Hobbes y Maquiavelo: Filosofía Política del Estado, Poder y Sociedad
Thomas Hobbes: El Contrato Social y la Necesidad del Poder Absoluto
El objetivo principal de Thomas Hobbes es fundamentar los principios de la sociedad civil en el mecanismo de la naturaleza humana. Propone una ciencia de la sociedad con la misma objetividad y necesidad que la geometría. Busca explicar, a partir de la naturaleza humana, el origen y la formación de las normas morales y jurídicas, y cómo deben edificarse la sociedad y el Estado para lograr sus fines: la preservación de la paz y la evitación de la guerra.
El Estado de Naturaleza y la Guerra de Todos Contra Todos
Hobbes describe dos conceptos clave:
- “Avidez natural”: Cada individuo pretende gozar solo de los bienes comunes.
- “Razón natural”: Cada uno huye de la muerte violenta como el peor de los males.
Estos conceptos excluyen que el hombre sea, por naturaleza, un animal político. La igualdad natural entre los hombres, en cuanto a capacidades y apetencias, lleva a la competencia. Al desear las mismas cosas y pretender el uso exclusivo de los bienes comunes, se convierten en “enemigos naturales”, donde “el hombre es un lobo para el hombre”.
El derecho de todos sobre todo, inherente a la igualdad natural, tiene como consecuencia que el estado de naturaleza sea un estado de “guerra incesante de todos contra todos”.
Ausencia de Moralidad Objetiva en el Estado de Naturaleza
En este estado, no existen distinciones morales objetivas. “No hay espacio para las nociones de bien y mal, justicia e injusticia”. La fuerza y el fraude son las virtudes cardinales de la guerra. Cada hombre toma lo que puede y es suyo mientras pueda conservarlo. La ley nace donde hay un poder común; donde no hay poder ni ley, falta la posibilidad de distinción entre lo justo y lo injusto. Cada uno tiene derecho sobre todo.
La Razón Humana y la Búsqueda de la Paz
El “estado natural de guerra” es una hipótesis teórica, no histórica, sino lógica. Un nivel de individualismo atomista al que se llega por abstracción. La razón humana es la capacidad de prever y proveer mediante un cálculo prudente. La “razón natural” sugiere al hombre la vida civilizada y prohíbe hacer aquello que produce la destrucción de su vida. La paz y la cooperación tienen mayor utilidad para la propia conservación que la violencia y la competencia. La paz necesita de la confianza mutua. El hombre debe esforzarse por conseguir su propia seguridad.
Los seres humanos, en un estado primario de guerra universal, se dan cuenta, mediante el uso de sus facultades racionales, de que la paz, el orden y la cooperación son una mejor solución. Bajo tales circunstancias, podrían aumentar sus posibilidades de autoconservación y la satisfacción de sus necesidades y ambiciones básicas.
El Contrato Social y la Transferencia de Derechos
El hombre, en la medida en que lo juzgue necesario para la paz y su defensa, debe renunciar a su derecho sobre todo. Esta renuncia y transferencia de derechos se realiza mediante un contrato social. La transferencia de derechos tiene lugar por “acuerdo de cada hombre con cada hombre”. Una pluralidad de individuos transfiere todos sus poderes y fuerza a un solo hombre o asamblea, que pueda reducir todas las voluntades a una sola voluntad.
El acto fundamental que señala el paso del estado de naturaleza al estado civil es la estipulación de un contrato, por el que los hombres renuncian al derecho ilimitado del estado de naturaleza y lo transfieren a otros. No se trata de una justificación metafísica del poder absoluto, sino de una justificación empírica, pragmática y objetiva, derivada de la propia naturaleza de las cosas.
Poder Absoluto vs. Anarquía
No hay opción sino entre el poder absoluto y la anarquía completa; entre un soberano omnipotente y la ausencia total de sociedad. La diferencia es que, en la sociedad organizada, las tendencias centrífugas de los individuos y su disposición a la enemistad mutua y a la guerra están controladas por el temor al poder del soberano. Una multitud de hombres se somete al soberano por miedo a los demás, y en la sociedad se someten a aquel a quien tienen miedo.
Maquiavelo: El Arte de Gobernar y la Razón de Estado
Nicolás Maquiavelo se limita a constatar y explicar cómo funciona el poder y cuáles son sus mecanismos. “La política es un arte positivo: rechaza toda discusión sobre los valores y los fines”. Se trata de penetrar en los resortes del arte de gobernar tal como se practica. Es, pues, un testigo.
Maquiavelo pone los cimientos de la teoría del Estado nacional de la modernidad, pero su obra no es teórica. No se pregunta qué es lo legítimo, ni qué es el poder, sino, simplemente, ¿cómo instaurar un Estado estable? ¿Cómo hacer reinar el orden? Maquiavelo tampoco siente la necesidad de legitimar la subordinación del individuo al Estado.
La Ambición Humana y la Teoría del Estado
El hombre está dominado por un incentivo principal: la ambición. El resto de la humanidad son obstáculos o instrumentos de su voluntad. Aunque la idea del Estado está en el centro de su pensamiento, no llega a formular su teoría. El Estado es un dato que se da por supuesto.
La Eficacia como Norma Moral y la Razón de Estado
La finalidad es lograr la seguridad, y esta se logra allí donde todo está previsto. La norma moral es la eficacia y el éxito, pues la política se mide por sus resultados positivos, y la función política es la eficacia, siendo el Estado “la máxima eficacia organizadora”. Con Maquiavelo aparece la razón de Estado: el interés superior del Estado justifica cualquier actuación, todo vale. La ley es para la gente; cuando está en juego ese interés, el poder está por encima de la ley.
El Arte de Gobernar: Hacer Creer y la Doble Moral
Para Maquiavelo, gobernar es hacer creer, y no importa que el consenso responda a una verdad: todo es verdad en política mientras la gente se lo crea. La fuerza se supone contar con un poder militar que asegure el orden interno del Estado, pero la fuerza es el último recurso necesario para mantener el orden y la unidad del Estado. El poder actúa con una doble arma: la creación del consentimiento o seducción, y la coerción.
Gobernante Amoral y Masas Sometidas
Maquiavelo parte de la división entre el gobernante amoral y la masa sometida. Las masas necesitan moralidad y religión; son instrumentos para la sujeción, y el gobernante debe proporcionárselas, pero él no debe sentirse atado por ellas. Las limitaciones morales a la conducta son un signo de debilidad. El poder, o carece de escrúpulos, o no es poder. El político no es perverso; no es ni bueno ni malo; estos conceptos no existen en política. Es, simplemente, un profesional del poder, y las “malas artes” son su trabajo.
El Estado como Principio de Unidad y el Derecho Positivo
El Estado debe construirse como principio de unidad y debe proponerse lograrla, unificando bajo un solo mando los diversos reinos y ciudades de la nación, monopolizando este poder supremo, la fuerza y el Derecho, y ordenando mediante leyes generales toda la sociedad. El Estado supone, pues, la unidad del Derecho Positivo. Solo es derecho lo que el Estado decide que es, lo que él positiviza. El Estado hace las leyes, y solo él: una ley general y pública dirigida a todos. Una sola voluntad superior a la que están sujetas todas las voluntades particulares.