Explorando el Siglo de Oro Español: Murillo, Valdés Leal y Velázquez
VII.C.4.- **Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)**
Nació en Sevilla y quedó huérfano pronto, pero esto no le impidió iniciarse como pintor y conocer a los grandes pintores de su época. Hacia 1660 era uno de los grandes pintores sevillanos, cuyo prestigio le llevó a dirigir incluso la Academia de Pintura de Sevilla. En su obra privilegia los aspectos más emotivos y sentimentales como modo de aproximarse al espectador. Embellece la realidad, anticipándose con ello al Rococó. Sus **vírgenes**, siempre puras y delicadas, sencillas en la comprensión y exquisitas. En cuanto a las técnicas de su obra, se observa una importante preocupación por el colorido. La temática de sus composiciones es esencialmente religiosa, de carácter familiar y tierno.
- Sagrada Familia del Pajarito (M. Prado, 1650).
- Inmaculada del Escorial (M. Prado, 1660-65)
- Niños comiendo fruta (Alte Pinakothek de Munich, 1645)
- Niños de la Concha (M. Prado, 1670-75)
- Niños Jugando a los dados (Bayerisches Nationalmuseum, 1665-1675)
VII.C.5.- **Juan Valdés Leal (1622-1690)**
Su estilo es típicamente barroco y con una fuerte faceta naturalista que matizaba con un marcado acento **tenebrista**. Introdujo un nuevo estilo de pintura llamado «de jeroglífico», puesto que introducía dentro del cuadro pequeñas metáforas en latín para amonestar al “lector” del cuadro. Sus dos obras más famosas las pinta en 1672 para el Hospital de la Caridad de Sevilla:
VII.D.- Escuela Madrileña
VII.D.1.- **Diego da Silva y Velázquez (1599-1660)**
Nace en Sevilla, siendo el primogénito de una familia de modestos hidalgos con más honra que dinero. Parece haber sido un joven muy dócil que mostró con precocidad sus dotes para el dibujo. Podemos estudiar la evolución de su pintura dividiéndola en las siguientes fases:
1º Entre 1611 y 1622:
Sus primeras composiciones son sencillas, con influencias manieristas y tenebristas, pero desarrollando también un barroco realista. Concede gran importancia a la naturaleza muerta y a la individualización de los personajes como en:
- Vieja friendo huevos (1618)
- Los tres músicos (1618)
- La adoración de los Magos (1619)
- Cristo en casa de Marta y María (1620)
- El Aguador de Sevilla (1621).
Vieja friendo huevos
2º Entre 1622 y 1629: Primera etapa como pintor de corte en Madrid.
Se traslada a Madrid llamado por el Conde Duque de Olivares, quien le consiguió su gran oportunidad al recomendarle para que hiciera un retrato del nuevo monarca, Felipe IV, quien quedó tan complacido que inmediatamente lo nombró pintor de la corte. En sus primeros años madrileños, el artista fue sustituyendo sus característicos tonos terrosos por una insólita gama de grises que con el tiempo sería su recurso más admirable y un vivo exponente de su genio sutil. Su paleta se aclara progresivamente y desaparece el tenebrismo anterior.
Retrato de Felipe IV (1626, M. Prado)
Hacia 1629 pintará su primer gran cuadro de tema mitológico, llamado El Triunfo de Baco, pero conocido como “Los borrachos”, porque aunque el cuadro es una representación del triunfo de Baco, la desmitificación de ese viejo tema mitológico es tan grande que se convierte en sus manos, en una estampa de las francachelas populares de la época, aunque bien pudiera ser Baco coronando a un poeta con los laureles del triunfo.
3. Entre 1629 y 1631: primer viaje a Italia.
En 1629 llega Rubens a Madrid. Velázquez mantuvo con él una buena y leal amistad. Rubens le recomienda que no deje de visitar Italia, donde su arte podrá depurarse y ennoblecerse. Desembarca en Génova en 1629. Visita Verona, Ferrara, Loreto, Bolonia, Nápoles y Roma. En Roma pintó “La fragua de Vulcano”. No es fruto de encargo, sino deseo del propio Velázquez. Nuevamente aborda un tema mitológico casi como un cuadro costumbrista.
4º Entre 1631 y 1648: etapa de plenitud en Madrid.
A su vuelta pinta su más importante obra religiosa, el Cristo de San Plácido.
Cristo de S. Plácido (Prado, 1632) .
El conde duque de Olivares, al que pinta en un memorable retrato ecuestre, le encarga dirigir la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, que acaba de construirse en Madrid. Velázquez diseñará un complejo programa iconográfico en alabanza de la monarquía
- Príncipe Baltasar Carlos a caballo (Prado, 1635-36)
- La Rendición de Breda o Las Lanzas. (Prado, 1634-35)
Velázquez fue el pintor no sólo de su abúlico rey o de las glorias del pasado, sino de las “sabandijas de palacio”, de los bufones como “El Bufón Calabacillas”, D. Diego de Adedo, “El Primo”, “El Niño de Vallecas”… Esos retratos se pintan hacia 1638 y forman una serie de 8 bufones captados con gran verismo, a la vez que con enorme respeto por su dignidad.