Etapas y representantes de la Generación del 27
Etapas de la Generación del 27
Tradicionalmente se señalan tres etapas en la trayectoria poética de los autores del 27, aunque algunos no se ajusten completamente a cada período:
Síntesis de Tradición y Vanguardia
El rasgo más característico de su poesía fue la perfecta síntesis de tradición y vanguardia. A diferencia de las vanguardias europeas, no rechazaron los elementos de la tradición literaria.
Influencias de la Tradición
- Neopopularismo: Algunos autores, como Alberti y Lorca, se inspiraron en la poesía popular española (romances y cancioncillas), dándole un tratamiento culto.
- Poesía Pura: Consideraron a Juan Ramón Jiménez como maestro y siguieron su ideal de poesía pura (ej. Pedro Salinas con La voz a ti debida). Con el tiempo, evolucionaron hacia una poesía más humanizada.
- Influencia Clásica: Recogieron la influencia de Góngora, la poesía culta del Siglo de Oro y autores como Bécquer (ej. Luis Cernuda).
Influencias de las Vanguardias
- Búsqueda de un Nuevo Lenguaje: Un rasgo común fue el deseo de renovar el lenguaje poético.
- Futurismo y Ultraísmo: En su primera etapa, se vieron influidos por el Futurismo (Alberti y Salinas) y el Ultraísmo (Gerardo Diego), tomando la importancia de la ciudad, la vida moderna y novedades formales como la supresión de rima y puntuación.
- Surrealismo: La vanguardia más influyente fue el Surrealismo, incorporando temas como la crítica social, el deseo de libertad y la creación de imágenes y metáforas sorprendentes (Lorca, Cernuda, Aleixandre).
Primera Etapa: Predominio de la Poesía Pura
Etapa de juventud del grupo, aproximadamente hasta 1929. Marcada por los postulados de Ortega y Gasset en La deshumanización del arte, buscando eliminar lo excesivamente humano y sentimental. Influencias del Ultraísmo y Creacionismo, con temas como las máquinas, el progreso y el mundo moderno, utilizando la metáfora y la ironía. Influencia de Juan Ramón Jiménez y Luis de Góngora.
Segunda Etapa: Predominio de la Poesía Impura
Período hasta 1936 (Guerra Civil). Se caracteriza por la rehumanización de la literatura, volviendo a los sentimientos y preocupaciones humanas, tanto existenciales como sociales. Influencia del Surrealismo y la situación sociopolítica de España. Autores como Alberti pasan de la poesía pura de Marinero en tierra (1924) al compromiso de El poeta en la calle (1936).
Tercera Etapa: Poesía Posterior a 1939
Tras la Guerra Civil, el grupo se disgrega. Los poetas en el exilio abordan temas del “paraíso perdido”: recuerdo y nostalgia por España. Los que permanecieron en España (Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre) optaron por el existencialismo (Dámaso con Hijos de la ira) o la poesía social (Vicente Aleixandre con Historia del corazón).
Principales Representantes
Pedro Salinas (1891-1951)
Inicialmente, cultivó una poesía vanguardista, con predilección por objetos de la vida moderna. En su plenitud, el tema central es el amor: La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento (títulos tomados de Garcilaso, la literatura medieval y Bécquer). En el exilio, su poesía se vuelve más dramática (ej. el poema “Cero” sobre la bomba atómica). Su último libro, Confianza (1955), es un recuerdo gozoso de la existencia.