La Pragmática

La pragmática constituye una disciplina lingüística surgida en torno a los años 70 que se define como el estudio de las normas y principios que rigen el uso lingüístico. Las aproximaciones pragmáticas se ocupan específicamente de efectuar un análisis sistemático de los factores extralingüísticos que inciden en la comunicación lingüística y que facilitan la transmisión y el intercambio de información: emisor, destinatario, situación, contexto, cotexto (contexto lingüístico inmediato), intención comunicativa, conocimiento del mundo, etc. La pragmática viene a solventar problemas no resueltos que exceden lo puramente gramatical: significado convencional vs. significado no convencional, sintaxis y contexto, y referencia y deixis.

Actos de Habla

Austin y Searle plantean, desde el ámbito de la filosofía del lenguaje, que los códigos no constituyen meros sistemas simbólicos utilizados para la representación de la realidad. Según ellos, el lenguaje se orienta marcadamente a la acción y se emplea no solo para enunciar, sino para hacer al mismo tiempo que se enuncia.

Austin se opone al positivismo y desarrolla la teoría de los actos de habla. En este modelo distingue entre dos tipos básicos de enunciados: los asertivos, que pueden ser catalogados como verdaderos o falsos, y los performativos, que no pueden ser catalogados así, sino como adecuados o inadecuados. Además, realiza una diferenciación tricotómica entre los distintos actos de habla. Searle, que completa las teorías de Austin, distingue hasta cinco subclases.

Clasificación de Austin

  • Locutivos: actos que tienen lugar por el mero hecho de decir algo.
  • Ilocutivos: actos que se llevan a cabo al decir algo, en virtud de la intención comunicativa que se persigue.
  • Perlocutivos: actos que se realizan por decir algo y remiten a los efectos que produce en el destinatario el acto.

Clasificación de Searle

  • Asertivos: actos que representan estados de cosas reales.
  • Compromisivos: actos que muestran que el emisor asume un compromiso, una obligación o un propósito.
  • Directivos: actos que pretenden que el destinatario realice una acción (peticiones, mandatos, solicitudes).
  • Expresivos: actos que muestran los sentimientos, las actitudes y las inquietudes del emisor.
  • Declaraciones: actos que modifican un estado de cosas instaurado (actos rituales).

Pero en ocasiones nos encontramos con los denominados actos de habla indirectos, que complican el modelo de Searle, ya que invalidan la correspondencia entre fuerza ilocutiva y el contenido que proponen los enunciados.

Principio de Cooperación

Paul Grice estableció que todos los intercambios comunicativos se guían siguiendo un principio de cooperación orientado específicamente a que la comunicación se lleve a cabo con éxito. El principio de cooperación constituye un acuerdo tácito establecido entre los interlocutores que participan en un acto comunicativo que se desglosa en el cumplimiento de cuatro máximas para que no sea inconexa o absurda. Estas cuatro máximas conversacionales pueden resumirse de la forma siguiente:

  1. Máxima de cantidad: diga solo cuanto se precise –ni más ni menos–.
  2. Máxima de calidad: trate de que su contribución sea verdadera; no aporte datos falsos o de los que no tenga certeza absoluta.
  3. Máxima de pertinencia: hable solo de aquello que tenga que ver con el tema tratado en la conversación.
  4. Máxima de manera: sea claro, evite la ambigüedad y guarde orden en su exposición.

No es obligatorio su uso, pero si no se realiza puede crearse un desajuste en la comprensión de los enunciados.

Teoría de la Relevancia

Sperber y Wilson, siguiendo en gran medida las aportaciones realizadas por Grice, elaboraron en 1986 la denominada teoría de la relevancia. De acuerdo con este enfoque, la actividad comunicativa humana se articula fundamentalmente en virtud de un principio arraigado fuertemente en nuestro sistema cognitivo: el principio de relevancia. El individuo se orienta siempre en sus intercambios comunicativos hacia la información más relevante.

El principio de la relevancia establece que una información relevante es toda aquella que surge de la interconexión producida entre una información nueva y otra vieja, dando como resultado otra información que no podía ser referida sin esta combinación previa. En el proceso comunicativo, se ponen en marcha dos dispositivos distintos:

  • Codificación-decodificación: producción de secuencias lingüísticas y comprensión de sus significados.
  • Ostensión-inferencia: producción e interpretación de evidencias o pruebas.

Ninguno de estos procesos es válido por sí solo para explicar y describir la comunicación en términos científicos y teóricamente aceptables.

La relevancia constituye una cuestión de grados y su determinación es esencial porque permite al individuo discriminar y escoger la información que debe ser empleada para la comprensión.