Escuelas Helenísticas

Desde la muerte de Alejandro Magno hasta el siglo II d.C., se buscó crear una cultura universal con base griega, exportando sus valores. Diversas culturas chocaron y convivieron en este proceso llamado helenización, donde el griego se convirtió en la lengua franca. Contrario a la creencia de que en este periodo no hubo grandes cambios, surgieron nuevas escuelas y formas de vida. Nacidas en un momento de crisis, con la transición de la polis al imperio, estas escuelas abordaron la crisis de identidad y la búsqueda de la felicidad, creando comunidades.

Cínicos

Conocidos por su provocación e incomodidad, los cínicos decían verdades incómodas con indiferencia. Más que una escuela, representaban una forma de vida anti-intelectual. El término “cínico” proviene de la palabra griega para perro (sin dueño moral ni límites). Fundada por Antístenes, su figura más conocida fue Diógenes. Buscaban la virtud y se alejaban de los bienes materiales, viviendo sin convenciones sociales. Su vínculo con la naturaleza era fuente de felicidad. Antisistema, irreverentes, maleducados, cosmopolitas y contrarios a la propiedad privada.

Escépticos

Pirrón y Timón de Fliunte fueron figuras clave del escepticismo. Su filosofía se basaba en la desconfianza y la ausencia de verdades absolutas. La epojé, su principal concepto, consiste en la suspensión del juicio al no encontrar argumentos para posicionarse. Esta actitud de duda, aunque prudente, podía conducir a la indiferencia al no tener un juicio claro sobre nada.

Epicúreos

Fundada por Epicuro, esta escuela, también conocida como el Jardín de Epicuro, se centraba en el hedonismo. El placer, entendido como la ausencia de dolor, era el bien moral. Una acción era buena si se encaminaba a la ausencia del dolor, buscando la calma y el placer moderado. Diferenciaban entre placeres estáticos (amistad, conocimiento) y placeres en movimiento (comer, sexo, enamorarse), priorizando los primeros. La ataraxia, la tranquilidad del alma, era su objetivo final.

Estoicos

Fundada por Zenón de Citio, el estoicismo fue la escuela más popular, incluso adoptada por políticos romanos. Consideraban que el hombre es solo cuerpo y que la virtud reside en entender que formamos parte de un cosmos con una energía interna inmodificable. Aceptaban el destino sin luchar contra él, asumiendo todo con serenidad. Esta filosofía, en ocasiones, podía caer en el conformismo.

Cicerón: Transición a la Filosofía Romana

Cicerón representa la transición entre la filosofía antigua y la romana. Adaptó la tradición griega al latín, estableciendo las bases teóricas del derecho romano y la política moderna, separando el concepto de pueblo del de Estado. Consideraba negativas las pasiones y sensibilidades, continuando la línea de los griegos. Adaptó la filosofía a su contemporaneidad, antes de que el cristianismo transformara el pensamiento.

La Llegada de Aristóteles a Occidente

Toledo, con su escuela de traducción del árabe al latín, fue la puerta de entrada de los textos árabes a Europa, incluyendo los de la Biblioteca de Alejandría, donde se conservaban las obras de Aristóteles traducidas al árabe. Gracias a los árabes y a la escuela de Toledo, las obras de Aristóteles llegaron a París. El Renacimiento Carolingio unificó los estudios con el latín como lengua común, creando una identidad europea. Se adoptó la gramática de Cicerón y la dialéctica y lógica de Boecio y Casiodoro, quienes analizaron las obras lógicas de Aristóteles (Logica Vetus), configurando la dialéctica escolástica. El método sic et non, un método argumentativo de contraposición, analizaba una tesis a partir de lo que la sustenta y lo que la niega. Este método riguroso se aplicó a las tesis cristianas. La dialéctica, introducida en las escuelas monásticas gracias a Aristóteles, marcó el inicio de la filosofía medieval y se convirtió en el punto de partida para la teología. Se buscaba argumentar bien para convencer, reclamando a la teología el uso de buenos argumentos y la razón para reflexionar sobre Dios.

Dialécticos: Juan Escoto Eriúgena

Juan Escoto Eriúgena priorizaba la razón sobre la autoridad (la Biblia para los cristianos). Los argumentos de autoridad eran problemáticos para los medievales. La autoridad de la Biblia debía estar subordinada a la razón. No se podía hacer filosofía basándose solo en la Biblia. Confiaba en la capacidad humana racional para entender los conflictos, lo que no fue bien visto por la Iglesia.

Anselmo de Canterbury

Anselmo intentó demostrar la existencia de Dios argumentando que se puede pensar en algo que no se es, a pesar de no tener experiencia empírica (como un ser perfecto e infinito). Apelaba a la inteligencia humana, pero su argumento no era válido.

El Problema de los Universales

La filosofía medieval giró en torno al debate de los universales, derivado de las ideas platónicas. Se cuestionaba si las ideas eran reales o existían solo en la mente. Aristóteles hablaba de lo universal como aquello que engloba a los individuos (género, especie). Porfirio planteó la necesidad de comprender el significado de los predicables o universales. Dividía la realidad en categorías: individuo y género, pero no resolvió si estas tenían realidad o no. Surgieron dos posiciones: la tesis realista (Anselmo de Canterbury y Guillermo de Champeaux), que afirmaba la existencia de una esencia compartida más allá de la individual, y la tesis nominalista (Roscelino de Compiègne y Guillermo de Ockham), que consideraba los universales como meras palabras o ideas.

Pedro Abelardo

Considerado el dialéctico más importante, Pedro Abelardo fue un maestro independiente que criticó la institución eclesiástica y la vida monástica. Racional y autor de textos fundacionales sobre lógica, fue discípulo del nominalista Roscelino de Compiègne. Aplicó la razón a cuestiones de fe, lo que le valió la condena de la Iglesia, aunque mantuvo un gran número de seguidores. Perteneció a un renacimiento humanista que buscaba armonizar la sabiduría pagana con la fe cristiana. Desde su perspectiva nominalista, Abelardo argumentaba que la capacidad humana de percibir similitudes entre individuos permitía darles sentido, siendo la “humanidad” lo que nos hace parecidos.

La Escolástica

Con la llegada de la imprenta y el surgimiento de las universidades en las ciudades, se democratizó el saber. El pensamiento se generó en las escuelas urbanas, con París como centro importante. En los siglos XI y XII llegaron nuevos textos antiguos (Logica Nova). La filosofía dejó de ser solo dialéctica vinculada a la lógica, para incluir la filosofía natural (biología, física, medicina, geología) y la metafísica (esencia, ser).

La Escuela de Chartres

Thierry de Chartres y Guillermo de Conches, figuras de la Escuela de Chartres, se centraron en la filosofía natural y retomaron las preguntas presocráticas. Abordaron las manifestaciones del mundo exterior, que el cristianismo explicaba con el Génesis. Se esforzaron por conciliar el mito con la razón, enfrentando dos problemas: el concepto de ex nihilo (la creación de la nada) y la concepción del tiempo (cíclica para los griegos, lineal y progresiva para los cristianos).

Las Prohibiciones de Aristóteles

Las obras de Aristóteles, al contradecir el cristianismo, fueron prohibidas. La introducción del “nuevo Aristóteles” desafió la autoridad eclesiástica. En 1210 se prohibió la filosofía natural, en 1215 en París (pero no en Oxford), en 1228 el Papa Gregorio IX advirtió a los teólogos, en 1229 se prohibió en Toulouse, en 1231 el Papa creó una comisión para estudiar el asunto, y en 1255 se levantó la prohibición.

Reacciones a las Prohibiciones

Roger Bacon, en Oxford, comentó las obras físicas y metafísicas de Aristóteles, intentando compatibilizar la teoría de la iluminación agustiniana con el filósofo griego. Alberto Magno tradujo y comentó a Aristóteles, defendiendo la separación entre filosofía y teología.

Consecuencias en la Facultad de Artes de París

El estudio de la filosofía y Aristóteles en la Facultad de Artes de París planteó la cuestión de si se podía integrar la filosofía aristotélica con el cristianismo. Se generaron tensiones entre la interpretación física de la naturaleza y la interpretación simbólica cristiana, entre la visión del hombre como animal político en la polis y la del hombre como hijo de Dios en la Iglesia, entre el motor inmóvil y Dios, y entre la historia como proceso degenerativo e inmutable y la historia como libertad y revelación.

Oposición de Argumentos

La cosmología aristotélica (cosmos eterno) se oponía al relato de la creación ex nihilo. La astrología (influencias celestiales) chocaba con la libertad humana. La filosofía natural (causa-efecto) contradecía la noción de milagro. La antropología aristotélica (no existencia independiente del alma) se oponía a la inmortalidad del alma cristiana.