1. La Poesía Española de Posguerra: Un Nuevo Rumbo

1.1 La Revista Espadaña y la Rehumanización de la Poesía

En 1944 surge en León la revista Espadaña, que publicará 48 números hasta 1950, marcando un nuevo rumbo a la poesía española de los cuarenta: la rehumanización de la poesía. Sus fundadores son Eugenio de Nora, Victoriano Crémer y García Lama. En Espadaña se defienden como principios estéticos:

  • Una poesía menos blanda, menos tópica, de lenguaje más directo y tono bronco.
  • Menos preocupada por los elementos estéticos, por tanto, antiformalista.
  • Empleo del versículo de tono prosaico, aunque el soneto perdura en algunos poetas.

El tema religioso adquiere un tono existencial en las abundantes preguntas que el poeta plantea a Dios sobre el sentido del sufrimiento humano. Por eso, Espadaña se ha considerado vehículo impulsor de la poesía de testimonio que va a aflorar en la década siguiente.

1.2 Otras Tendencias: Postismo y Cántico

En el mismo año de 1944, se publican dos libros importantes: Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, y Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre. Surge el Postismo, abreviatura de postsurrealismo, con la revista del mismo nombre fundada en 1945 por Carlos Edmundo de Ory. El surrealismo resurge con un aspecto lúdico, antisocial y antiacadémico, consagrando a poetas como J.E. Cirlot y Ángel Crespo. Por otro lado, en Córdoba aparece en 1947 la revista -y el grupo- Cántico, que propugna una poesía intimista, sensual y neobarroca, encabezada por poetas como Pablo García Baena, Juan Bernier y Ricardo Molina.

2. La Poesía Social: Denuncia y Solidaridad

En la década de 1950, la preocupación por los contenidos sociales y políticos de España prima sobre los elementos estéticos. Los poetas buscan un acercamiento al pueblo, pasando del “yo” al “nosotros”. Surge así la poesía social, que cristaliza en la obra de Blas de Otero y Gabriel Celaya, y que será la predominante hasta aproximadamente 1965. Esta poesía, considerada un instrumento para transformar la sociedad, se caracteriza por:

  • La denuncia de la injusticia.
  • La solidaridad con los oprimidos.
  • Un lenguaje realista, de orientación narrativa y vocación comunicativa.
  • La primacía del tema sobre la forma.
  • La tendencia a la sencillez y la repetición de estructuras formales.

Junto a Blas de Otero, destacan Gabriel Celaya y José Hierro. Obras significativas de estos poetas son Cantos iberos (1955) de Gabriel Celaya, Quinta del 42 (1952) de José Hierro y Pido la paz y la palabra (1955) de Blas de Otero.

3. La Década de los Sesenta: Superando lo “Social”

La Generación de 1950, compuesta por poetas nacidos entre 1925 y 1935 que no participaron activamente en la guerra -los “niños de la guerra”-, incluye a Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gamoneda y los poetas de la Escuela de Barcelona: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y Carlos Barral. Sus primeros libros, aparecidos hacia 1955, muestran una voluntad decidida de superar lo “social” como tema principal.

3.1 Características de la Poesía de la Generación del 50

a) Poesía como conocimiento y experiencia: Conciben la poesía como un modo de conocimiento del mundo y de sí mismos (Valente). El poema no es solo un estado de ánimo, sino una exigente labor. Sus temas proceden de la indagación de su subjetividad y la experiencia personal:

  • Evocación de la infancia como paraíso, a veces solapada con escenas de la guerra (Biedma, Goytisolo) y la posguerra.
  • El amor, tratado de modos diversos, generalmente poco convencionales, sin desdeñar el erotismo.
  • Escasa presencia de lo religioso, probablemente como reacción a la etapa anterior.
  • Abundancia de poemas sobre la amistad y las situaciones opresivas o injustas, mostrando su preocupación por el “yo social”.
  • La propia poesía como tema frecuente, indagando sobre el proceso de creación (Valente) o introduciendo guiños intertextuales (Gil de Biedma, Valente).

b) Realismo: Su atención por lo cotidiano revela sinceridad, actitud cívica y compromiso (Ángel González). Comparten con los poetas sociales la visión crítica de la realidad y la atención a los problemas de la colectividad. Se caracterizan por su humanismo y preocupación por los problemas del ser humano: morales, sociales, existenciales e históricos. Sin embargo, no hacen de ello una proclama política abierta.

c) Uso de la sátira y la ironía: Revelan su inconformismo a través del humor y la ironía. La visión negativa de la naturaleza humana desemboca en un doloroso escepticismo.

d) Dignificación del lenguaje poético: Muestran un gran interés por la obra bien hecha y entienden el poema como una forma de comunicación sujeta a la métrica y la retórica. No obstante, su estilo se caracteriza por su naturalidad y la utilización del lenguaje coloquial. Los poemas adoptan frecuentemente una estructura narrativa, con anécdotas de la vida cotidiana. En la métrica, abandonan la rima y las estrofas clásicas, aunque abundan los endecasílabos y los versos breves de cinco y siete sílabas.