Filosofía Contemporánea: Del Idealismo Absoluto a la Posmodernidad
Reacciones a la Modernidad
La filosofía contemporánea, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad, se caracteriza por una diversidad de enfoques y escuelas. A pesar de sus diferencias, comparten una referencia al pensamiento moderno y la Ilustración, rechazando dos aspectos centrales: la razón como instancia universal y el sujeto definido por su capacidad cognitiva. Esta reacción se centra en el sistema de Hegel, quien identificó sujeto, razón y realidad en un idealismo absoluto donde lo racional es real y viceversa. Según Hegel, la realidad es dinámica y evoluciona dialécticamente hacia la autoconciencia de la libertad, según el espíritu absoluto hegeliano.
Marx, la Praxis y la Transformación Social
Marx priorizó la praxis sobre la teoría, contrastando con Hegel. Para Marx, la filosofía no solo describe el mundo, sino que lo transforma. Entender las estructuras económicas y materiales es crucial para un mundo más justo e igualitario. Marx analizó críticamente la sociedad capitalista burguesa, buscando trascender la mera interpretación del mundo para transformarlo. Según Marx, el ser humano se construye a sí mismo a través del trabajo, que es la esencia de la realidad. Sin embargo, en el capitalismo, el ser humano experimenta alienación, perdiendo su libertad. La alienación económica, derivada del trabajo alienado, tiene dos aspectos: la alienación del trabajador con respecto a su actividad y al producto de su trabajo. Esta alienación económica promueve otras formas de alienación: social, política, religiosa y filosófica. Marx argumentaba que la religión era una forma de alienación que desviaba la atención de los problemas terrenales. En resumen, Marx buscaba comprender las estructuras que perpetuaban la opresión para promover la liberación de la humanidad.
La Historia y los Modos de Producción
Marx postula que la historia humana se desarrolla a través de modos de producción, cada uno con sus relaciones sociales y organización económica. El capitalismo es el último estadio. En cada modo de producción, la infraestructura económica (fuerzas productivas y relaciones de producción) determina la superestructura ideológica y cultural. Existe una contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, lo que genera la lucha de clases, motor de la historia. La superación de esta contradicción se da mediante revoluciones sociales. Marx predice que las tensiones del capitalismo llevarán a su colapso. El comunismo es la siguiente etapa, donde la propiedad privada será abolida y la sociedad se organizará sobre la base de la propiedad común, eliminando la alienación y la explotación.
Nietzsche, la Crítica a la Cultura Occidental y la Voluntad de Poder
Nietzsche critica la cultura occidental, argumentando que desde Sócrates se corrompió el espíritu griego. Considera la filosofía racional producto de la decadencia, incapaz de aceptar el devenir. Propone la creatividad y la sensibilidad para superar el nihilismo y buscar nuevas bases éticas. Para Nietzsche, los griegos enfrentaron la vida mediante la tragedia, fusión de lo dionisíaco (oscuridad, irracionalidad) y lo apolíneo (razón, orden). Con Sócrates y Platón, triunfa la razón, corrompiendo la filosofía. Nietzsche critica los conceptos metafísicos como engaños del lenguaje, abogando por aceptar el testimonio de los sentidos. No hay una única verdad, sino múltiples perspectivas. Critica la moral tradicional, considerándola antinatural. La moral del resentimiento surge de la rebelión de los esclavos. Nietzsche pronostica el nihilismo, pero también la posibilidad de nuevos valores. La voluntad de poder, fuerzas que contribuyen al dinamismo de la vida, es voluntad creadora de valores. Nietzsche se llama a sí mismo inmoralista, exaltando la vida. El superhombre enunciará la nueva moral, fruto de tres transformaciones: camello (carga con la moral tradicional), león (arroja los antiguos valores) y niño (crea nuevos valores). La “muerte de Dios” es la condición para la aparición del superhombre.
El Siglo XX: Ciencia, Lenguaje y Existencia
En el siglo XX, la filosofía se vio influida por la confianza en la ciencia. El análisis del lenguaje, liderado por Wittgenstein, abogaba por la primacía de la ciencia. Esta corriente desconfiaba de la especulación filosófica, se centraba en el análisis del lenguaje y rechazaba la metafísica. En contraste, la fenomenología de Husserl se opuso al positivismo. Para Husserl, el positivismo había descuidado el sentido de la existencia. Propuso la fenomenología como ciencia fundamental. Ambas corrientes dieron importancia al lenguaje, lo que se conoce como el “giro lingüístico”.
Existencialismo, Escuela de Frankfurt y Posmodernidad
El existencialismo, con Sartre y Camus, desconfiaba de la razón y criticaba el mundo deshumanizado. Se centraba en la experiencia vivida, rechazando los conceptos abstractos en favor de la autenticidad. La Escuela de Frankfurt analizó críticamente la sociedad industrializada. Los pensadores posmodernos argumentaban que una explicación global de la realidad era imposible, defendiendo la pluralidad. En España, la filosofía cambió tras Franco, con una mayor apertura a las corrientes contemporáneas. Movimientos como el feminismo, el ecologismo y los grupos antiglobalización contribuyeron a un panorama filosófico diverso.