Emotivismo Moral de Hume

David Hume abandona la tradición ética del intelectualismo moral, partiendo de la observación y la experiencia. Para Hume, existe una separación entre los hechos (acciones) y los valores (valoración moral de un hecho), una separación entre el ser (lo que son las cosas) y el deber ser (cómo deberían ser en función de nuestra valoración).

Para Hume, el punto de partida es la percepción de un determinado hecho. A partir de ella, se genera en nosotros un sentimiento de aprobación o rechazo. Si es de aprobación, la valoración es buena; si es de rechazo, la valoración es mala.

El punto crítico de esta visión es demostrar que no caemos en un relativismo moral del sentimiento subjetivo de cada uno. Para evitar esto, Hume recurre a la idea de un sentimiento natural, desinteresado y universal de simpatía con el otro (empatía) que hace que todos valoremos del mismo modo. Hume también considera que su visión se fundamenta en el utilitarismo (visión práctica y de utilidad social).

Análisis del Cogito Cartesiano

Ideas clave:

  • La causa y transmisión de las ideas (L.1)
  • Los hombres y la capacidad de razonar (L.3)
  • Los pensamientos durante el sueño (L.7)
  • Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum)

Relación entre las ideas: Descartes plantea un proceso de duda que procede de los sentidos (el conocimiento sensible) porque, a veces, los sentidos nos han confundido y nos han ofrecido datos falsos. También duda de nuestros razonamientos, incluso de los más simples, por la posibilidad de la existencia de un genio maligno que nos induce al error. Además, duda de cualquier tipo de experiencia vivida porque a veces confundimos la vigilia (realidad) con el sueño.

Sin embargo, Descartes presenta una verdad indubitable: el cogito, ergo sum (pienso, luego existo). Descartes se refiere a que el sujeto (yo) es una cosa que duda.

Descartes intenta superar la filosofía escolástica con el objetivo de establecer una filosofía verdadera y definitiva. Para ello, aplica el método matemático a la filosofía. Este método matemático se manifiesta en el método cartesiano, en el que la razón trabaja con la deducción (cadena de conexiones necesarias que se desarrollan apoyándonos en verdades anteriores).

Finalmente, Descartes plantea la construcción del conocimiento partiendo desde los elementos esenciales, es decir, la metafísica. Define la sustancia como aquello que existe por sí mismo y no necesita de otro para existir. Considera que hay tres tipos de sustancia: pensante, infinita y extensa.

Debate entre Razón y Fe

Descartes establece una zona de intersección, “los preámbulos de fe”, donde se encuentran las verdades demostrables por la razón y las reveladas por la fe, como la existencia de Dios, que articula a través de cuatro vías:

  1. Punto de partida
  2. Principio metafísico
  3. Imposibilidad de una sucesión infinita de elementos
  4. Necesidad de un principio (Dios)

Sin embargo, Descartes también aclara que no solo con la razón se llega a Dios, ya que, de ser así, muy pocos lo lograrían, además de que podría dar lugar a errores. La ciencia de la revelación (fe) proporciona un camino más cómodo.

Ockham, por su parte, no establece ninguna interconexión entre razón y fe, lo que le causó problemas con la Iglesia.

Teología de Tomás de Aquino

Ideas clave: La necesidad de la teología y conocer a Dios, la razón, la ciencia de la revelación.

Relación entre las ideas: Para justificar la necesidad de la teología, además de la filosofía, para la salvación, Tomás de Aquino expone que el fin del hombre es conocer a Dios, pero el conocimiento de Dios supera la comprensión de nuestra razón. Si no pudiéramos conocer a Dios por revelación, solo unos pocos lo harían, y de forma errónea.

Según Tomás de Aquino, para salvarnos no es suficiente la razón, ya que la revelación es imprescindible. Fe y razón son fuentes distintas de conocimiento. La razón parte de la observación (aristotelismo), por lo que está limitada por lo que deducimos. Al ser Dios el fin del hombre, este ha de ser conocido, pero desde la razón es una tarea difícil, por lo que hay que recurrir a la fe, fundamentada en la revelación divina, que amplía la razón.

Tomás de Aquino establece una zona de intersección entre razón y fe: una serie de verdades que, siendo reveladas por Dios, también pueden ser conocidas a través de la razón. Son los preámbulos de fe. Las vías son demostraciones racionales de la existencia de Dios, y todas siguen un esquema que parte de lo observado, sigue con el principio de causalidad, la defensa de la imposibilidad de sucesión infinita y finaliza con la necesidad de un principio, Dios.

Si bien disponemos de la razón para demostrar que Dios existe, Tomás de Aquino considera que solo muy pocos lo lograrían, que se necesitaría mucho tiempo para lograrlo y, además, podría conducir a errores. Por eso, la fe es un camino más fácil y cómodo para todos.