Contexto Histórico de Hume

David Hume nació en Edimburgo en 1711 y murió en la misma ciudad en 1776. En 1734 se marchó a Inglaterra para trabajar como comerciante, pero pronto se trasladó a Francia para escribir y meditar. Publicó su primera obra, Tratado de la naturaleza humana o La investigación sobre el entendimiento humano, que tuvo desigual aceptación entre los intelectuales. Fue secretario de la embajada inglesa en París, donde conoció a los principales pensadores ilustrados. Debido a su fama, fue considerado como uno de los intelectuales vivos más importantes de Gran Bretaña. Conoció y vivió dos realidades políticas: en Inglaterra, una revolución impulsada por Cromwell, donde se había impuesto un sistema político parlamentario, la voluntad del rey era controlada por el pueblo mediante el parlamento; por otro lado, una monarquía absoluta en Francia y en España con los Borbones. También destacó el poder de Luis XIV, el Rey Sol, y el rey ilustrado Carlos III en España. Culturalmente, en el siglo XVIII, se da el final del Barroco y los comienzos del Neoclasicismo. Las ciencias adquieren un gran desarrollo, especialmente la física; se buscaron aplicaciones prácticas, como fue el invento de James Watt de la máquina de vapor en 1765. Las ciencias humanas y jurídicas también adquieren un gran impulso. Estas modernizaciones en todos los ámbitos darán lugar a la Revolución Industrial. No podemos olvidarnos de la Ilustración, pensamiento que confía ciegamente en la fuerza de la razón para la resolución de los problemas y que tiene una visión muy optimista del ser humano y sus capacidades.

Contexto Filosófico de Hume

David Hume pertenece al movimiento empirista, que se constituye como el segundo gran movimiento de la filosofía moderna junto con el Racionalismo. Se llama empiristas a aquellos filósofos según los cuales el origen y el valor de nuestros conocimientos provienen de la experiencia sensible, de los sentidos. Para Hume, el entendimiento no posee ni ideas ni principios innatos: nuestro entendimiento es una tabula rasa. Todo nuestro conocimiento proviene de la experiencia. A raíz de esto, se derivan una serie de consecuencias: la necesidad de que lo que sea evidente a los sentidos sea verdad, rechazo de todo contenido que no tenga relación previa con la experiencia, y negación de un conocimiento universal y necesario. Se podría llamar también empiristas a filósofos como Aristóteles y Santo Tomás. Pero, siendo estrictos, solo son empiristas los representantes de un movimiento filosófico moderno que se desarrolla en las Islas Británicas durante los siglos XVII y XVIII, como respuesta al racionalismo del siglo XVII.

Contexto Histórico de Descartes

Nace el 31 de marzo en Francia. El siglo XVII es un periodo de crisis en Europa: la consolidación de los estados modernos, sus afanes imperialistas y la lucha por la hegemonía entre Francia, Holanda e Inglaterra, provocaron grandes enfrentamientos entre ellos, a los que se unen las guerras religiosas que azotan Europa. Una buena parte de la vida de Descartes coincide con la Guerra de los Treinta Años entre los estados católicos y protestantes del Imperio Alemán, que concluye con la Paz de Westfalia. Francia, al igual que el resto de las grandes naciones europeas de la época, se organiza como una Monarquía Absoluta, que llegará a su apogeo con Luis XIV y la identificación entre el monarca y el Estado.

Contexto Filosófico de Descartes

La vida de Descartes coincide con el final del Renacimiento. Desde el punto de vista filosófico, podemos decir que ya hacía un tiempo que Dios había dejado de ser el centro de la preocupación filosófica, como ocurría en la Edad Media. El hombre se convierte en el objeto principal de la filosofía y, especialmente, los temas relacionados con el conocimiento. La escolástica medieval, basada en el realismo aristotélico, entra en crisis principalmente por la causa del nominalismo de Ockham, que supone la ruptura entre razón y fe. Este es el terreno en el que Descartes es considerado el fundador y principal representante de la corriente racionalista. Esta corriente toma como referencia la ciencia moderna y como modelo el método matemático, aceptando el innatismo de los principios esenciales del conocimiento y despreciando el conocimiento sensorial como fuente fiable. Leibniz, Spinoza y el racionalismo encuentran su oposición en el empirismo británico de Locke y Hume. Ellos, y especialmente Hume, representan la oposición radical a la filosofía cartesiana, fundando una corriente que rechaza la existencia de ideas innatas y pone en la información sensorial la fuente y el límite del conocimiento humano.