Al terminar la Guerra Civil, el panorama teatral español era desolador: autores como Valle-Inclán y Lorca habían muerto, otros se habían exiliado, la pobreza impedía a la población asistir al teatro y la censura imperante impedía cualquier crítica.

En cuanto a las obras, inicialmente surgió un teatro propagandístico sin interés, seguido de un teatro burgués o cómico, principalmente comercial.

El Teatro de Buero Vallejo

En 1949, el estreno de Historia de una escalera contrastó con este panorama. No era una obra cómica ni burguesa, sino un retrato de la situación de varias familias trabajadoras en una casa de vecinos, atrapadas en un mundo miserable y sin futuro. Con esta obra, Antonio Buero Vallejo se dio a conocer y marcó el inicio del teatro de posguerra.

El teatro de Buero Vallejo aborda temas como la libertad, la justicia y la verdad, con motivos argumentales y dramáticos recurrentes, como personajes con limitaciones físicas y elementos simbólicos. Su teatro, de intención trágica, muestra el desgarramiento entre las limitaciones humanas y los deseos de perfección y autenticidad. Es un teatro ético, que busca la transformación del hombre desde una perspectiva moral, y ambiguo: sus obras no concluyen con el telón, sino que dan inicio a una segunda parte, determinada por las elecciones individuales. Entre sus recursos destaca la inmersión, que introduce al espectador en la acción, haciéndole experimentar el drama del personaje.

Etapas de la Dramaturgia Bueriana

La dramaturgia de Buero Vallejo es coherente y evoluciona integrando elementos anteriores. Se pueden distinguir tres etapas:

  1. Etapa existencialista y realista: Predomina el enfoque existencial y la estética realista, aunque con innovaciones como la elección de lugares inusuales (una escalera, una azotea…).
  2. Teatro histórico: Tras una decena de estrenos, Buero Vallejo da un giro hacia el teatro histórico. El tragaluz (obra histórica que observa el presente desde el futuro) marca la transición a la tercera etapa. Introduce personajes intermediarios entre la historia y el público, que actúan como narradores.
  3. Consolidación del personaje intermedio: Las obras de esta etapa logran una mejor conjunción entre el personaje intermedio y la historia. El espectador no ve la realidad directamente, sino la versión de un personaje determinado, como en La Fundación.

El Teatro Independiente

A finales de los 60, la apertura política e ideológica en España influyó en la actividad teatral. El teatro “dependiente” dejó de ser la única opción para un público ávido de nuevas formas de expresión. Surgió así el Teatro Independiente.

A pesar de las diferencias ideológicas y estéticas entre las compañías, compartían rasgos como la crítica social, el rechazo del teatro comercial, la búsqueda de un público nuevo, la innovación estética y la exploración de nuevas posibilidades de expresión.

Pocas obras del teatro independiente llegaron a los escenarios durante el franquismo. El grupo Tábano estrenó en 1970 Castañuela 70, una sátira de la censura, que fue prohibida tras un éxito extraordinario.

Teatro Independiente en la Democracia

Con la democracia, los grupos independientes perdieron fuerza. Algunos, como Els Joglars (teatro de crítica social con ironía y fabulación), Els Comediants (teatro vanguardista que mezcla teatro, circo, música y audiovisuales) y La Fura dels Baus (teatro festivo, de espacios abiertos, que entronca con el folclore y subvierte los supuestos de la representación teatral), lograron mantenerse.