fenómenos, sin embargo, al no poseer intuición ninguna de estas realidades (Dios, alma, mundo) esas ideas trascendentales no nos ofrecen ningún conocimiento. Son conceptos puros, sin ningún contenido.

La razón se cree capaz de alcanzar el conocimiento de esos principios últimos, incondicionados, de todo lo real; y cae en todo tipo de contradicciones: son las antinomias y paralogismos de la razón pura.

Puesto que no hay nada empírico que corresponda a estas ideas, es imposible para el entendimiento formar por sí mismo la menor imagen de los objetos. La ilusión trascendental se produce cuando la razón hace un uso inadecuado de las categorías, al aplicarlas a estas ideas, pues las considera como objetos y llega a conclusiones ilusorias y contradictorias. Pero dado que una ilusión trascendental tiene sus raíces en la esencia de la razón, es inevitable.

Como resultado se sigue la distinción de todos los objetos en fenómenos y noúmenos. Por fenómeno entiende Kant el objeto tal como es percibido por nosotros una vez que los contenidos de la sensación han sido sometidos a las formas trascendentales del espacio y el tiempo, por lo que respecta a la sensibilidad, y a las categorías por lo que respecta al entendimiento. La única forma posible de conocimiento, para nosotros, es el conocimiento de la realidad como fenómeno. Lo que sea esa realidad considerada “en sí misma”, en cuanto noúmeno, es decir, independientemente de nuestro modo de conocerla, es algo que está fuera de nuestro alcance. Las categorías del entendimiento sólo se pueden aplicar a contenidos procedentes de la intuición sensible, ya que no hay ningún tipo posible de intuición intelectual.