Marzo incompleto: el poema ‘Me busco y no me encuentro’ de Josefina de la Torre
El poema “Me busco y no me encuentro” pertenece a la obra Marzo incompleto de la poetisa canaria Josefina de la Torre. Fue publicada en 1968.7
Josefina de la Torre nació en el año 1907 en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia artísticamente inquieta. Recibe influencias artísticas de su tío, Néstor de la Torre, y de su hermano, Claudio de la Torre, que era un gran poeta y dramaturgo de la época. Este fue quien la inició en el ámbito de la literatura y la impulsó como actriz mediante las obra teatrales que él mismo dirigía en el pequeño escenario que tenían en su casa familiar de la playa de Las Canteras y en las que Josefina participaba como actriz.
Influencias y reconocimientos
En esta autora podemos apreciar la influencia de varios de los grandes poetas de la época, sobre todo de varios de los integrantes de la Generación del 27, además de varios de los intelectuales de la Residencia de Madrid.
Josefina de la Torre fue incluida en la Antología de Poesía Española que Gerardo Diego publicó en 1934. En el año 2000 es nombrada miembro de honor de la Academia Canaria de la Lengua y un año después la Associated University Press de Nueva York publica un ensayo donde se incluye a Josefina como una de las 5 poetisas españolas más relevantes de los años 20 y 30. Muere en 2002 en Madrid.
Tema y estructura del poema
El tema del poema expresa el desarraigo de sí misma. La autora busca un sentido a la vida y se siente perdida; se interroga constantemente y no halla la respuesta que busca. El momento vital que experimenta la poetisa en este poema es que siente frustrados sus deseos maternales. No pudo tener hijos y este hecho marcó un momento decisivo en su creación.
En cuanto a la estructura del texto, ésta no presenta una división clara y contundente. La autora parte de una situación en presente (“ahora”), con un paréntesis de mirada al pasado (“y no pude ser tierra”) para volver al presente, y así hasta el final.
Recursos literarios y simbología
Métricamente se trata de un poema de 13 versos, en los que se combinan versos de 7 (heptasílabos) con versos de 14 sílabas (alejandrinos). El espacio es una constante intrínseca en el poema, pero se trata de un espacio interior, metafísico.
El carácter literario del texto es notorio. El poema viene marcado por numerosos recursos estilísticos. Así, el empleo paralelístico e hiperbólico de los presentes de indicativo dispuestos siempre al inicio de los versos y en sutil crescendo: “me busco”,”rondo”,”no me encuentro”. La aliteración de la consonante r dota de especial sonoridad a los versos iniciales. El empleo del adverbio “ahora”.
La simbología de este poema es amplia. Destacamos en ella “ser tierra” y ” son frutos” haciendo referencia a ser madre y ser hijos respectivamente. También aparece el paso del tiempo y la agonía en “desgranarse”. Cuando la autora nombra las “oscuras paredes” está simbolizando su propio cuerpo, y, por último, al final del texto vemos la palabra “sombra” simbolizando así la muerte.
Léxico y estilo
En el aspecto morfosintáctico, los sustantivos son de carácter abstracto la mayoría. Se puede observar el uso de epítetos: ”oscuras paredes”, ”sordas paredes”,”torpe vacío”. Frecuentes son también las anáforas: ”y”, ”no”, ”que”.
En cuanto al plano léxico-semántico, podemos decir que se trata de un léxico sencillo, un léxico que se sitúa en un nivel estándar de la lengua; el valor literario del texto reside en la combinación de sus elementos y en el uso abundante de las figuras retóricas. El valor connotativo del lenguaje es alto; el léxico fluye cargado de significaciones metafóricas. Existe una preocupación por la forma expresiva para crear belleza , lo que se plasma en el empleo de un lenguaje connotativo y en el uso de figuras literarias, se observa el uso de la metáfora (oscuras paredes) que hacen referencia al dolor y desasosiego, personificación (interrogo al silencio, tanteando la noche). Un símil o comparación (y ahora voy como dormida en las tinieblas). Asimismo, encontramos una antítesis (me busco y no me encuentro).
Este poema, altamente literario, es un magnífico ejemplo de lo que significó para las letras hispánicas la figura de la canaria Josefina de la Torre.