El pensamiento de Ortega y Gasset: Raciovitalismo, Perspectivismo y la Crisis de la Modernidad
El pensamiento de Ortega y Gasset
Objetivismo y preocupación social
Ortega plantea una crítica al subjetivismo en España basado en puro individualismo que no seguía disciplina objetiva ni norma alguna. Pensaba que España estaba atrasada respecto a Europa en ciencia y filosofía. Al contrario, reinaba el interés particular y el error. Por ello, tras unas estancias en Alemania, se da cuenta de la necesidad de ajustarse a unas normas objetivas universales. Entonces ofrece el objetivismo basado en el método, la crítica y la razón. Se lograría por medio de la educación formando ciudadanos capacitados y pacíficos.
Las masas y la élite
Ortega piensa que la sociedad está dividida en dos bandos: una minoría selecta (excelente, autoexigente, con proyectos vitales y que reconoce que tiene responsabilidades y obligaciones) y una mayoría de masas (buscan solo derechos (sin obligaciones) y no hay auto exigencia de superarse). Por esto, expresa que solo la minoría excelente tiene capacidad para ejercer autoridad y asegurar que funcione correctamente. Si no, la masa tomaría el poder dando lugar a la “rebelión de las masas” en donde la sociedad quedaría vulgarizada y desorientada. Resalta que esta división no tiene nada que ver con clases sociales ya que tanto en la clase baja como alta pueden existir los dos tipos de personas.
Perspectivismo y raciovitalismo
En 1911, Ortega cambia su posición objetivista para crear las teorías de perspectivismo y raciovitalismo en las que busca un equilibrio entre vida y razón. Decía que la realidad exterior viene en mil caras, por lo que la perspectiva no la impone el sujeto sino la propia cosa exterior en su aparición. Es decir, hay perspectiva porque el sujeto tiene lugar en la realidad. Si vemos la sierra de Guadarrama desde Madrid o desde Segovia, ¿cuál es la mirada verdadera? No hay una única verdad sino que se complementan. El sujeto debe ser fiel a su perspectiva y no buscar un punto de vista absoluto. Entonces, la verdad será la integración progresiva de perspectivas que no acaba nunca.
El tema de nuestro tiempo: la superación del racionalismo
Ortega plantea su teoría del raciovitalismo como una teoría que pretenderá superar el racionalismo basada en una razón que surja y comprenda al constante cambio de la vida y no pretenda explicarla con ideas permanentes. Se enfrenta entonces a los modelos de razón pura y razón matematizante que forman parte de la idea substancialista de la realidad. Esta explica que lo real es estático (permanente) por lo que lo cambiante no es real. Sin embargo, Ortega expresa que no se puede hablar del mundo como un conjunto de hechos sino que el hombre tiene historia por ser cambiante a lo largo de la vida. Como respuesta, Ortega no plantea una nueva alternativa frente a la racionalidad sino que quiere construir un nuevo modelo de razón: más integral, sensible a la particularidad de cada persona y a las exigencias de la vida humana. Además, explica que su filosofía no va en contra de la razón, sino del racionalismo puro y abstracto que no considera la experiencia de la vida y de la historia del ser humano.
Razón vital y razón histórica. La vida y la historia
Ortega introduce la razón vital con dos propuestas. La primera, que la vida es una realidad comprensible. La segunda, que la razón es una herramienta de la vida que nos ayuda a encontrarle el sentido y orientarnos en toda su complejidad. También, habla de la razón histórica. Dice que la razón es histórica, por lo que para entenderla es necesario narrar todo aquello que hacemos y que nos pasa. Es decir, para comprender al humano es necesario contar una historia. Por otro lado, Ortega dice que la vida humana es acontecer. La vida es lo que hace una persona en una determinada circunstancia. Esta vida tiene dos elementos que la constituyen: el yo y la circunstancia. Este “yo” es un proyecto nuevo que tiene un futuro de decisiones, preferencias y cosas por vivir. Este “yo” se tiene que desenvolver en una “circunstancia” o una realidad para desarrollarse. Entonces la circunstancia viene en un mundo lleno de sentido y respuestas para que hagamos nuestras vidas. Aquí Ortega introduce su concepto de generación como un conjunto de hombres que coindicen en tiempo y espacio (en una misma circunstancia). Cada generación añade algo nuevo, que puede ser constructivo o eliminativo. Se llama época cumulativa si cada generación aprende de sus antecesores, y se llama época eliminatoria y polémica si no construye ante lo recibido sino que lo critica y desoye. Este tipo de época da lugar a la crisis histórica ya que se rompen las enseñanzas de las generaciones anteriores, y se crean nuevas ideas y modos de vida.
Ideas y creencias
La vida humana tiene dos términos: aspectos individuales (y colectivos) o aspectos sociales. La vida no se trata solo de mis cosas exclusivamente sino que las comparto con otros hombres que están en la misma circunstancia. Mi mundo es un mundo social en el que estoy forzado a hacer mi vida. Por esto, para entender las vidas de los individuos de cada época, primero la razón histórica debe estudiar la estructura de las distintas épocas y sus creencias. Ortega define creencias como el conjunto de convicciones vigentes que comparte una sociedad en un momento dado de la historia. Tienen mucha importancia porque son capaces de condicionar nuestras acciones. Aun así, son diferentes que las ideas porque las ideas las producimos conscientemente, son obra nuestra y forman parte de nuestra vida. En cambio, las creencias no las producimos sino que estamos. En la creencia se está mientras que la idea se tiene. Hay tres diferencias que podemos resaltar:
- Las creencias forman parte de nuestra “actitud natural”.
- Las creencias funcionan como supuestos impensados de toda cultura
- Las ideas se proponen cuando fallan las creencias.
Trabajo e interacción
El autor hace una crítica a la sociedad industrial en la que se utilizaba la ciencia y técnica como proceso de racionalización. La tacha de tener un carácter ideológico en donde se legalizan cosas opresoras para el ser humano. Para eso, se necesita una nueva búsqueda de relación entre técnica y política en donde resalte la libertad. Entonces propone una importante distinción entre trabajo e interacción en donde explica cómo una sociedad pasa de ser tradicional a moderna. El autor entiende trabajo como una acción que busca un fin en concreto y que puede ser acción instrumental, racional o ambas. La acción instrumental se rige por técnicas y práctica. La acción racional es la que se rige en análisis y estrategias. A la acción se contrapone la interacción (acción comunicativa) que aporta validez a las normas morales (decir la verdad, ir vestido por la calle, etc). Entonces, la acción técnica exige conocimiento de las ciencias, la acción comunicativa exige respetar las normas morales. Según el autor, en las sociedades tradicionales predominaba la acción comunicativa sobre la técnica. En cambio, en las sociedades modernas predomina la técnica que busca un sistema económico que permite la injusticia social. Entonces la política se convierte en una tarea técnica en donde ya no se hablan de problemas morales que afectan a la sociedad. Esto causa que las cosas verdaderamente humanas como la libertad, justicia y felicidad no se expresen en estas sociedades. En definitiva, la racionalidad técnica debe ser compensada con racionalidad comunicativa para una sociedad estable.