El Romancero se divide en dos partes: Romancero Viejo y Romancero Nuevo o Artístico. Esto se debe a la variedad y a la distancia cronológica entre cada una de las composiciones que lo componen. La clasificación tradicional distingue entre los romances viejos, compuestos a lo largo del siglo XV y primer cuarto del XVI, en los cuales predomina el anonimato; y los romances nuevos, cuya composición comienza sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, siendo estos mucho más cultos.

Romancero Viejo

Como bien hemos dicho, el Romancero Viejo arranca en el siglo XV. En estos romances se suele diferenciar entre tradicionales o históricos, que son los que están inspirados en los cantares de gesta, y los juglarescos, en los que podemos ver una gran variedad de temas y libertad imaginativa. Otro Romancero es el Oral, que se compone de todos los romances que se han difundido oralmente y que se han recogido durante los siglos XIX y XX.

Romances Históricos

Los romances históricos están vinculados a un suceso histórico y se inspiran en un acontecimiento importante de la realidad y puede ser que se hayan creado en el mismo momento que ocurre ese acontecimiento o mucho tiempo después.

Romances Literarios

Los romances literarios se basan en un texto ya existente, como un cantar de gesta o una crónica, y en la reelaboración a veces siguen el escrito que tienen de referencia o crean contenidos novedosos y perspectivas nuevas.

Romances de Aventuras

Los romances de aventuras o novelescos abarcan una amplia variedad de temas y motivos que no tienen ninguna vinculación con la historia y no parten de ningún texto base. Estos romances pueden ser de amor, misterio, muerte, venganza, etc. pero siempre cuentan con mucha imaginación.

Temas

Atendiendo a los temas que tratan, pueden clasificar en:

  • Histórico-nacionales: proceden de los cantares de gesta castellanos y exaltan a sus héroes.
  • Novelescos y líricos: creados por la imaginación popular.
  • Fronterizos y moriscos: relatan episodios bélicos en la frontera entre los reinos moros y cristianos en los siglos XVI y XV.
  • Carolingios: se centran en la figura de Carlomagno y los personajes y sucesos con él relacionados.
  • Bretones: inspirados en la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.