B) Kant define la Ilustración: ¡piensa por ti mismo! o no dejes que otros piensen por ti. Del mismo modo que la ciencia se desvincula de la religión, lo hace la filosofía griega (Aristóteles). Mientras el pensamiento y los individuos continúen influenciados por la religión y la política, estarán en una minoría de edad, una condición de la que son culpables y están obligados a remediar. El trabajo de los enciclopedistas ayudó a la libertad política y al progreso moral.

C) Para Kant, la mayoría de edad es pensar por uno mismo. Esta libertad es el objetivo de la Ilustración, donde el entendimiento propio es indispensable. Tener la mayoría de edad requiere desafiar principios y prejuicios establecidos, pero también un entorno libre de razón. Kant advierte que vivimos en una sociedad con tendencia obediente que dificulta el proceso. Sin embargo, en un contexto que fomente la libertad de pensamiento y reflexión crítica, es posible que se logre.

Kant y el Racionalismo

Kant, en su reflexión sobre el problema del conocimiento, realizó una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, rechazando que conocer sea copiar la realidad. Sostuvo que no percibimos el mundo tal como es, sino como nuestras estructuras mentales nos lo permiten. Descartes, desde el racionalismo, defendió la existencia de ideas innatas independientes de la experiencia, mientras que Hume, desde el empirismo, sostuvo que todo conocimiento proviene de la experiencia sensible. Kant integró ambas posturas al afirmar que el conocimiento requiere tanto los datos sensibles como las estructuras mentales, a las que llamó “formas a priori” y “categorías” del entendimiento.

Kant también distinguió entre los “fenómenos” (lo que podemos conocer) y el “noúmeno” o realidad en sí misma, que es incognoscible porque el sujeto actúa como un filtro del conocimiento. Este planteamiento, conocido como el “giro copernicano”, cambió la relación entre el sujeto y el mundo. En cuanto a la metafísica, Kant adoptó una posición intermedia: aunque las cuestiones trascendentales son inevitables, como la existencia de Dios o la libertad, no pueden resolverse mediante el conocimiento teórico, sino desde la razón moral.

Contexto Filosófico de Kant

Durante el siglo XVIII, el pensamiento europeo estuvo fuertemente influenciado por los filósofos. En la Ilustración, la filosofía experimentó un cambio significativo, pasando los problemas tradicionales, especialmente los metafísicos, a un segundo plano y priorizando las cuestiones antropológicas. La Ilustración para Kant consistía en conseguir que las personas pensaran por sí mismas, de ahí su famoso “Sapere aude” (“Atrévete a pensar”). Los pensadores ilustrados compartían que los avances en educación, ciencia y tecnología permitirían construir una sociedad más justa e igualitaria. Kant, por ejemplo, propuso la creación de una Sociedad de Naciones para poner fin a los conflictos entre Estados.

El contexto filosófico en el que Kant desarrolló su pensamiento estuvo marcado por el enfrentamiento entre racionalistas y empiristas. Los racionalistas, como Descartes, defendían que el conocimiento se basaba en principios derivados de la razón. Por otro lado, los empiristas, representados por Hume, argumentaban que todo conocimiento provenía de la experiencia. Kant, formado en el racionalismo pero influenciado por los argumentos del empirismo, logró sintetizar ambas corrientes en su filosofía.

En el ámbito religioso, destacaron tres corrientes principales: el deísmo de Voltaire, que proponía una religión natural y universal; el pietismo, una secta protestante que enfatizaba la reflexión personal; y el ocultismo místico de algunos teósofos. En este contexto, Kant se posicionó como un pensador clave, buscando reconciliar las ideas de su tiempo y proponiendo una filosofía que situaba al ser humano en el centro, tanto en el ámbito del conocimiento como en el de la ética y la política.

Kant y Aristóteles: Idealismo vs. Materialismo

Kant, representante del idealismo, se opuso al materialismo de Aristóteles. Según Kant, el ser humano posee herramientas mentales innatas que le permiten construir la realidad a partir de la experiencia. Aristóteles, en cambio, consideraba que la mente es una “pizarra en blanco” donde la realidad se imprime gradualmente para descubrir su esencia. Aristóteles no distingue entre el fenómeno y el noúmeno, afirmando que la realidad percibida es la realidad en sí misma (realismo ingenuo).

En ética, Kant defendía que la virtud se basa en la razón, sin considerar las circunstancias ni las consecuencias de las acciones. Aristóteles, por otro lado, veía la virtud como el punto medio, ajustado según las circunstancias.