Descripción de la Obra: La Huida a Egipto de Giotto

Pintura al fresco de tema religioso. La escena recoge el pasaje del evangelio de Mateo en el que María, con su hijo Jesús recién nacido, y San José tienen que marchar a Egipto por temor a que Herodes mate al niño.

Los personajes principales (la Virgen, San José y el Niño) quedan resaltados por el nimbo dorado de santidad y se desenvuelven en una escena al aire libre con fondo de paisaje.

Características Plásticas y Compositivas

La pintura es volumétrica, consiguiéndose el efecto de sombreado y, por tanto, de volumen mediante la gradación tonal de una misma gama de color, que dota a las figuras de un aspecto plástico, casi escultórico, sólido y monumental.

Predominan los colores cálidos (ocres y rojos) que contrastan con el cielo azul, apreciándose un marcado soporte del dibujo, de trazo continuo y anguloso en los pliegues de las vestimentas. El conjunto presenta una iluminación muy clara que produce un ligero contraste de luz-sombra. La pincelada es homogénea.

La composición se somete a un orden geométrico que resalta el centro temático o de interés: el Niño, objeto de la persecución, situado en el centro de la obra y dentro de un esquema piramidal que engloba a la Virgen y el asno. Este esquema queda subrayado por la montaña del fondo. La disposición escalonada de los personajes en dos planos de profundidad sobre un fondo de paisaje contribuye a crear un efecto de profundidad espacial.

Naturalismo y Expresividad

Las formas son naturalistas y parecen dotarse de vida gracias al movimiento expresivo de las figuras: gestos y actitudes, junto con la tensión de las miradas, crean un ambiente de cierto dramatismo o tensión que preside la huida. La sensación de movimiento está conseguida gracias a pequeños detalles: las patas delanteras del asno, la mirada hacia atrás de San José, la línea del camino que hace juego con la falda de la montaña, el ángel que muestra el camino y la mirada de María hacia lo lejos.

Identificación de la Obra

Huida a Egipto (Capilla de los Scrovegni, Padua). Giotto di Bondone. Siglo XIV. Gótico (Trecento italiano, Escuela de Florencia).

Está realizado en una capilla de Padua, una fundación de carácter funerario de Enrico Scrovegni, un rico burgués de la ciudad. Aquí pintó Giotto la serie de la vida de la Virgen y de Cristo, y esta es una de sus 38 escenas. De particular interés es también la serie que pintó sobre la vida de San Francisco de Asís en la Iglesia de la Santa Croce de Florencia.

Relaciones Estilísticas: Giotto y el Gótico Italiano

Giotto di Bondone (1270-1337) pertenece a los llamados Primitivos italianos de la Escuela de Florencia, que ya en el Trecento (s. XIV) preludia el Renacimiento, al romper con los convencionalismos góticos e introducir el volumen y un intento de perspectiva en sus obras. Pese a estos elementos innovadores, sus obras conservan aún rasgos medievales: cierta rigidez en los pliegues, dorados en los nimbos e incluso la técnica del fresco.

La pintura gótica recoge la influencia bizantina, conservada a través de la decoración de los mosaicos, donde se observan logros del arte bizantino como el modelado de las figuras mediante la luz y la sombra o la generación del espacio mediante el escorzo. Sin embargo, estos conocimientos, expresados ya en la época románica, permanecían rígidos y anclados en el tiempo. Será con el nuevo estilo gótico y una personalidad concreta, Giotto, cuando se liberen y puedan evolucionar hacia el Renacimiento.

Este proceso se había iniciado en Florencia con Cimabue, iniciador de la escuela florentina. No obstante, la verdadera figura de la escuela de Florencia es Giotto: el más firme precursor del Renacimiento y promotor de una nueva valoración y consideración del Arte y los artistas.

La conquista de la realidad se dará tanto en los artistas italianos del Trecento como en los llamados “Primitivos flamencos” de los Países Bajos, quienes fueron acercándose progresivamente a la naturaleza y al hombre.

Entorno Sociocultural del Gótico

El arte gótico coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis de la Edad Media. Se suele indicar que, frente al arte románico (que refleja una sociedad ruralizada de guerreros y campesinos), el gótico coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana, donde aparecen la burguesía, las universidades y el florecimiento de las órdenes religiosas (monásticas como el Císter y mendicantes como franciscanos y dominicos). También se acentúan los conflictos y la disidencia (revueltas populares, herejías, desarrollo y crisis de la escolástica, Cisma de Occidente) y, finalmente, se viven los pavorosos espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años, en un mundo tan cambiante que solo puede entenderse en términos de una mutación fundamental (para la historiografía materialista, la transición del feudalismo al capitalismo).

En el gótico, en correspondencia con las nuevas tendencias filosóficas y religiosas (recuperación de la filosofía de Aristóteles a través del averroísmo, humanismo de San Francisco de Asís), se tendió a aproximar la representación de los personajes religiosos (santos, ángeles, la Virgen María, Cristo) a un plano más humano que divino, permitiéndoles demostrar emociones (placer, dolor, ternura, enojo) y rompiendo así el hieratismo y formalismo románico.

También se producen lentos avances en el uso de la perspectiva y en otras cuestiones técnicas de la pintura, como el tratamiento de los soportes (que permiten la mayor difusión de un arte mueble), los pigmentos y los aglutinantes.