Generación del 27: Vanguardia y Tradición en la Poesía Española
Generación del 27
En los años 20 surge un grupo de poetas cuya poesía posee un espíritu coincidente y nuevo, tanto en temas como en estilo. Son poetas que desarrollan su labor preferentemente en Madrid. Nacidos entre 1891 y 1906, coinciden en un principio con el desarrollo de las vanguardias en España, pero con el paso del tiempo irán equilibrando su estilo en una unión de vanguardismo y tradición que será una de las claves de su perfección.
La denominación más comúnmente aceptada para este grupo es la de Generación del 27, fecha emblemática por celebrarse ese año el tercer centenario de Góngora, en el que ellos participan. En esta fecha funcionan con plena vitalidad una serie de revistas que consagran la nueva estética: Forman la nómina del 27 Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Miguel Hernández (no podría incluirse plenamente en la nómina del 27, aunque forma parte de la misma época generacional). No obstante, aunque hasta hace poco no se hayan empezado a tener en cuenta, existe un grupo de mujeres que participaron con la misma intensidad del mundo cultural de la época: María Teresa León, Rosa Chacel, entre otras.
Características generales:
- No muestran rechazo hacia la generación anterior; por el contrario, consideran como maestros a Juan Ramón Jiménez y a Ortega y Gasset.
- Continúan la tradición poética que arranca en la primitiva lírica popular de la Edad Media, pasa por los Siglos de Oro y llega hasta Bécquer y Juan Ramón Jiménez.
- Saben unir los valores que encuentran en nuestra literatura tradicional y el interés por las vanguardias: lo novedoso, el afán de originalidad y la libertad de creación
- Ofrecen una rica variedad de formas poéticas: aun cuando forman un grupo, cada poeta tiene su propia voz, muy personal.
- Coinciden en la valoración de la imagen: sin relación lógica entre el término real y el poético.
- Combinan estructuras métricas tradicionales, cultas unas y populares otras, con un lenguaje moderno.
Trayectoria de la Generación del 27
Primera etapa, hasta 1927. La poesía pura:
En sus primeras obras se ve muy clara la influencia de Bécquer y los modernistas, pero enseguida se impone el ideal de poesía pura de Juan Ramón Jiménez (Presagios de Pedro Salinas), que persigue reducir la expresión a lo estrictamente artístico. Les influyen las vanguardias: el creacionismo y el ultraísmo serán las bases formales de este primer momento, en la línea de las ideas que recoge Ortega en La deshumanización del arte -una poesía como expresión de la belleza, producto de la inteligencia, deshumanizada-. Al mismo tiempo, cultivan una poesía neopopular. En estos años destacamos las siguientes obras:
- Cántico, de Jorge Guillén: Por su estilo, es deshumanizada e intelectual
- El romancero gitano, de F. G. Lorca: es un ejemplo perfecto de la unión de tradición y vanguardia. El metro elegido es el romance octosílabo tradicional, sin embargo el lenguaje es moderno y vanguardista.
- Marinero en Tierra, de Rafael Alberti: recrea las formas de la lírica popular: estilo nominal, paralelismos, expresividad.
Segunda etapa, de 1928 a 1931. Época humanizada:
Prospera una paulatina rehumanización de la poesía, que busca ante todo la autenticidad. El surrealismo influye en esta nueva tendencia, junto con la labor de la revista Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda. La poesía humanizada intenta expresar la angustia del ser humano. Dentro de la corriente surrealista Cernuda publica Los placeres prohibidos (1931), Alberti escribe Sobre los ángeles (1929) y Lorca Poeta en Nueva York (1929).
Tercera etapa, de 1931 a 1939. La etapa social:
En estos años de la Segunda República y de la Guerra Civil, la poesía social alcanza su auge; algunos poetas como Alberti, Cernuda y Miguel Hernández, adoptan un compromiso político dentro de la izquierda en defensa de la legalidad republicana.
Última etapa, tras la guerra civil. El exilio:
Tras la guerra civil (Lorca ha sido asesinado en el 36), muchos poetas se exilian: Cernuda, Salinas, Prados, Guillén, Alberti. Ya lejos de España, publican nuevos libros de poemas en los que la nostalgia de la patria perdida, de los amigos muertos y el desarraigo, serán las notas dominantes. En España permanecen Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Paulatinamente sus creaciones poéticas se hacen más personales, aunque todos siguieron creando una poesía reflexiva, muy humana, que refleja la angustia existencial y preocupaciones éticas y sociales. Son de esta última etapa obras como: Desolación de la quimera de Luis Cernuda, Todo más claro de Pedro Salinas, Clamor y Homenaje de Jorge Guillén. Se considera que acaba el Grupo en el 63-64. Tras la muerte del dictador Franco, los únicos que seguían vivos entre los exiliados eran Guillén y Alberti, que regresaron a España. En 1977 le fue otorgado el Premio Nobel a Aleixandre.