Desarrollo de la Conciencia Moral

En un primer momento, por conciencia se entiende el proceso por el cual un individuo percibe diferencias con un determinado grado de claridad. Hablamos de conciencia moral cuando los valores o normas morales que el individuo tiene interiorizados inconscientemente desde la infancia, chocan con otros valores o normas, percibiendo la diferencia entre las mismas. El individuo toma consciencia de sus valores al percibir la diferencia frente a otros. En base a esto, definimos la conciencia moral como la capacidad que un individuo tiene para asimilar unos valores o normas, y obrar en función de ellos, de forma responsable.

Heteronomía y Autonomía Moral

En relación con la conciencia moral, hablamos de la heteronomía moral. Etimológicamente, heteronomía significa ley que tomo de otro. Y la autonomía significa ley que me doy a mí mismo. La persona cuyo comportamiento moral no es consciente de los valores y las normas por las que se rige es heterónoma, mientras que la persona que es consciente de los valores y las normas por las que actúa, las haya tomado de los demás o las haya elaborado él mismo, es autónoma.

Cuando hablamos de conciencia de las normas y los valores, nos referimos al conocimiento del sentido y la repercusión práctica de los mismos y la consiguiente responsabilidad de las acciones que se toman. En este sentido, la diferencia entre una persona autónoma y otra heterónoma radica en que la primera obra de forma crítica, consciente, libre y responsablemente, mientras que la segunda obra de forma acrítica, inconsciente, esclava e irresponsablemente.

La Moral y su Función Social

El carácter moral del comportamiento humano se pone de manifiesto tanto en los actos morales como en los juicios morales con los que dichos actos son aprobados o desaprobados. La moral cumple una función específica en la sociedad: establecer y conservar el orden social. Para ello, necesita el lenguaje para entenderse. La moral, entendida como el armazón de normas que regulan la conducta de los individuos en tanto que son miembros de grupos humanos, comunidades, religiones o culturas a lo largo de la historia, exige una justificación racional y objetiva mediante juicios morales.

En las primeras fases del desarrollo histórico, los individuos se ajustan a las normas no por estar convencidos de la necesidad de cumplirlas, sino llevados por la fuerza de la costumbre. Sin embargo, a medida que avanza dicho desarrollo, la justificación de las normas morales se hace cada vez más necesaria para que la moral pueda cumplir de forma adecuada su función social regulativa. El tránsito de una moral fundada en la costumbre y la tradición a una moral reflexiva, o de una moral heterónoma a otra autónoma, se pone de manifiesto en la necesidad cada vez mayor de una justificación racional de las normas y los actos morales.

Criterios de Justificación de las Normas Morales

1er criterio: Justificación Social

La justificación social de una norma moral radica en que esta cumple la función de asegurar el comportamiento de los individuos y de una comunidad en cierta dirección. Solo la norma que se ajusta a los intereses y necesidades sociales se considera válida en esa sociedad. La validez de una norma es, por tanto, inseparable de su función social. En conclusión, toda norma, para ser justificada, tiene que ser puesta en un contexto concreto en el marco de una sociedad determinada.

2do criterio: Justificación Práctica

La justificación práctica de la norma radica en que, en la medida en que promueve la realización de actos concretos, requiere ciertas condiciones materiales para su cumplimiento. Si la norma exige la realización de una acción cuando no se dan las condiciones necesarias para ello, la norma será irrealizable y no podrá justificarse. Es decir, el deber se tiene que poder cumplir. Además, siempre que se decretan normas, se tiene que contar con los instrumentos de supervisión y vigilancia que garanticen su cumplimiento.

3er criterio: Justificación Lógica

La justificación lógica de las normas morales radica en que esta no se presenta aisladamente, sino formando parte de un sistema, constituyendo un código moral caracterizado por la no contradicción y la coherencia interna. De manera que una norma se justifica lógicamente en cuanto muestra su coherencia y no contradice a las restantes normas del código moral. La justificación lógica de las normas satisface la función de toda moral, ya que impide que en una comunidad surjan normas arbitrarias o caprichosas.

4to criterio: Justificación Científica

La justificación científica de una norma moral radica en que sus prescripciones han de ser compatibles con los saberes científicos actuales. En este sentido, una discriminación racial como la existente en la antigua Sudáfrica es científicamente inválida. De esto se sigue que una norma, aunque pudiera justificarse social y prácticamente, si es contraria a la ciencia, quedaría invalidada; si no, su justificación sería ideológica. Por ejemplo, el racismo.

5to criterio: Justificación Dialéctica

La justificación dialéctica de las normas morales radica en que consideramos los códigos morales como productos humanos que forman parte de un proceso histórico. Consideramos que este proceso tiene un sentido ascendente, progresivo y se caracteriza por un mayor dominio del hombre sobre sí mismo por su acción más consciente y responsable. El proceso moral universal humano es un proceso de construcción de una moral universal humana en medida que se dan las condiciones materiales para ello. Dentro de este proceso histórico, los códigos morales tienen carácter relativo y transitorio, son un peldaño en el proceso de universalización de la moral. En resumen, una norma moral está justificada dialécticamente cuando es mejor que las normas existentes en una sociedad, es decir, cuando supone un progreso en función del criterio citado.