Descartes: Epistemología, Teología y Antropología

Descartes: Epistemología

Descartes busca un método de reflexión que resuelva todos los problemas derivados de razonamientos confusos y ambiguos, tomando como modelo las matemáticas, ya que en ellas cada idea se presenta de forma clara y distinta, permitiendo un conocimiento universal y libre de errores. Su filosofía es racionalista, basada en la razón como única fuente de conocimiento, en oposición al empirismo, que defiende que el conocimiento proviene de la experiencia. En su obra Discurso sobre el método, Descartes plantea cuatro reglas fundamentales: la regla de la evidencia, que exige no aceptar nada como verdadero sin una idea clara y distinta; la regla del análisis, que propone dividir un problema complejo en partes más simples; la regla de la síntesis, que consiste en reconstruir el problema con base en la evidencia hallada en el análisis; y la regla de la comprobación, que implica revisar detalladamente cada paso y resultado obtenido.

Para Descartes, una reflexión rigurosa debe comenzar con la puesta en duda de todo lo que conocemos, rechazando como verdadero todo aquello que no posea certeza absoluta. Su duda es hiperbólica y metódica y se desarrolla en tres niveles: primero, la desconfianza en los sentidos, ya que pueden engañarnos; segundo, la imposibilidad de distinguir entre estar despiertos o soñando, lo que pone en duda la existencia del mundo y de nosotros mismos; y tercero, la hipótesis del genio maligno, un ser que podría controlar nuestra mente y hacernos creer en verdades falsas, incluso en matemáticas, poniendo en crisis cualquier tipo de conocimiento. En medio de la duda absoluta, Descartes encuentra una verdad indudable: “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum), ya que dudar implica pensar y, por lo tanto, existir. Sin embargo, aún no puede determinar si tiene un cuerpo o si un Dios lo engaña, por lo que necesita demostrar la existencia de Dios para cimentar su sistema filosófico.

Teología de Descartes

Descartes vive en un contexto de crisis del cristianismo debido a la Reforma Protestante y al auge del racionalismo y deterioro de la fe. Descartes mantiene la necesidad de creer en Dios, que tiene una utilidad específica: la de ayudarnos a confiar que todo es real y gracias a él podemos resolver nuestras dudas más profundas. Para demostrar su existencia, recurre a las pruebas ontológicas, es decir, comprender si Dios existe a partir del análisis de su propia idea. Siguiendo su duda metódica, Descartes solo puede confiar en la existencia del pensamiento. La idea de Dios no proviene de la experiencia ni es imaginaria, ya que un ser imperfecto como el ser humano no podría concebir por sí mismo un ser perfecto e infinito. Por lo tanto, la idea de Dios ha sido puesta en nuestra mente por Él mismo. Además, si Dios es perfecto, su perfección implica necesariamente su existencia.

Antropología de Descartes

Para Descartes, la única certeza inicial es la existencia del pensamiento. Sin embargo, para demostrar que el mundo es real y que no estamos soñando, recurre a Dios. Distingue tres realidades fundamentales: la res cogitans (pensamiento libre), la res extensa (materia sometida a leyes mecánicas) y la res infinita (Dios, ser perfecto). Según el espíritu del barroco, las fronteras entre lo espiritual y lo real son inciertas. El ser humano debe lidiar con esto y para orientarse en un mundo tan confuso, necesita la razón. En su dualismo, el ser humano posee tanto un cuerpo mecánico como una dimensión espiritual (cogito o pensamiento), y plantea que la interacción entre ambos ocurre en la glándula pineal.

Aristóteles: Realidad, Epistemología, Antropología, Política y Ética

La Realidad según Aristóteles

A diferencia de Platón, Aristóteles considera que el hombre es una unión substancial entre cuerpo y alma, donde esta última es el principio vital e intrínseco del cuerpo (hilemorfismo). Existen tres funciones del alma: vegetativa (plantas, animales y humanos), sensitiva (animales y humanos) y racional (exclusiva de los humanos). El alma no es inmortal, pues es la forma del cuerpo. El ser puede entenderse como substancia o accidente, y en términos de potencia y acto, donde todo cambio es un paso de la potencia al acto. El movimiento es la actualización de lo que algo es en potencia, explicando así la transformación de los seres.

Motor Inmóvil

Aristóteles postula un Motor Inmóvil como causa última del movimiento en el universo. Este mueve como objeto de deseo y perfección, sin ser movido, impulsando a los seres a alcanzar su propia perfección.

Epistemología de Aristóteles

Conocer implica conocer la causa de algo. Aristóteles distingue cuatro causas (material, formal, eficiente y final, esta última clave en su teleología). A diferencia de Platón, su teoría del conocimiento es empirista: el conocimiento parte de los sentidos, generando experiencia a través de la percepción y la memoria. La inducción permite abstraer lo común a múltiples casos, formando conceptos universales. Además, clasifica los saberes según su propósito, destacando la metafísica y la ética sobre la técnica y la ciencia. Es considerado el padre de la lógica, con el silogismo como herramienta fundamental del razonamiento.

Antropología de Aristóteles

Define al hombre como un “animal racional” y “político”. Su existencia se basa en la unión del cuerpo y alma, que se compone de tres facultades: vegetativa (nutrición y reproducción), sensitiva (percepción y deseo) e intelectiva (razón y entendimiento). La felicidad (eudaimonía) es el fin último, alcanzada mediante la virtud. La política es necesaria para la realización humana, y la esclavitud y la desigualdad de la mujer son aceptadas como naturales.

Política de Aristóteles

El hombre es un ser social (zoon politikón), estructurado en familias, aldeas y polis. Distingue entre gobiernos justos (monarquía, aristocracia y democracia) e injustos (tiranía, oligarquía y demagogia). Considera la aristocracia el mejor sistema, ya que es un equilibrio entre monarquía y democracia.

Ética de Aristóteles

La felicidad se logra mediante la autosuficiencia y la virtud. Existen dos tipos de virtud: dianoética (intelectual) y ética (carácter). La virtud ética consiste en encontrar el término medio entre el exceso y el defecto. La verdadera felicidad se alcanza dedicándose a la actividad más elevada del ser humano: la contemplación filosófica.

Hume: Epistemología, Ética y Teología

Epistemología de Hume

Hume es uno de los máximos exponentes del empirismo: el conocimiento proviene de la experiencia. Para Hume, la mente humana nace vacía, como una tabula rasa. A través de los sentidos, percibimos impresiones (imágenes detalladas), que pueden almacenarse en la memoria y transformarse en ideas, copias menos vívidas y más abstractas. Las ideas pueden combinarse mediante reglas de asociación (semejanza, contigüidad y causa-efecto), lo que permite la imaginación y la creatividad.

El Principio de la Copia

Hume distingue dos tipos de conocimiento:

  1. Relaciones entre ideas: Verdaderas si respetan principios lógicos (matemáticas).
  2. Cuestiones de hecho: Verdaderas si tienen una impresión correspondiente, es decir, si son copia de alguna impresión sensible.

Según el principio de la copia, una idea es verdadera solo si proviene de una impresión correspondiente. Si no podemos experimentar algo directamente, no podemos afirmar su existencia con certeza. Esto ataca la metafísica tradicional: si no tengo experiencia de las ideas, no puedo hablar de ellas como Platón; las ideas están en nuestra imaginación, no en un mundo separado. Nuestro “yo” no es una entidad fija, sino una construcción basada en experiencias, similar a una cebolla sin núcleo esencial. Si no tenemos una impresión directa de Dios, su existencia no puede ser probada racionalmente; es una construcción de la mente basada en asociaciones de ideas.

Tradicionalmente, se considera que la causalidad es una relación necesaria entre un evento A y un evento B (siempre que A ocurra, B lo seguirá). Sin embargo, Hume demuestra que nunca percibimos la causa en sí misma, solo observamos una correlación constante entre eventos. Por lo tanto, que algo pase muchas veces no significa que ocurrirá siempre. Su teoría contra la causalidad fundamenta el escepticismo, que duda de la posibilidad de conocer la verdad absoluta al 100%.

Ética de Hume

La ética tradicional busca principios racionales para definir lo que es bueno o malo, pero Hume rechaza esta idea. Aplicando el principio de la copia, concluye que el bien y el mal no existen como entidades objetivas, ya que no tenemos impresiones sensoriales de ellos. Lo único que experimentamos son sensaciones de placer y dolor. Definimos como bueno aquello que nos produce placer y como malo lo que nos genera dolor, pero esto es subjetivo y relativo a cada individuo y contexto. La ética de Hume se define como emotivismo moral, ya que Hume considera que la ética no nace de un razonamiento, sino de un sentimiento moral. Además, se define también como “utilitarismo”, porque su fundamento es el sentimiento de lo útil y lo placentero. Sin embargo, esto no implica que los seres humanos sean puramente egoístas. Experimentamos simpatía hacia quienes comparten nuestras pasiones o intereses y antipatía hacia quienes son diferentes o contrarios. El ser humano no es bueno o malo en términos absolutos, sino que actúa según sus relaciones y vínculos sociales.

Teología de Hume

Hume es profundamente crítico con el fanatismo religioso. Aplicando el principio de la copia, concluye que todas las representaciones de entidades metafísicas (Dios, ángeles, el alma) son fábulas. La religión, para Hume, surge de la necesidad psicológica de encontrar un sentido en un mundo caótico y de calmar el miedo a lo desconocido. Hume rechaza las religiones porque no hay base racional. No creemos nada (metafísico/analógico) si no hay experiencia. Hume también plantea el Problema del Mal: si Dios es omnipotente y bondadoso, ¿por qué existe el sufrimiento en el mundo? La presencia del mal contradice la idea de un Dios perfecto, lo que lleva a cuestionar su existencia o su naturaleza. Además, es de los primeros en decir que la creencia religiosa puede surgir de medios naturales.