Funciones de la Piel: Protección, Secreción y Regulación

El órgano cutáneo constituye la estructura que separa nuestro organismo del medio que nos rodea. Es, por tanto, la primera barrera que encuentra cualquier agente extraño que pretenda entrar en nuestro organismo. Posee una función protectora. Las glándulas de la piel fabrican la emulsión epicutánea, teniendo así una función secretora. La piel nos aporta información a través de los receptores nerviosos que contiene, cumpliendo una función sensorial. La piel participa en la regulación de la temperatura, con una función termorreguladora. Además, interviene en la síntesis de vitamina D y el metabolismo lipídico, desempeñando una función metabólica.

Función Protectora de la Piel

La piel nos protege frente a agresiones de tipo mecánico, químico y térmico, frente a las radiaciones solares y la entrada de microorganismos. Constituye también una barrera selectiva frente a la entrada y salida de sustancias a través de la piel.

Protección Mecánica

La piel está constantemente sometida a agresiones de tipo mecánico, como choques, tracciones, aplastamientos, etc.

  • Epidermis: Es elástica y flexible, se adapta a los movimientos de las articulaciones y resiste diversos traumatismos como frotaciones y pellizcos. Tiene un umbral de elasticidad por encima del cual deja de ser elástica, produciéndose deformaciones permanentes. La elasticidad depende del grado de hidratación y de la temperatura.
  • Dermis: Las fibras de la dermis (colágeno, elastina y reticulina) actúan como un sistema perfecto de amortiguación frente a traumatismos externos.
  • Hipodermis: Actúa como un cojín elástico, interpuesto entre los planos más profundos (músculos y huesos) y las capas más superficiales (dermis y epidermis).

Protección Química

  • Estrato Córneo: Actúa como aislante térmico, puesto que no conduce bien el calor, evitando así que la temperatura pase a capas más bajas de la piel.
  • Hipodermis: Actúa como aislante térmico, porque los adipocitos liberan grasa y generan un aumento de temperatura en el cuerpo.
  • Secreción Sebácea: La secreción sebácea que sale de cada glándula sebácea, unida o asociada a cada pelo, se va depositando en la superficie de la piel, generando una película aislante térmica.

Protección contra las Radiaciones Solares

La piel nos protege frente a las radiaciones solares mediante varios mecanismos:

  • Emulsión Epicutánea: Desempeña un pequeño papel fotoprotector, porque el ácido urocánico presente en el sudor ejerce de filtro solar contra los rayos UVA y UVB.
  • Estrato Córneo: Es capaz de reflejar las radiaciones solares que inciden sobre la piel. Además, también sufre una hiperqueratosis después de varias exposiciones al sol, que refuerza la protección.
  • Pigmentación Melánica: Es la principal protección que presenta la piel frente a las radiaciones solares. La radiación ultravioleta estimula la actividad de los melanocitos, aumentando la producción de melanina, lo que origina el bronceado de la piel. La melanina actúa como un filtro químico, siendo capaz de absorber y reflejar más de un 90% de los rayos ultravioletas que han logrado atravesar la capa córnea.
  • Cabello: Ejerce un papel importante en la protección del cuero cabelludo frente a las radiaciones.

Protección frente a Microorganismos

La piel nos protege de la acción de los microorganismos, actuando en diferentes niveles:

  • Estrato Córneo: Constituye la primera barrera de defensa ante la entrada de agentes externos.
  • Emulsión Epicutánea: Debido a su acidez, la emulsión epicutánea dificulta la proliferación de los microorganismos en la superficie de la piel.
  • Flora Cutánea: Esta flora está constituida por microorganismos que viven en la superficie de la piel, sin alterarla ni lesionarla, de esta manera limita el crecimiento de otros microorganismos. Si esta barrera se ve comprometida, debido a fisuras, heridas, etc., el organismo pone en marcha lo que se denomina respuesta inflamatoria de la dermis. Esta inflamación se debe a la vasodilatación de los capilares sanguíneos, lo que conlleva un aumento del flujo sanguíneo y la llegada de células del sistema inmunitario que comienzan a luchar contra la infección.
  • Células de Langerhans: Estas células participan también en la protección frente a microorganismos y sustancias extrañas que entran en contacto con la piel.

Barrera Selectiva

La piel no es una capa totalmente impermeable, sino que constituye una barrera selectiva, dejando entrar solamente ciertas sustancias y salir otras.

  • Salida de Sustancias: La capa córnea de la piel no es totalmente impermeable, existe una pérdida de agua insensible, es decir, que no se percibe. Perdemos en torno a 100 ml por día. Esta cantidad puede aumentar en función de la temperatura y el estado de la piel. Una piel que tenga el estrato córneo dañado o el proceso de queratinización alterado, perderá más cantidad de agua.
  • Entrada de Sustancias: La piel es impermeable a la entrada de agua y de proteínas y moléculas de gran tamaño, pero aún así ciertas sustancias son capaces de entrar en ella.
Vías de Penetración
  • Vía Transpidérmica: Puede ser atravesando las células (intracelular) o circulando por el espacio entre cada célula (intercelular).
  • Vía Intracelular: Pasando de célula en célula.
  • Vía Intercelular: Por los espacios entre cada célula.

Función Secretora

Viene definida por las glándulas presentes en la piel, en concreto, en la dermis. Son encargadas de secretar sudor y sebo que forman parte de la emulsión epicutánea, junto con restos celulares de la epidermis.

Esta secreción participa en funciones como:

  • Hidratación: La emulsión es el cosmético natural de la piel, capaz de aportar, captar y retener el agua en la piel, por lo que frena la pérdida de agua transepidérmica. Es responsable de la suavidad, brillo y elasticidad de la piel.
  • Protección frente a Microorganismos: Su pH ácido, debido a los ácidos grasos del sebo y el ácido láctico del sudor, dificulta el desarrollo de microorganismos.
  • Función de Barrera: El grado de impermeabilidad de la emulsión epicutánea dificulta la entrada de sustancias a través de la piel.

Función Termorreguladora

Para el correcto funcionamiento del organismo, es necesario mantener la temperatura corporal constante, en torno a 36,5 °C. La piel ejerce un importante papel en la regulación de esa temperatura corporal, de manera que es capaz de actuar frente a las variaciones de temperatura, poniendo en marcha una serie de mecanismos.

Reacción frente al Calor

Cuando aumenta la temperatura y hace calor, los vasos sanguíneos de la dermis experimentan una vasodilatación, incrementando el flujo sanguíneo de la piel. Esto favorece la pérdida de calor del organismo. Además, las glándulas sudoríparas producen más sudor que, al evaporarse de la superficie de la piel, contribuye a la pérdida de calor. También se produce un aumento de la transpiración, lo que constituye un sistema de refrigeración.

Reacción frente al Frío

El organismo tiende a disminuir las pérdidas de calor provocando una vasoconstricción de los capilares de la dermis, haciendo que el flujo sanguíneo hacia la piel disminuya, disminuyendo así la pérdida de calor por radiación. Cuando disminuye la temperatura, el organismo trata de producir un aumento del calor, generando calor mediante escalofríos, pequeños movimientos musculares involuntarios.

Función Sensorial

En toda la piel reside uno de los cinco sentidos: el tacto. Los estímulos táctiles son aquellos que son capaces de percibir los receptores del tacto:

  • Estímulos mecánicos
  • Estímulos térmicos
  • Estímulos dolorosos

Función Metabólica

La piel interviene en dos funciones metabólicas:

Síntesis de Vitamina D

Esta vitamina no se encuentra en la dieta; lo que ingerimos son unos precursores que, gracias a las radiaciones ultravioletas del sol, se transforman en vitamina D. La vitamina D es necesaria para la absorción intestinal del calcio; una vez en sangre, el calcio puede depositarse en los huesos o bien intervenir en la contracción muscular. La vitamina D interviene en muchas funciones metabólicas.

Metabolismo Lipídico

La hipodermis constituye la reserva energética del organismo. Cuando en la sangre hay un alto contenido de azúcares, en los adipocitos tiene lugar la lipogénesis, de forma que los azúcares se almacenan en el tejido adiposo en forma de grasa.

Si el organismo necesita energía, tiene lugar la lipólisis, que consiste en la liberación de ácidos grasos desde los adipocitos a la sangre para poder ser empleados como aporte energético en los tejidos. De esta manera, existe un continuo intercambio de grasas entre los adipocitos y la sangre.