Los actos humanos y las pasiones
¿Qué son los actos humanos?
Los actos humanos son los actos libres del hombre.
¿Cómo se califican moralmente los actos libres del hombre?
Los actos libres del hombre pueden ser actos moralmente buenos o moralmente malos, pero nunca indiferentes.
¿De que depende la bondad o maldad de un acto humano?
La bondad o maldad de un acto humano depende del objeto elegido, de la intención o fin que se busca y de las circunstancias de la acción.
¿Qué se requiere para que un acto sea moralmente bueno?
Para que un acto sea moralmente bueno se requiere a la vez que sea bueno en el objeto, en el fin y en las circunstancias.
¿Un fin bueno justificaría el uso de unos medios malos?
Nunca, un fin bueno jamás justificaría el uso de unos medios malos, porque el acto seria malo siempre; por consiguiente, no está permitido hacer un mal para obtener un bien.
¿Sólo la inteligencia y la voluntad intervienen en los actos humanos deliberados?
No, intervienen también las pasiones, que son impulsos de la sensibilidad, y según dependan o no de la razón y de la voluntad, hay en las pasiones bien o mal moral
Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace que sean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-.
¿Qué son las pasiones?
Las pasiones son los afectos, emociones o impulsos de la sensibilidad –componentes e la sensibilidad –componentes naturales de la psicología humana–, que inclinan a obrar o a no obrar, en vista de lo que se percibe como bueno o como malo. Las principales son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la cólera. La pasión fundamental es el amor, provocado por el atractivo del bien. No se ama sino el bien, real o aparente.
Las pasiones son moralmente buenas o malas?
Las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad, no son en sí mismas ni buenas ni malas; son buenas, cuando contribuyen a una acción buena; son malas, en caso contrario. Pueden ser asumidas en las virtudes o pervertidas en los vicios.
El término “pasiones” designa los afectos y los sentimientos. Por medio de sus emociones, el hombre intuye lo bueno y lo malo.
1772 Ejemplos eminentes de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira.
1773 En las pasiones, en cuantos impulsos de la sensibilidad, no hay ni bien ni mal moral. Pero según dependan o no de la razón y de la voluntad, hay en ellas bien o mal moral.
1774 Las emociones y los sentimientos pueden ser asumidos por las virtudes, o pervertidos en los vicios.
1775 La perfección del bien moral consiste en que el hombre no sea movido al bien sólo por su voluntad, sino también por su “corazón”.
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien. Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Pueden agruparse en torno a 4 virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. La prudencia dispone la razón práctica para discernir en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlos. La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a dios y al prójimo lo que le es debido. La fortaleza asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la práctica del bien. La templanza modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados. Las virtudes morales crecen mediante la educación, mediante actos deliberados y con el esfuerzo perseverante. La gracia divina los purifica y los eleva. Las virtudes teologales disponen a los cristianos a vivir en relación con la santísima trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios conocido por la fe, esperado y amado por el mismo. Ellas son 3: la fe, la esperanza y la caridad. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Por la fe creemos en Dios y creemos todo lo que él nos ha revelado y que la santa iglesia nos propone como objeto de fe. Por la esperanza deseamos y esperamos de dios con una firme confianza la vida eterna y las gracias para merecerlas. Por la caridad amamos a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es el vínculo de la perfección y la forma de todas las virtudes. Los 7 dones del espíritu santo concedidos a los cristianos son: Sabiduría, entendimiento, concejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.