Orígenes de la Contraloría en México: Perspectivas Históricas y Estructura Inicial
La opinión de Alberto Hijar y Haro
Los juicios de este autor con referencia al origen de la Contraloría en México se centran en el deseo del gobierno por establecer la finalidad de perfeccionar los métodos de administración fiscal. Si bien la Comisión de Reformas había pensado en un principio en el establecimiento de una dirección de control en la Secretaría de Hacienda, esta idea no prosperó por considerar que dicho órgano no obtendría una mejora tan radical como la que se pretendía.
La reorganización hacendaria comprendía la supresión del sistema en el que una misma dependencia, la Secretaría de Hacienda, manejaba los fondos públicos y llevaba a cabo la revisión de sus propios actos.
Se trataba de llevar a la práctica el principio de que el cajero de una institución no debería al mismo tiempo ser contralor.
Otra de las razones que consideró para llevar adelante la reorganización emprendida era que la Dirección de Contabilidad y Glosa tenía una función que propiamente no se ejercía sino después, ya que solo llegaban documentos y cuentas de las operaciones efectuadas, por lo que se necesitaba otorgar al nuevo departamento verdaderas funciones de control sobre el cumplimiento estricto de los presupuestos.
El artículo de Alberto J. Pani
Pani comienza su alocución mencionando que el nuevo Departamento de Contraloría, de “extraño nombre” dice, nació en el seno de la Ley de Secretarías y Departamentos de Estado de diciembre de 1917. “Como esto constituye, indudablemente, uno de los pasos más importantes de los gobiernos que han existido en México, desde la fecha en que se consumó la independencia nacional, hacia la eficiencia, economía y moralidad de la administración pública, y como además la ley reglamentaria respectiva -aunque sea reproducida por todos los periódicos del país- puede correr la triste suerte de los documentos oficiales extensos -para cuya lectura todos parecen tener siempre telarañas en los ojos- me voy a permitir, en las líneas que siguen, hacer una síntesis de la expresada ley.”
El autor comenta que el término “contraloría” es castizo, e invoca las raíces etimológicas para representar su idea. Luego entra en materia, diciendo que desde tiempo atrás las cuentas del Erario han sido una “madeja difícil de desenredar”, creándose un vacío legal para castigar las faltas administrativas y la inmoralidad. Al momento de suscitarse la reforma administrativa creada tras el triunfo revolucionario sobre el porfirismo, se ha puesto fin a una secular tradición financiera: que el manejo de los fondos públicos, la administración de los bienes nacionales y la responsabilidad de la contabilidad y glosa, dejaran de estar en manos de la Tesorería General de la Nación, o sea, en la Secretaría de Hacienda a la cual está subordinada. “¿Quién podría imaginar la tremenda suma de poder político -puesto que el que paga manda- que tales condiciones eran capaces de ofrecer al encargado de la Secretaría de Hacienda, dependencia fiscalizadora de todos los otros órganos del Poder Ejecutivo y sin ser fiscalizada, a su vez, por ninguno de ellos?”
En mayo de 1910 se separaron las funciones de contabilidad y glosa de la Tesorería y se asignaron a la nueva Dirección General de Contabilidad y Glosa, pero como esta, señala Pani, quedó incorporada a la Secretaría de Hacienda, la reforma no tuvo efectos mayores: el “ministro de Hacienda -con el dinero en la mano derecha y los comprobantes justificativos de los gastos en la izquierda… quedó ‘en posibilidad de ejercer cristianamente la caridad con aquella, sin que esta se percatare de ello'”.
Con el Departamento de Contraloría, enfatiza Pani, se ha cortado el mal de raíz; se ha “amputado la mano izquierda del omnipotente personaje político, árbitro y señor de las finanzas nacionales…”. Pani no solo tenía una idea muy clara de las causas que dieron origen a la Contraloría, sino también sus objetivos y funciones: “bastaría decir, para sintetizar las funciones principales de eficiencia del Departamento de Contraloría, que este unifica, uniforma y simplifica la contabilidad oficial de manera que el Jefe del Poder Ejecutivo pueda estar debida, pronta y suficientemente informado en la materia hacendaria.”
El Contralor General de la Nación
Este funcionario era el jefe del departamento y su nombramiento y remoción correspondían al Presidente de la República. Flavio A. Bojórquez, Contralor General en 1921, desplegaba en el ejercicio de su cargo una intensa actividad que comprendía acuerdos directos con el Auditor General, Oficial Mayor y jefes principales de otras oficinas.
El 1 de enero de 1925 fue designado como Contralor General Luis Montes de Oca. En 1927 y 1932 le cederían el cargo, pero ya como Contralores de la Federación, Julio Freyssinier Morin, quien desempeñaba el puesto de Auditor General de la Contraloría, y el General Rafael Aguirre Manjarrez.
La Auditoría General
Integrada por diversas auditorías y secciones que llevaban a cabo las funciones sustanciales del departamento, era el centro directivo de las mismas y ante ella se sometía todo asunto que no fuera de simple trámite.
En esta virtud, la esfera de acción del Auditor General comprendía la firma de los oficios, notas y telegramas que giraban en torno al departamento, con excepción de las autorizaciones, cuya firma estaba encomendada a un subauditor.
Las auditorías y secciones que conformaban la Auditoría General eran:
- Registro de la correspondencia
- Registro personal con manejo de fondos
- Contaduría
- Auditoría de registro de libramientos
- Guerra y Marina
- Glosa militar
- Glosa civil
- Sección de deuda pública
- Auditoría de inspección
- Servicios de cuentas especial y estadística
- Departamento consultivo jurídico
- Caja
- Proveeduría
- Archivo
- Auditorías regionales
- Sección revisora de pensiones
- Prensa
- Sección de reclamaciones