Exploración de la Arquitectura Romana: Innovaciones, Obras y Legado
El arte romano, ecléctico y de naturaleza pragmática, tiene sus orígenes en la península itálica, específicamente en Etruria (la actual Toscana). Allí se desarrolló una importante civilización en la primera mitad del I milenio a.C., con un importante acervo cultural y artístico. Dos son los grandes logros de la arquitectura romana: por una parte, el sentido del utilitarismo y, por otra, el afán por expresar la realidad.
Entre las principales aportaciones romanas destaca su nueva concepción del espacio y su carácter mixto. Esto se traduce en la alternancia de sistemas constructivos adintelados o abovedados, según el tipo de edificio, con un sentido monumental y práctico que valora los espacios interiores. Los romanos utilizaron diversos materiales, pero fundamentalmente tres: la piedra, el ladrillo y el hormigón.
1. La Arquitectura Civil
El Urbanismo y la Casa Romana
El foro, principal espacio público de la ciudad, y el resto de las calles se disponían paralelas o perpendiculares a las anteriores. En el foro se erigían los edificios civiles y religiosos más destacados, componiendo en su conjunto el marco funcional para el desarrollo político y social de la ciudad.
Las Obras de Ingeniería
Las Calzadas: Vías de comunicación creadas por los romanos para conectar los extensos territorios del Imperio, como la Vía Augusta o la Vía Plata en la península Ibérica.
Los Puentes: Salvaban desniveles por los que discurrían las calzadas, como el puente de Alcántara (Cáceres), sobre las aguas del Tajo durante el imperio de Trajano (s. II d.C.); o el Pont du Gard (en Nimes, Francia), erigido durante el periodo augusteo (fines s. I a.C.).
Los Acueductos: Construcciones que servían para trasladar agua a las ciudades desde fuentes próximas. Como ejemplos significativos, señalamos el acueducto de Segovia.
Edificios Públicos
Edificios Públicos para Espectáculos
Los Teatros: Inspirados en el teatro griego, pero a diferencia de estos, los romanos construían sus teatros en su totalidad, sin aprovechar las laderas de las montañas. Solían tener forma semicircular y un fondo arquitectónico elaborado: el frons scenae. En Roma, destaca el teatro Marcelo.
Los Anfiteatros: Derivados de los teatros, pero con forma oval. Estaban destinados a los juegos con fieras o luchas de gladiadores. Entre ellos, sobresale el anfiteatro Flavio, también conocido como el Coliseo.
Los Circos: Destinados a carreras de caballos o cuadrigas. Tenían forma alargada y estaban divididos longitudinalmente por un muro central o spina, en torno al cual discurría la competición. El más famoso fue el circo Máximo de Roma. En España, se conservan los de Toledo y Mérida.
2. La Arquitectura Religiosa y Funeraria: Templos y Tumbas
Los Templos
Se construían sobre un alto pódium con amplio pórtico y cella casi cuadrangular, con columnas adosadas (pseudoperípteros). El orden más empleado en la columnata es el toscano. No obstante, los romanos construyeron otros modelos templarios de inspiración helénica, como los tholos. Entre todos los templos, destaca por su originalidad el Panteón, edificio que Agripa (general y yerno de Augusto) consagrara en el 27 a.C. a todos los dioses, de acuerdo con la nueva espiritualidad augustea de tolerancia religiosa. Presenta una estructura principal cilíndrica y cupulada con un pórtico de acceso al modo clásico. La sala central es expresión del universo celeste y el emperador, su Cosmocrator.
Las Tumbas
El rito funerario más usual fue la incineración del cadáver. El tipo más sencillo de enterramiento era la simple fosa. También eran frecuentes las esculturas alegóricas o los bustos-retrato del difunto colocados sobre un plinto. Junto a estas sepulturas populares, se alzaron también ricos mausoleos pertenecientes a las familias más acaudaladas, que respondían a tres tipos: torre, templo y columbario.
Los Arcos de Triunfo
Son una construcción típicamente romana, que servía para conmemorar algún acontecimiento importante o glorificar a un emperador victorioso. La estructura es abovedada, utilizándose elementos adintelados para su decoración. Podían constar de uno o tres ojos. Sobre los arcos, se situaba un ático destinado a la inscripción epigráfica que advertía sobre el constructor y sus hazañas. El conjunto se decoraba con relieves y podía estar rematado con esculturas exentas. En Roma, destacan los arcos de Tito (s. I d.C.), de un ojo, y los de Septimio Severo (principios del s. III) y Constantino (s. IV), de tres. En España, el arco de Bará en Tarragona corresponde al primer ejemplo; el de Medinaceli en Soria, al segundo; y el arco cuadrifronte de Cáparra en Cáceres, al último.
Las Columnas
Son también características de la cultura romana en su finalidad conmemorativa. Suelen elevarse sobre un alto plinto, no responden a un orden concreto y su fuste se decora con un friso helicoidal corrido sobre las gestas del emperador a quien se dedica. La más importante es la de Trajano, en el foro realizado por él.
4. Las Residencias Imperiales
La Domus Aurea de Nerón: Construida por el emperador Nerón tras el incendio de Roma del año 64 d.C., es una síntesis perfecta entre arquitectura y naturaleza.
La Domus Flavia: Responde a un espíritu racionalista, no exento de importantes novedades técnicas como la gran bóveda de cañón del Aula regia o la Coenatio Jovis.