TEATRO

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, y con la vuelta de los románticos exiliados, se daban las condiciones necesarias para que se impusiera en España el teatro romántico.

En 1834 se estrenan obras como la Conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa y el Macías, de Larra. Pero el gran triunfo del teatro romántico no llega hasta 1835 con el estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas

El éxito del teatro romántico se agotará con las obras de José Zorrilla en la década de los 40 por ejemplo El zapatero y el rey

El drama romántico, cuya obra más representativa es Don Álvaro o la fuerza del sino, será el subgénero dramático por excelencia del romanticismo y el que mejor refleja las características del movimiento: libertad y exaltación.

El drama romántico se caracteriza por:

  •              Evocación histórica: trata asuntos histórico-legendarios vinculados a la Edad Media y al Siglo de Oro.
  •              Temas: el destino fatal, el amor, el honor y, sobre todo, el violento choque entre los deseos del héroe y el mundo.
  •              Libertad creadora: Rompe con las normas neoclásicas: une tragedia y comedia; la división en actos ya no se limita a tres; tampoco se respeta la regla de las tres unidades; se mezcla la prosa y el verso (polimetría) en una misma obra; estilos también mezclados
  •              El héroe romántico, amoral, o ingenuo, o misterioso, casi siempre rebelde, se ve envuelto en un torbellino de arrebatados amores y pasiones imposibles, causantes de muertes, venganzas y suicidios. Y el número de personajes aumentan.
  •              La escenografía recrea lugares exóticos, ruinas, cementerios, o ambientaciones más costumbristas como tabernas.
  •              La intención del teatro romántico es la de conmover, despertar pasiones, liberarse catárticamente.

Prosa

Dentro de la prosa romántica, hay que distinguir tres manifestaciones:

1) La novela

Experimenta un gran incremento, debido al desarrollo de una clase burguesa llena de novedades, se diferencian los siguientes subgéneros:

– La novela histórica, centrada en asuntos históricos y legendarios, ambientados en la Edad Media. Como manifestaciones más importantes de este subgénero, destacan: El Señor de Bembibre de Enrique Gil y Carrasco, El Doncel de don Enrique el Doliente de Larra y Sancho Saldaña de Espronceda.

– La novela social: Surge en 1845, ya bajo la influencia realista. La novela más representativa es María o la hija de un jornalero, de Ayguals de Izco.

– La novela gótica: que intensifica los aspectos sanguinarios y macabros. Galería fúnebre de espectros y sombras ensangrentadas, de Agustín Pérez Zaragoza, es muestra de ello. Posteriormente se desarrolló la novela de crímenes, basada en las crónicas de sucesos.

2) El cuadro de costumbres.

Son “cuadros” satírico-descriptivos, tratados muchas veces de forma hiperbólica o caricaturesca, que intentan reflejar la vida cotidiana, Los cuadros de costumbres, dotados de un desarrollo narrativo, forman la novela de costumbres y anticipan la novela realista. Destacan las Escenas matritenses, de Mesonero Romanos, y las Escenas andaluzas, de Estébanez Calderón.

REALISMO

A mediados del siglo XIX predominan los principios estéticos del Realismo. Se conoce con este nombre al movimiento cultural característico de una sociedad burguesa a la que no le agradaban las fantasías idealistas románticas. La influencia de las ideas filosóficas y científicas de la época (positivismo, evolucionismo, marxismo) se pone de manifiesto en las características generales de la literatura realista:

– Observación y descripción precisa de la realidad. Los escritores eliminan de sus obras cualquier aspecto subjetivo, sucesos fantásticos y todo sentimiento que se aleje de la realidad.

– Ubicación próxima de los hechos. Frente a la evasión espacio-temporal del Romanticismo, los autores realistas escriben sobre lo que ya conocen y sitúan sus obras en el presente y en lugares próximos.

– Frecuente propósito de crítica social y política. La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología de cada escritor:  las lacras sociales del momento y los conservadores postulan un retorno a los valores tradicionales, mientras que los progresistas creen que es precisamente la pervivencia de esos valores hacen avances hacia el mundo nuevo.

– Estilo sencillo y sobrio. Los realistas rechazan la pomposa retórica romántica y su ideal de estilo es la claridad y la exactitud.

– Predilección por la novela. La novela alcanza en esta época un incremento inusual, ya según los realistas es el género más adecuado para reflejar la realidad. Los rasgos típicos de la novela realista son:

               – Verosimilitud. Tanto los personajes como los ambientes son creíbles. Han desaparecido los sucesos imposibles y los hechos maravillosos.                – Protagonistas individuales o colectivos. En el primer caso, se hace hincapié en el análisis psicológico del protagonista y en el segundo, en la descripción de ambientes y comportamientos de distintos grupos sociales                Narrador omnisciente. El narrador maneja por completo los hilos del relato: sabe lo que va a suceder en cualquier momento e interviene en la obra con observaciones dirigidas al lector.                Didactismo. Es frecuente que los novelistas realistas pretendan dar una lección moral o social con sus obras, y que por ello subordinen todos sus elementos (como personajes, argumentos, ambientes) para defender una de una idea                Estructura lineal. Los hechos transcurren por lo general de forma lineal en el tiempo.                Descripciones minuciosas. Las descripciones, tanto de ambientes como de personajes, son extremadamente detalladas y extensas                Aproximación del lenguaje al uso coloquial. Los autores se esfuerzan por adecuar el lenguaje a la naturaleza de los personajes, que hablan con arreglo a su posición social o a su origen. El lenguaje coloquial adquiere gran importancia ya que sitúa a los personajes en su ambiente real.

NATURALISMO

Se conoce como Naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola. Los naturalistas consideran que la literatura debe analizar científicamente el comportamiento humano siguiendo los principios de la observación y de la experimentación. Para ello, parten de la idea de que el hombre se encuentra determinado de manera biológica y social, es decir, que está condicionado por su herencia genética y por el ambiente social en que se mueve. El objetivo es proporcionar un conocimiento más exacto de los seres humanos y de la sociedad con el fin de mejorarlos.

Técnicamente, en las novelas naturalistas se extreman los rasgos del realismo: descripciones minuciosas, reproducción fiel del lenguaje hablado…etc. En cuanto al punto de vista narrativo, se defiende el ideal del narrador impersonal y objetivo.

Algunos de los escritores de renombre mundial que destacan en la época realista son los siguientes: Flaubert, Baudelaire, Zola, Mallarmé, Verlaine, Maupassant o Rimbaud en Francia; Dostoyevski, Tolstoi y Chejov en Rusia; Dickens y Stevenson en Inglaterra; Oscar Wilde y Yeats en Irlanda; Melville, Twain, Whitman y Henry James en Norteamérica; Nietzsche en Alemania; Kierkegaard en Dinamarca; Ibsen en Noruega; etc.