El Mecanicismo Cartesiano y la Libertad Humana
El Mundo: Mecanicismo y Libertad
El Mundo: Los Principios de las Cosas Materiales
Demostrada la existencia de Dios, que es la garantía del criterio de verdad, se tiene la posibilidad de abrir la intimidad pensante del sujeto y demostrar la existencia de las cosas corpóreas, el mundo, que percibo por medio de los sentidos.
Puesto que Dios existe y por su propia perfección es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe continuamente, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe, por tanto, el mundo existe. Retoma nuevamente su teoría de la realidad objetiva de las ideas. Si tengo ideas de objetos extramentales, ¿cuál es la causa? Se pregunta. La teoría de la realidad objetiva de las ideas nos dice que esas ideas deben proceder de una causa distinta de mí mismo, causa que debe poseer al menos tanta realidad como tiene objetivamente la idea. Esta causa debe ser un cuerpo, si yo creo que esas ideas me son producidas por las cosas sensibles, y si Dios me ha dado esa inclinación a creerlo, entonces me estaría mintiendo y eso es contradictorio a su idea. Por tanto, esa inclinación me dice la verdad: la causa de las ideas de las cosas sensibles son las cosas corpóreas, y estas existen.
Si Dios garantiza la verdad, entonces debemos preguntarnos por qué nos equivocamos. El error no es atribuible a Dios, ni a nuestra razón, sino a nuestro juicio que se precipita al pronunciarse sobre la realidad. Nos engañamos nosotros.
Teoría de la Sustancia
Recapitulemos lo obtenido hasta el presente: Descartes ha descubierto tres ámbitos de la realidad: Dios, el yo, y las cosas materiales, o sea, el mundo al que mi cuerpo también pertenece como una cosa material más. Para referirse a estos tres ámbitos, Descartes utiliza el término sustancia: sustancia infinita, sustancia pensante y sustancia extensa.
El concepto de sustancia es fundamental en Descartes, y en todo el racionalismo, pues a partir de él podrá deducir el resto de su sistema.
La definición de sustancia sólo es aplicable a Dios, pero Descartes considera que, por analogía, puede ser aplicada a todos aquellos otros seres de los que percibimos con claridad y distinción que no necesitan de ninguna otra cosa, excepto Dios, para existir, y estos son dos: el yo o el alma y los cuerpos materiales.
Nosotros no podemos percibir directamente la sustancia. ¿Cómo podemos saber de su existencia? Será necesario que podamos percibir un atributo.
Los atributos son cualidades o propiedades de la sustancia que no pueden existir por sí mismos; cada sustancia tiene un atributo propio que constituye su esencia o naturaleza. Será necesario y suficiente para conocer la sustancia. El atributo esencial del yo o alma será el pensamiento. En el caso de las cosas materiales, el atributo que constituye su esencia o naturaleza y que podemos percibir clara y distintamente es la extensión.
Dejando aparte la sustancia infinita (Dios), Descartes distingue dos sustancias: el yo o sustancia pensante (res cogitans), y los cuerpos o sustancia extensa (res extensa). Éstas son las dos únicas sustancias que cumplen la definición: no necesitar más que a Dios para existir y percibirlas clara y distintamente como independientes e irreductibles entre sí.
Las Cualidades de la Res Extensa
Descartes, siguiendo las enseñanzas de Galileo, procede a diferenciar entre cualidades primarias y cualidades secundarias. Lo único que tiene realidad objetiva en los cuerpos es aquello que percibimos con claridad y distinción, y sólo poseen estas características las cualidades primarias, que pueden expresarse matemáticamente y son: la extensión o volumen, el movimiento y la figura. Éstas cualidades existen objetivamente, independientemente del sujeto. Las cualidades secundarias no existen objetivamente. Descartes, pues, limita el verdadero conocimiento del mundo a las cualidades primarias, la física y las leyes del movimiento. Esta deducción se llevará a cabo mediante una interpretación mecanicista de la naturaleza.
Las cualidades secundarias, para Descartes, poseen una función básicamente utilitaria en la vida cotidiana. Las sensaciones nos enseñan lo que nos conviene y lo que nos perjudica, pero no pueden decirnos nada de su naturaleza, no pueden proporcionarnos ningún saber sobre él. Partiendo de los atributos esenciales de la materia: extensión o volumen, movimiento y figura, Descartes procede a una explicación mecanicista del mundo, explicación de los fenómenos naturales a través de los movimientos o combinaciones de movimientos en el espacio.
La Explicación Mecanicista del Mundo
Una teoría mecanicista de la naturaleza es la que no admite más explicación de los fenómenos naturales que las causas mecánicas. Esta teoría concibe la naturaleza como una máquina cuyos movimientos son resultados automáticos de leyes fijas, que se transmiten de cuerpo a cuerpo mediante una acción recíproca. Siguiendo el símil del reloj, Dios ha creado el universo de materia inerte y la ha dotado de movimiento. La cantidad de materia y movimiento permanecerá constante e inalterable, puesto que Dios es inmutable y no vuelve a intervenir desde el momento de la creación. La materia extensa es divisible indefinidamente, dando lugar a todas las clases de seres. No existe, pues, diversidad de materias. Al no existir el vacío, el movimiento se transmite necesariamente de un cuerpo a otro por contacto.
La física cartesiana es, en resumen, una física exclusivamente de la cantidad y del movimiento espacial, los cuales pueden representarse geométricamente.