Para concebir la teoría del hombre en Marx debemos conocer el contexto de este autor revolucionario que superó la Ilustración y cuyo origen se encuentra en la izquierda hegeliana. Marx es el primer pensador en presentar su filosofía como una ciencia, determina que la misión de esta es transformar la realidad del hombre por medio de la praxis y su método dialéctico, (por el  cual, la oposición de una tesis contra una antítesis, forma una nueva realidad (síntesis)). El autor del Manifiesto Comunista, llega a la conclusión de que la realidad del hombre es dinámica, tiene como base la materia y debe estar libre de ideologías (crítico del positivismo y el idealismo). Asimismo, Karl Marx, influido por el socialismo utópico francés, por el modernista Kant y en oposición al liberalismo inglés, se posiciona a favor de que el ser humano se desarrolle en una  sociedad libre, igual y digna, donde el trabajo sea entendido como el medio para llegar a la transformación de las condiciones materiales de existencia, constituyendo así como una de las bases de esta filosofía contemporánea, al materialismo.

Comenzando con su teoría, Marx establece que el hombre se encuentra alienado. Para otros autores como Hegel o Feuerbach la alienación era de tipo espiritual y de conciencia respectivamente, pero sin embargo, Marx marca la diferencia y habla de la alienación económica del obrero, pues todos los sistemas que se han sucedido a lo largo de la historia han alineado económicamente al hombre y el origen de esto se encuentra en la propiedad privada de los medios de producción. Actualmente, impera el sistema capitalista, mediante el cual el trabajador, al trasformar la materia prima en mercancía, proyecta sobre esta una serie de valores que la dotan de un valor añadido (plusvalía), y sin embargo, es el propietario de los medios de producción el que se adueña de esta plusvalía y el obrero recibe únicamente un salario de subsistencia, quedando alienado, cosificado y vaciado de sí mismo, convertido en un simple medio. Del mismo modo que ocurre ahora, esta alienación se da en el hombre desde hace miles de años y el paso de un sistema a otro se ha realizado mediante la lucha de clases: la rebelión de los oprimidos (tesis), contra los opresores (antítesis), da lugar a un nuevo tipo de sociedad (síntesis), pero sin embargo, hasta ahora, todos las transformaciones han perpetuado la lucha de clases como motor de la historia (materialismo histórico)

Para cambiar la situación del hombre, se debe por tanto, cambiar las condiciones materiales de existencia. El autor de El capital defiende, oponiéndose a pensamientos anteriores, y sobre todo al método dialéctico de Hegel, el cual invierte, que la base de la realidad del hombre y su motor, es la materia, la que determina nuestra naturaleza  y pensamientos. Es por esto mismo además que la base económica, fija la superestructura (conjunto de instituciones políticas, jurídicas y culturales) y está compuesta por varios elementos. El primero de ellos es el proceso productivo, que incluye la materia prima, los medios de producción además de la fuerza de trabajo. Esta última es la que genera la plusvalía, pues el hombre aporta a la producción un valor añadido, no una simple fuerza que pudiera ser proporcionada por cualquier animal.

Otro de los elementos son las relaciones de producción, estas configuran el marco social de referencia y son tanto conflictivas como antagónicas, pues enfrentan a los propietarios de los medios de producción con los obreros explotados. Asimismo las fuerzas productivas (resultado de la combinación de la fuerza de trabajo y los medios de producción) y sobre todo la teoría base-superestructura son los dos últimos elementos. Esta última hace referencia a que mediante las ideologías (conjunto de ideas que intentan explicar lo inexplicable para el ser humano), la clase dominante ha deformado la realidad, justificado la desigualdad y por tanto mantenido la cosificación del hombre, pues mediante la política, la religión, la ética, etc. han perpetuado su explotación, y se han mantenido en el poder, consiguiendo lo que Marx denomina una conciencia deformada del ser humano.

La única manera de cambiar esta tendencia sucedida a lo largo de la historia, es abolir la propiedad privada, de tal manera que los burgueses ya no poseerán los medios de producción y no habrá nada que les impida a los trabajadores adueñarse de su plusvalía. Además, junto con la propiedad privada desaparecerán también las ideologías de idealistas, filósofos, políticos y religiosos, y surgirá la ideología materialista.  Esta permitirá educar en una sociedad sin propiedad privada, capaz de dar comienzo a una breve etapa de dictadura del proletariado hasta que el modelo socialista se haya implantado por completo.

Este modelo de sociedad justa, igualitaria y libre donde ningún hombre es sometido ni usado como medio para el beneficio de otros es el preferido por Marx, pues permite al hombre desarrollarse en plenitud, como el ser material finito y limitado que es (monismo ontológico), además de dinámico, histórico, ético, ateo (“la religión es el opio del pueblo”), y capaz de volver a poner en evolución la materia, ya que solo entonces será capaz de recuperar la dignidad que le ha sido arrebatada.