4.1. Cómo Justificar Nuestra Moral Todos los seres humanos tenemos unas normas morales, pero rara vez reflexionamos acerca de la validez de esa moralidad. En general, las normas morales con las que nos identificamos las damos por correctas.

a) Del Sentimiento a la Razón Moral: En muchas ocasiones, al otorgar un juicio moral a una conducta, nos solemos apoyar solamente en nuestra intuición moral.
Pero en ocasiones ocurre que “no lo vemos claro”: no sabemos muy bien cómo enjuiciar una determinada acción. En estas situaciones, nuestra intuición moral basada en el sentimiento no nos basta y tenemos que utilizar nuestra capacidad de reflexión racional. La reflexión racional es la capacidad para pasar del puro sentimiento moral al razonamiento moral.

b) La Necesidad de Criterios Éticos: Para saber si ciertas normas morales son válidas o no, es necesario compararlas con algún modelo o patrón de validez exterior y superior a ellas. En este sentido, a lo largo de la historia y según los pensadores que se han ocupado de este problema, existen 2 posturas distintas:

1. El patrón que permite establecer la validez de las normas morales no es el ser humano, sino una realidad externa y superior a él. Esa realidad es Dios, fundamentar la ética a partir de unas creencias religiosas y, por tanto, deben ser las distintas religiones las que se encarguen de esta tarea. Perspectiva religiosa.

2. El patrón que debe servirnos para determinar la validez de las normas morales es el ser humano mismo. Se trata de una perspectiva cuyas teorías éticas se apoyan exclusivamente en la argumentación racional y recibe el nombre de “perspectiva humanista”.

4.2.La Ética ante los Fines de la Vida. Según la perspectiva humanista, un sistema de normas morales puede considerarse válido si es adecuado para nuestra naturaleza como seres humanos. Los filósofos morales han sido los pensadores que han propuesto diversas teorías acerca de la naturaleza humana y han tratado de responder. Una primera respuesta sobre la naturaleza humana es que, por encima de todo, tiende a la felicidad.

A.- La Felicidad Entendida como Placer:
Algunos filósofos sostienen que la felicidad para un individuo consiste en lograr el máximo de placer y en evitar todo lo posible el dolor. Este planteamiento recibe el nombre de hedonismo.
El “Epicureísmo” defendía el hedonismo, pero no recomendaba la satisfacción inmediata y desenfrenada de los impulsos, sino que aconsejaban que actuemos de forma racional, priorizando placeres duraderos y profundos, y en especial los de tipo espiritual.
2.- El hedonismo solo tiene en cuenta la felicidad individual, pero no la felicidad colectiva.

B.- La Felicidad desde el Punto de Vista de la Utilidad:
Las críticas y reflexiones anteriores llevaron a algunos filósofos morales a reformular la doctrina hedonista, de modo que tuviera en cuenta no solo el punto de vista del individuo, sino también el de la sociedad. La teoría ética resultante de esta resolución fue el “utilitarismo”.
Los “utilitaristas” consideran que lo bueno es idéntico a lo útil.
Al igual que los “hedonistas”, comparten que el principio que conduce a la felicidad es el de la búsqueda del placer y la evitación del dolor, y que todo aquello que nos proporciona placer es bueno, útil para nosotros.
Sin embargo, no solo tienen en cuenta la felicidad individual, sino también la colectiva.

C.- La Felicidad Entendida como “Autorrealización”:
Sabemos que la naturaleza humana tiende, por encima de todo, a la felicidad, pero para ser realmente felices necesitamos algo más que el placer o la mera utilidad: necesitamos, sobre todo, realizarnos como personas, es decir, desarrollar al máximo nuestras potencialidades.
Los seres humanos, para ser felices, debemos autorrealizarnos como personas, desplegando las capacidades más elevadas que son propias de nuestra naturaleza humana. Y esto se logra a través del ejercicio de una actividad que nos resulte satisfactoria, que dé sentido a nuestra vida y que los demás consideren valiosa.


4.3. Los Componentes de la Felicidad: Cómo Integrar los Distintos Fines de la Vida.
La felicidad humana puede entenderse de distintas maneras; esto es así porque nuestra felicidad está compuesta inevitablemente de varios elementos.1
Componentes Primarios: Son los elementos más básicos relacionados con nuestro bienestar físico.

Conceptos:

Institución Moral: Sentimiento cargado de matices emocionales que nos permiten calificar moralmente una acción sin tener que realizar una reflexión previa.

Razonamiento Moral: Argumentación que nos permite valorar positiva o negativamente ciertos comportamientos morales.

Teoría Ética: Exposición sistemática de los principios y criterios que justifican el comportamiento moral.

Perspectiva Humanística: Es la que considera que el patrón de validez de la moral debe ser la naturaleza humana.

Filósofos Morales: Son los pensadores que se ocupan de fundamentar la validez y la coherencia de las normas morales.

Felicidad: Alguna de las muchas formas satisfactorias de vida a las que podemos aspirar.

Hedonismo: Teoría ética según la cual la felicidad consiste en el disfrute del placer y la evitación del dolor.

Epicúreos: Filósofos morales que siguen la doctrina de Epicuro, para quien la felicidad consiste en no sufrir en el cuerpo ni ser perturbado en el alma.

Felicidad Colectiva: La que afecta a la gran mayoría de una sociedad y es condición de la felicidad individual.

Utilitarismo: Doctrina ética cuyo criterio rector es buscar el mayor bien para el mayor número de individuos.

Potencialidades: Las capacidades que podemos desarrollar gracias a nuestra naturaleza y nuestra educación.

Autorrealización: Es el despliegue y el ejercicio de nuestras potencialidades en su grado más elevado.

Motivación: Factor que nos mueve a actuar de una forma u otra. También se llama así al conjunto de esos factores.

Lo Necesario: Los fines más básicos de la vida humana, que son precondición de todos los demás.

Lo Importante: Los fines más elevados y personales, que normalmente son los que más nos preocupan.