El Arte del Renacimiento

El Renacimiento es un período cultural que, hacia el año 1400, se empieza a desarrollar en Italia, donde se consolida a lo largo del siglo XV (quattrocento) y alcanza su plenitud en el siglo XVI (cinquecento), al tiempo que empieza a difundirse por el resto de Europa. Los principios que definen este movimiento artístico (razón, secularización de la sociedad y el conocimiento de la naturaleza) venían anunciándose desde mucho antes en los denominados “renacimientos” medievales. El acceso al pensamiento escrito acercó el saber y el conocimiento a la sociedad, que pudo crear una conciencia crítica con las verdades absolutas dominantes hasta entonces. El arte se pone al servicio de esta clientela que compra obras para su disfrute personal y para embellecer la ciudad en la que habitan. Las relaciones entre el cliente y el artista cambian, nacen los mecenas (que mantienen a los artistas) y los artistas dejan de ser artesanos y logran el reconocimiento.

También hay una nueva concepción de la obra de arte. El ideal no es ser fiel a la naturaleza, sino la búsqueda de la belleza y, por ello, la obra se somete a los principios científicos de la óptica y la geometría: nace la perspectiva. Se toman los modelos clásicos pero se concilian con las necesidades de la época actual.

La evolución del Renacimiento Italiano, propulsor de este estilo, se puede dividir en tres etapas:

  1. El quattrocento es el siglo de la experimentación y de desarrollo teórico, gracias a la recuperación de los textos clásicos. El centro creativo se localiza en Florencia.
  2. El cinquecento es la época de plenitud, de los grandes genios. Roma se convierte en el centro del mundo artístico gracias al mecenazgo de los papas.
  3. El manierismo, en la segunda mitad del siglo XVI, es la etapa de transición hacia un nuevo estilo. Es el momento de la interpretación más personal y, en ocasiones, subjetiva del lenguaje artístico.

Arquitectura del Quattrocento

El inicio de la arquitectura renacentista se distingue por la importancia de los monumentos clásicos y de sus tratados teóricos. Una de las principales fuentes teóricas que sirvió como inspiración y referencia fue el tratado de arquitectura romana de Vitrubio, frecuentemente editado en estos años. También los dibujos de las ruinas o edificios antiguos junto a las referencias literarias fueron decisivos para la formulación del sistema arquitectónico renacentista. Los arquitectos del siglo XV conciben el edificio como un proyecto global, por ello se valora especialmente la actividad intelectual, el proyecto.

Principales representantes:

Brunelleschi

Fue un hombre polifacético: arquitecto, orfebre, investigador de la perspectiva y las ruinas clásicas y además un gran conocedor del sistema constructivo gótico. Sus creaciones artísticas se caracterizan por la escasa ornamentación y el interés por la proporción del espacio. La obra más destacada es la Cúpula de Santa María del Fiore, que cierra el crucero de la catedral gótica. Con un diámetro de 42 metros, levanta una airosa cúpula sobre un tambor octogonal que, a diferencia de las cúpulas clásicas, no queda embutida entre gruesos muros, sino que se recorta limpia en el exterior. El proyecto es una cúpula de nervios, al estilo gótico, que ofrece un perfil apuntado, reforzados con ligaduras horizontales concéntricas. En realidad se trata de una doble cúpula o de dos cúpulas separadas por un espacio interior que sirve para aligerar el peso.

Inspirándose en las basílicas romanas construye las Iglesias de San Lorenzo y del Espíritu Santo, en las que el espacio se racionaliza buscando la perfección geométrica. Ambas de planta basilical de tres naves separadas por arquerías que reposan sobre columnas clásicas. Pero la que sin duda es su obra más renacentista es la Capilla Pazzi de planta cuadrada con cúpula sobre pechinas y un pórtico en el que el arco central rompe el dintel.

Michelozzo

Fija las características del palacio renacentista, alejado de la apariencia defensiva o militar. Los alzados, marcadamente horizontales, se organizan en pisos diferenciados mediante el uso de diferentes aparejos. En el interior las estancias se organizan en torno a un patio central. Su obra más destacada es el Palacio Medici-Ricardi.

Alberti

fue uno de los pilares de la estética renacentista tanto en su faceta artística como por los múltiples tratados que escribió. En sus obras supo conjugar el lenguaje clásico con el medieval, como demuestra en al fachada de Santa María Novella, a la que logra dar una solución unitaria utilizando volutas para pasar del cuerpo inferior, más ancho, al superior ms alto y estrecho. Su obra de mayor envergadura es la Iglesia de San Andres de Mantua cuya fachada se concibe como un arco triunfal rematado por un frontón. En el interior un gran espacio longitudinal se cubre con bóveda de cañón continua y artesonada.