Prólogo del Lazarillo de Tormes: Claves y Significado Oculto
Prólogo del Lazarillo de Tormes: Un Paratexto Revelador
El prólogo, al igual que el título, es un paratexto; un texto auxiliar que facilita la comprensión general de la obra. Situado al principio, aclara las finalidades del escrito y ofrece un resumen del contenido. Puede ser redactado por el autor de la obra principal o por un tercero. En *El Lazarillo de Tormes*, el prólogo es escrito por el autor.
Finalidad y Denuncia Social
El prólogo comienza informando que la obra busca mostrar una realidad visible para todos, pero que no suele ser documentada. El autor desea que los sucesos de esa época no caigan en el olvido. Por ello, considera importante que “cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido”. Aquí se revela una de las finalidades principales de la obra: la denuncia social.
Diversidad de Lecturas
Se menciona que el libro permite diferentes interpretaciones. Algunos lectores profundizarán, encontrarán enseñanzas y reflexionarán sobre la situación presentada, mientras que otros realizarán una lectura más superficial, pero igualmente disfrutarán de la obra. Esto demuestra la riqueza y ambigüedad del texto.
El Narrador: ¿Lázaro o el Autor?
El narrador cita a Plinio, autor del siglo I, una referencia que solo poseería alguien culto. Esto sugiere que el narrador podría no ser Lázaro. Sin embargo, al final del prólogo, el narrador se dirige a “Vuestra Merced”, una figura de poder, quien le solicitó a Lázaro que escribiera sobre “el caso”. Lázaro responde a esta petición y decide comenzar desde el principio de su vida. Esta aparente contradicción revela una intromisión del autor en el discurso de Lázaro. El autor, a veces, se olvida de que está escribiendo como Lázaro y se introduce en la narración.
La Literatura como Herramienta y la Necesidad de Reconocimiento
El narrador del prólogo afirma que la literatura sirve como herramienta para preservar los acontecimientos a través de las generaciones. No solo critica la realidad, sino que también perpetúa los hechos. Además, se reflexiona sobre los escritores y su necesidad de reconocimiento público. Se enfatiza que escribir requiere esfuerzo y que la motivación principal es la recompensa del público, que sus obras sean leídas. Por ello, cita a Tulio: “La honra cría las artes”. Sin reconocimiento, el arte no florece. También se alude a la diversidad de los lectores, asegurando que cada uno extraerá algo valioso del libro, e invita a leer *El Lazarillo* porque garantiza que dejará algo positivo a cada lector.
El autor, a pesar de defender la necesidad de reconocimiento, no revela su nombre. Su recompensa no reside en la fama personal, sino en que su libro sea leído. Para ilustrar esto, se compara con otras figuras que también buscan reconocimiento: el clérigo desea alabanzas, el soldado busca ser reconocido, etc.
La Dualidad del Narrador y el “Grosero Estilo”
El prólogo presenta una aparente contradicción. Está escrito por el autor de la obra, y el narrador parece ser el mismo que el resto del libro, Lázaro. Sin embargo, en los primeros párrafos, se citan autores latinos y se reflexiona sobre la literatura y los lectores, temas que difícilmente Lázaro conocería u opinaría. El autor se entromete en el discurso de Lázaro, olvidándose del personaje y hablando como el creador del libro. En los primeros cuatro párrafos, el autor se manifiesta en tercera persona (“Y vean cómo vive un hombre…”), refiriéndose a Lázaro.
No obstante, dado que Lázaro pertenece a una clase social baja y carece de educación formal, no sería lógico que se expresara de manera elegante. Por ello, el autor anticipa que Lázaro hablará en un “grosero estilo“, utilizando el lenguaje popular, sencillo y directo.
La Voz de Lázaro y “El Caso”
En el último párrafo, predomina la voz de Lázaro. Se dirige a “Vuestra Merced” con un tratamiento de sumo respeto, indicando que se dirige a una persona importante. “Vuestra Merced” le ha pedido a Lázaro que relate “el caso” por escrito, y esta es su respuesta. “El caso” se refiere a los sucesos del Tratado VII, relacionados con la infidelidad de su esposa con el Arcipreste de San Salvador. Lázaro decide no abordar la situación “por el medio”, sino desde el principio. Esta decisión tiene un propósito: mostrar a “Vuestra Merced” cuánto ha sufrido en su vida y que la situación actual, a pesar de la infidelidad, es lo mejor que ha podido conseguir. Aunque todos hablen de él y lo consideren un “bobo”, él está conforme, pues es lo mejor que le ha tocado vivir.
Denuncia Social y Justificación Personal
Además, si solo narrara “el caso”, Lázaro no podría denunciar la marginación y desgracia que ha experimentado a lo largo de su vida. Contar toda su historia le permite denunciar la pobreza, la hipocresía de la Iglesia, etc.
El Reconocimiento del Esfuerzo
Finalmente, Lázaro comienza desde el principio porque busca que se le reconozca su capacidad para salir adelante a pesar de no ser noble. Quiere demostrar cómo, sin haber tenido la fortuna de su lado, logró progresar. El autor utiliza una metáfora para esto, comparando la vida de Lázaro con la travesía de un barco que finalmente llega a puerto. Busca mostrar que Lázaro ha alcanzado cierta estabilidad, considerada un “buen puerto”. Al contar toda su historia, busca reconocimiento. Así como todos buscan la tierra firme, Lázaro también la busca. Ese anhelo de reconocimiento, mencionado anteriormente, reaparece aquí. Quiere que se valore su esfuerzo y cómo logró superar su situación marginal.