Teatro de Posguerra

La guerra civil española agravó la situación del teatro. Algunos de los más importantes dramaturgos desaparecieron: Valle-Inclán murió en 1936, F.G.L fue asesinado y el triunfo de los nacionales llevó al exilio a Max Aub o Alejandro Casona. A esto se añadieron las difíciles condiciones económicas del país, la instauración de la censura y la competencia del cine. Surge un nuevo público burgués y los promotores teatrales impulsan en los escenarios un teatro comercial, ajeno a las innovaciones. A partir de los años 50 se generan alternativas como los teatros de cámara y ensayo y los grupos de teatro universitario.

Dramaturgos en el exilio

Max Aub

Cultivó un teatro de propaganda política durante la guerra. Tras su exilio en México, produjo un teatro de carácter testimonial, reflejando la dura realidad europea de posguerra. Algunas de sus obras son: De algún tiempo a esta parte, San Juan, El rapto de Europa, Morir por cerrar los ojos. En su teatro breve destaca el ciclo dedicado a los desterrados: A la deriva, tránsito.

Alejandro Casona

Sus obras están vinculadas al teatro poético de F.G.L. Su obra se caracteriza por la mezcla de realidad y fantasía y la presencia de elementos simbólicos. Entre sus obras destacan: La sirena varada, Nuestra Natacha. Durante su exilio escribió: Prohibido suicidarse en primavera y La dama del alba (1944). Tras su regreso a España publica El caballero de las espuelas de oro.

Teatro comercial

Tiene dos tendencias: el teatro continuador de la tradición benaventina y el teatro de humor. En la primera tendencia encontramos a autores como: José M. Pemán (Los 3 etcéteras de don Simón), Joaquín Calvo Sotelo (La muralla, 1954), José López Rubio (Celos del aire) y Alfonso Paso (Usted puede ser un asesino). Este teatro se caracterizaba por los siguientes rasgos:

  • Finalidad de entretenimiento moralizador.
  • La acción se presenta dividida en actos.
  • Los personajes se definen a partir del diálogo.
  • El escenario se reproduce con realismo.
  • Temas patrióticos o políticos.
  • En cuanto al lenguaje y estilo, los autores aspiran a crear un teatro de calidad.

Década de los 40: Teatro de Humor

Ya antes de la guerra, Enrique Jardiel Poncela escribió Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936), obra en la que rompe con el realismo, tiene un nuevo concepto del humor y presenta un mundo imaginario e inverosímil. Otras obras suyas son: Un marido de ida y vuelta, Eloísa está debajo de un almendro. Jardiel Poncela inicia una línea de teatro de humor relacionada con el teatro absurdo, en el cual se muestra la angustia existencial, hay una ruptura de convenciones teatrales, espacios insólitos, situaciones ilógicas.

Tres sombreros de copa: Miguel Mihura

Fue escrita en 1932 y estrenada veinte años más tarde. En ella se critica a las convenciones de una sociedad que impide la realización del individuo. La obra está compuesta de tres actos y tres unidades (acción-amor, 1 escenario-habitaciones, 1 tiempo-1 noche). Presenta un nuevo tipo de humor, que se manifiesta en tres aspectos: situaciones insólitas, personajes extravagantes y empleo de una comicidad verbal.

Década de los 40: Poesía Existencial

El resurgir poético tras la Guerra Civil tiene sus primeras manifestaciones en torno a las revistas Escorial y Garcilaso. Los poetas optan por la recuperación de una estética clasicista, marcada por el soneto y temas familiares, amorosos y patrióticos. Se trata de una poesía de carácter escapista.

En 1944 con la publicación de Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, se inicia una nueva etapa difundida a través de la revista Espadaña, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora. La poesía garcilasista tiene un carácter existencial, un tono amargo y angustiado en el que se manifiesta el dolor y la desesperación. Se aproxima al habla coloquial con una clara expresión abrupta, desnuda y desgarrada.

Tendencias que perviven los principios estéticos que imperaban la poesía de preguerra

  • El postismo: movimiento neovanguardista asociado a la revista Postismo (1945). Carlos Edmundo de Ory en sus obras usa un lenguaje poco convencional, rico en metáforas… y constituye un puente entre la poesía vanguardista y experimental.
  • Grupo Cántico: surgido de la revista Cántico (1947), reúne a un grupo de poetas andaluces en los que destacan Ricardo Molina y Pablo García Baena, que desarrollan una poesía basada en la búsqueda formal heredada de los poetas del 27 (Luis Cernuda). Estos poetas actúan como puente entre la poesía de preguerra y la poesía experimental.

Década de los 50: Poesía Social

La poesía de esta década está dominada por el realismo social. Esta poesía surge como una evolución de la existencial de la época anterior y aparece vinculada a las circunstancias sociopolíticas. Es una época de apertura internacional, liberación económica, entrada en la ONU en 1955, primeras protestas de trabajadores y universitarios.

Los poetas abandonan sus preocupaciones individuales y pasan del YO al NOSOTROS. Usan la poesía como medio de denuncia que debe hacerse eco de las preocupaciones colectivas, siendo sus temas la precariedad de la posguerra, la crítica a los poderosos o la preocupación por el país. Esta poesía se expresa en un estilo llano.

Cantos Iberos, de Gabriel Celaya, y Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero, marcan el apogeo de la poesía social. Como antecedentes podemos citar: Las cartas boca arriba, de Celaya, y Quinta, de José Hierro.

Generación del 50

Para los poetas de esta generación, la poesía es una forma de conocimiento. Buscan una finalidad estética y sus temas están vinculados a la experiencia personal del poeta, con una gran preocupación por la forma.

Algunos autores destacados son: Ángel González (Áspero mundo), José Agustín Goytisolo (El retorno), José Manuel Caballero Bonald (Las adivinaciones), Ángel Valente (A modo de esperanza), Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad), Francisco Brines (Las brasas).

1965-1975: Poesía Experimental

Esta nueva etapa se inicia con la publicación en 1966 de Arde el mar, de Pere Gimferrer.

En 1970, José María Castellet publica una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles, que recoge poemas de Leopoldo María Panero, Ana María Moix, Félix de Azúa…

En la obra de estos poetas se observa una nueva sensibilidad poética que rechaza la poesía anterior, excepto la de Ory y Cirlot, el grupo Cántico y la Generación del 50.

Entre sus maestros se encuentran Rubén Darío, Vicente Aleixandre y Luis Cernuda, así como los poetas hispanoamericanos Octavio Paz y José Lezama Lima.

Los nuevos poetas recuperan la concepción poética vanguardista: la poesía es creación estética.

En cuanto a los temas, la poesía se caracteriza por los siguientes rasgos:

  • Rechazo del intimismo y del confesionalismo.
  • Universos míticos y simbólicos.
  • Transposición espacial.

En cuanto al estilo, defienden la libertad creadora y la experimentación y manifiestan una preocupación por los valores estéticos de la lengua poética. Recuperan técnicas vanguardistas como el collage y la escritura automática.