La poesía española de posguerra: de la desolación al compromiso
Años 40: Primera generación de posguerra o generación escindida o generación del 36.
Dámaso Alonso ha clasificado la poesía de esta época en dos grupos:
Poesía arraigada
Estos poetas elaboran su obra en torno a la revista Garcilaso y la España que aparecen en sus versos es un país idealizado y eso se refleja a través de un lenguaje clásico y esteticista. Es una poesía inspirada en los poetas del Siglo de Oro que trata temas tradicionales como el sentimiento religioso, el amor, el paisaje,…Los autores más representativos son Luis Rosales, Leopoldo Panero, Vivanco, Dionisio Ridruejo, …
Poesía desarraigada
La producción de este tipo de poesía está ligada la revista Espadaña y se inicia con un libro fundamental, Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. La poesía recoge la corriente existencialista que presenta la soledad del hombre en un mundo sin sentido, el vacío personal y el desarraigo. La religiosidad que aparece será conflictiva, con dudas y hasta con desesperación. La lengua poética tiene un tono áspero, doloroso y con un léxico sencillo y muy emotivo. Los autores más representativos son Gabriel Celaya, Blas de Otero, José Hierro, C. Bousoño,…
Aparte de las direcciones poéticas anteriores, debemos señalar el Postismo, que enlaza con la poesía de vanguardia reivindicando la libertad expresiva, la imaginación y lo lúdico y rechazan el existencialismo,… (Carlos Edmundo de Ory) y el “grupo Cántico” de Córdoba, con una poesía más intimista y vitalista y de gran
rigor estético.
Años 50: Segunda generación de posguerra o generación de medio siglo:
Debido a la terrible situación española y europea al término de la II Guerra Mundial, al igual que sucede con otros géneros, también los poetas se plantean su escritura como medio para remover conciencias, para denunciar miserias e injusticias. Es la llamada POESÍA SOCIAL. El poeta se hace solidario con los demás hombres; antepone a las metas estéticas la necesidad de transformar el mundo. La poesía es un instrumento, “un arma cargada de futuro” (G. Celaya). Es, pues, un arte de urgencia, motivado por la situación política. De ahí que los temas fundamentales sean dos: la preocupación general por España y la denuncia de la situación concreta del hombre (injusticias sociales, opresión, lucha por la libertad, etc.).
Años 60: Poesía del conocimiento:
En los años sesenta, la lírica modifica sus presupuestos, distintos a los de la poesía social. Los nombres más destacados son Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma,…
- preocupación fundamental por la experiencia personal y lo íntimo (el paso del tiempo, la amistad, la infancia, el amor y el erotismo,…) y escepticismo fruto de la creciente soledad individual y social;
- en el estilo, alejamiento de los modos expresivos anteriores, con un interés exigente por el lenguaje personal y los valores estéticos;
- uso frecuente, sobre todo cuando aparece la crítica social, de la ironía y el humor como recursos distanciadores de la realidad.
1. Miguel Hernández:
Tras la Guerra Civil, el florecimiento poético anterior queda arrasado. Unos han muerto (Machado, Unamuno, Valle, García Lorca), otros se han exiliado (Juan Ramón Jiménez, Guillén, Cernuda, Alberti) o son condenados al silencio,… En este contexto precario, sobresale Miguel Hernández, un poeta puente entre la Generación del 27 y la poesía de posguerra. Su obra se caracteriza por la unión de emoción y contención, entre inspiración y técnica. En sus inicios (Perito en lunas) sigue la moda gongorina y vanguardista de elaboración metafórica. Su plenitud llegará en 1936 con El rayo que no cesa, cuyos temas fundamentales son el amor erótico, familiar o amistoso, la vida y la muerte, a través de imágenes surrealistas, con símbolos como el rayo, el toro o el cuchillo. El molde estrófico más común es el soneto. Incluida en esta obra está la famosa “Elegía a Ramón Sijé”. Durante la guerra, inicia una etapa de poesía comprometida: Viento del pueblo (aparece el pueblo oprimido y el poeta como viento de salvación); El hombre acecha (pesimismo por la muerte y los horrores de la guerra). Al acabar el conflicto, lo detienen y en la cárcel compone los poemas más emotivos llenos de recursos propios del neopopularismo, reunidos en el Cancionero y Romancero de ausencias (retoma el tema amoroso, pero desde el dolor por la ausencia de la mujer y el hijo, y la falta de libertad,…). Todos los temas que aparecen en los libros citados están relacionados con su concepción de la vida y su compromiso social:
- La pena, que se vincula a otros temas como el amor, la muerte o la ausencia;
- El amor (ligado a la pasión y el erotismo), que se relaciona con el dolor ante un destino adverso y con la culminación de la unión conyugal y la maternidad
- El compromiso social, que se relaciona son el cambio social, el odio y la crueldad del ser humano convertido en fiera, frente a lo que el poeta opone el amor, la solidaridad y la esperanza.
La obra de Pedro Salinas
comprende tres etapas:
- Etapa inicial: (Presagios, Seguro azar y Fábula y signo) En estas primeras obras, influidas por las vanguardias, aparecen el mundo moderno y el humor.
- Poesía amorosa: La voz a ti debida (1933), Razón de amor y Largo lamento: en todas ellas se expresa una experiencia amorosa, erótica y espiritual en la que la amada es la figura esencial. Los tres títulos aluden a la tradición anterior: la literatura renacentista, la medieval y el romanticismo.
- Poesía del exilio: (El contemplado, Todo más claro y Confianza) refleja una reflexión sobre los problemas de su época, una crítica de la sociedad pero también una confianza en la vida.
Rafael Alberti
cultiva distintas tendencias:
- Neopopularismo: inicios en los que destaca Marinero en tierra, un libro sobre el mar que es un símbolo del paraíso perdido de la infancia y de la adolescencia en Cádiz./
- Barroquismo y vanguardia: Cal y canto, poemas influidos por Góngora y las vanguardias (los inventos y la ciudad moderna)./
- Surrealismo: Sobre los ángeles (expresa la angustia y la desolación causadas por una profunda crisis espiritual mediante la irracionalidad de las imágenes)./
- Poesía social y política: comprende las obras en las que el poeta manifiesta su apuesta por la revolución, el ataque al capitalismo y la defensa de los oprimidos (por ejemplo, El poeta en la calle)./
- Poesía del exilio: La añoranza de la patria, la nostalgia de los bienes perdidos y la situación del desterrado dominan obras como Retorno de lo vivo lejano.
Luis Cernuda
reunió su poesía completa en un libro titulado La realidad y el deseo, que nos permite ver cuál es la clave de su poesía: enfrentamiento entre deseo (de amor, de felicidad, de libertad…) y realidad (la frustración, la apariencia, el caos…). En sus poemas destacan ciertos aspectos comunes: el análisis constante de sí mismo y de la realidad que le rodea y el desarrollo de sus temas principales: el amor, la belleza de la naturaleza, la fugacidad del tiempo, el deseo que la realidad frustra y la soledad.
Etapas:
- Sigue la poesía pura y la influencia renacentista (Perfil del aire).
- Influencia surrealista y romántica (Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido).
- En el exilio su poesía transmite la añoranza del exiliado, el recuerdo, la conciencia de la muerte y las reflexiones sobre la historia de España (Desolación de la Quimera).
Blas de Otero (Bilbao 1916-Madrid 1979)
escribió una obra breve pero de enorme fuerza expresiva e intensa profundidad temática. Tres etapas:
- Poesía existencial: poesía que refleja la búsqueda de un sentido a la vida, en la que pregunta a un Dios que no responde. El lenguaje es dramático y tenso con estrofas clásicas y frecuentes encabalgamientos que muestran la angustia y el desgarro emocional. Destaca su obra Ángel fieramente humano.
- Poesía social: trata la situación de España, la función social del poeta y la solidaridad humana. Estas ideas están recogidas principalmente en Pido la paz y la palabra. El poeta arrincona sus angustias y se orienta a la búsqueda de la solidaridad con los que sufren, con una temática histórica y social presidida por la esperanza y por los deseos de paz, de convivencia y de reconciliación nacional.
- Nuevas formas expresivas: cambia sus versos hacia el intimismo y la renovación formal del verso libre, la poesía en prosa y cierto hermetismo expresivo. Así en Poesía con nombres. En la temática, aunque no desaparecen los problemas sociales y políticos, hay una mayor presencia de la intimidad, una mayor conciencia del inevitable paso del tiempo, de la destrucción física y de la cercanía de la muerte, y, en lo formal, una preferencia por formas métricas libres e imágenes insólitas expresadas con una serenidad que contrasta con la crispación de su angustia existencial de los años cuarenta.
Jaime Gil de Biedma:
El tema principal de su obra es el paso del tiempo, vinculado con el recuerdo y el análisis de las experiencias personales, desde la infancia a la madurez. Al paso del tiempo se liga el amor, otro de sus temas importantes; además, los espacios urbanos están muy presentes en sus textos. Es autor de una obra no muy extensa recogida bajo el título de Las personas del verbo (“biografía poética”, dice el autor), que recoge los siguientes libros:
- Compañeros de viaje, donde aparece el mundo de la infancia y de la adolescencia; la amistad y también el amor; el dolor y el sufrimiento en la historia de España; el compromiso social,…
- Moralidades, el recuerdo del pasado y la nostalgia de lo perdido se unen a la reflexión sobre el tiempo histórico, los valores de la burguesía, la “mala conciencia burguesa”, la Guerra Civil, la situación de España,…
- Poemas póstumos, en los que desaparece el tema social y se intensifican, en la madurez del poeta, la tristeza por el inevitable paso del tiempo y la desilusión por lo no conseguido. La voz poética de Gil de Biedma se dirige con frecuencia a un tú o a un vosotros, con una visión irónica, desengañada y escéptica frente a las experiencias pasadas, que distancia al lector, al que “obliga” a reflexionar, a verse a sí mismo. En sus poemas, de carácter meditativo y muchos de ellos con elementos narrativos y descriptivos, destacan el registro coloquial, el tono confidencial y la intertextualidad (citas y autocitas), que establecen una relación conversacional, casi amistosa con el lector.
Gloria Fuertes
“Autodidacta y poéticamente desescolarizada” es como Gloria Fuertes se definía, si bien su nombre ha quedado ligado a dos movimientos literarios: la Generación del 50 y el Postismo, grupo literario de posguerra al que se unió a finales de los años 40. Del Postismo tomó una actitud poética desmitificadora que realizaba a través del humor, un humor que la autora utilizaba de forma crítica para deconstruir la realidad y encontrar la verdad de las cosas. Están presentes en su poesía el antibelicismo y la protesta contra lo absurdo de la civilización consumista. Su obra se caracteriza por la ironía con la que trata cuestiones tan presentes como el amor, el dolor, la muerte o la soledad. Todo ello adornado con curiosas metáforas y juegos lingüísticos sorprendentes y sencillos, que dotan a su poesía de una gran musicalidad y cadencia cercana al lenguaje oral. Su acento lírico es uno de los más personales, auténticos y distintivos entre los poetas contemporáneos. Destacan en su obra Poesía ignorada (1950), Aconsejo beber hilo (1954) y Poeta de guardia (1980), su obra más lograda. Es autora también de numerosas obras de gran éxito para niños, convirtiéndose en su poeta a partir de mediados de los años 70. Su obra la presiden la soledad y el amor: “Pienso mesa y digo silla,/ compro pan y me lo dejo,/ lo que aprendo se me olvida,/ lo que pasa es que te quiero”. Pero también fue una poeta social que habló del arrabal, el suburbio y la guerra. Le importaba Dios: “Dame la mano/ Dios, dame la mano/ que me escurro en la cuesta/ con la llovizna esta”. Le inquietaba la muerte, y escribió en su epitafio “Cargada de espaldas/ de amores/ de años/ y de gloria/ ahí queda la Fuertes”.