Crítica de la Moral y de la Religión

Para Nietzsche, no existen los fenómenos morales en sí mismos, sino que son interpretaciones morales de los fenómenos. El criterio para determinar el bien y el mal reside en la voluntad de poder: lo bueno es lo que favorece la vida, y lo malo, lo que la degenera. Los valores morales son, por tanto, aparentes frente a los valores fisiológicos, y los juicios morales son síntomas de salud que señalan la moral que poseemos en función de nuestra potencia de vida.

Nietzsche establece una jerarquía de morales basada en energías fisiológicas: la moral de señores (o moral de los fuertes), propia de aquellos que satisfacen sus deseos porque se consideran buenos en sí mismos; y la moral de esclavos (o moral de los débiles), propia de individuos resentidos fisiológicamente que crean su moral y encuentran la felicidad en paraísos racionales o sobrenaturales.

Nietzsche habla de la transmutación de valores, el paso de la moral de señores a la moral de esclavos, y afirma que Occidente ha hecho de la debilidad una virtud, dando lugar a una cultura del resentimiento con el triple objetivo de:

  • Permitir que el débil se autoengañe.
  • Generar sentimiento de culpa o remordimiento.
  • Permitir el castigo en caso de salida del rebaño.

En cuanto a la religión, Nietzsche argumenta que no hay necesidad de Dios, solo algunos lo necesitan para soportar la existencia. La religión, por tanto, enferma al hombre sano y destruye al hombre ya enfermo. Nietzsche considera que las religiones politeístas son más válidas que las monoteístas, ya que al tener varios dioses se someten a la pluralidad de la verdad, más afín al relativismo.

Nietzsche critica especialmente la moral cristiana, definiéndola como la religión de los débiles, en la que distingue un triple odio:

  • Odio a este mundo, al haber hecho de la Tierra una morada terrible.
  • Odio a la vida, al haberse propuesto reprimir la vitalidad del ser humano.
  • Odio al cuerpo, devaluado por Platón y acentuado por el cristianismo, que considera todo lo que emana del cuerpo como sospechoso de pecado.

Nietzsche también critica al sacerdote, a quien considera un enfermo que cuida de enfermos. Finalmente, menciona la democracia como un cristianismo sin Dios, criticando la igualdad y la dignidad, que considera que no se dan, sino que se conquistan.

Crítica del Mundo Metafísico

Para Nietzsche, nuestra fragilidad mental, que nos impide convivir con el caos y el devenir, es lo que impulsa a la Razón a generar un mundo irreal que nos permita sobrevivir. La razón es, pues, la causante de la enfermedad de Occidente, una realidad que consuela. La realidad se nos presenta como caos, como diferencia, donde nada es igual, eterno ni permanente. Al contrario de lo que plantearon filósofos como Platón, la realidad no es, sino que deviene.

Desde el punto de vista de Nietzsche, filósofos como Platón han duplicado el mundo: por un lado, el mundo del devenir, pura apariencia; y por otro, el mundo del ser, el auténtico. Con este dualismo ontológico, Platón asienta su filosofía en dos principios básicos: que lo permanente es superior a lo cambiante y que la razón es el camino para alcanzar el conocimiento.

Lo aparente se puede experimentar, pero lo verdadero no es más que una construcción de la razón, y la razón no es más que una invención que no puede establecerse como valor supremo de la existencia. Si todo es devenir, sustituiremos los principios de Platón por estos dos: no hay ninguna verdad detrás de las apariencias y no hay sentido alguno porque el devenir no da sentido.

Una interpretación cuenta con al menos tres influencias subjetivas:

  • La percepción sensorial, que no es neutral, ya que todo punto de vista está condicionado por los sentidos.
  • Las vivencias, que condicionan la percepción.
  • Los impulsos, que son las pulsiones, afectos e instintos.

Este carácter interpretativo de lo experimentado aleja a Nietzsche del empirismo, llevándonos a un perspectivismo de la verdad. No hay un mundo verdadero-metafísico, sino un pluriuniverso de interpretaciones, todas válidas.

El Vitalismo y la Voluntad de Poder

La filosofía de Nietzsche puede ser considerada vitalista porque para él la vida es la realidad primaria y originaria del mundo. Nietzsche, apodado el “filósofo de la sospecha”, sienta las bases de su filosofía en la crítica de la moral y de la cultura occidental, como se ve en “El crepúsculo de los ídolos”.

La cultura occidental está viciada desde su origen porque intenta instaurar la racionalidad a toda costa. La manera griega de ver el mundo es interpretada por Nietzsche como un síntoma de decadencia, todo aquello que se opone a los valores del existir instintivo y biológico del hombre.

La voluntad de poder es una energía vital que nos lleva a actuar con el fin de autoafirmarnos. Es el entusiasmo o la pasión que nos empuja a realizar acciones, la fuerza que nos lleva a crecer y fortalecernos. No es querer el poder, sino adquirir poder sobre uno mismo. Es algo más que un instinto biológico, pues es el resultado único e irrepetible de una multitud de elementos. Esta voluntad de poder se caracteriza por ser irreflexiva, previa a la razón, peculiar…

El vitalismo en filosofía se presenta como una doctrina contraria al racionalismo. Los conceptos más importantes alrededor de los que gira la filosofía vitalista son: temporalidad, vivencia, perspectiva, entre otros.

El vitalismo y la voluntad de poder se complementan, ya que la voluntad de poder aspira a afirmar la vida, es un instinto de vida y cualquier ser vivo pretende crecer y superarse. La voluntad de poder tiene como objetivo la elevación de la vida; es decir, afirmar los sentidos, potenciar la pasión.

Nietzsche distingue dos formas de afrontar la vida:

  • Vida ascendente: voluntad de poder fuerte, salud y placer como victoria.
  • Vida descendente: voluntad de poder débil, enfermedad, placer como reposo.

Se diferencian por tres aspectos principalmente: deseo de superación, relación con el dolor y trato con los instintos.

En conclusión, la filosofía de Nietzsche se puede calificar como vitalismo porque la vida es el criterio para valorar las acciones humanas, y no la razón, la moral ni la fe.

La Muerte de Dios

El problema filosófico que vamos a tratar es la muerte de Dios. Esto nos lleva a realizar preguntas como: ¿Qué es Dios? ¿Qué significa matar a Dios? ¿Quién le ha dado muerte? El filósofo alemán, Nietzsche, quiso derrumbar todos los fundamentos sobre la cual se basaba la cultura occidental, así mismo, realizó una crítica a la religión, quiere hacer entender a sus ídolos que las verdades presentadas como únicas son todas falsas y están destinadas a morir.

“Dios ha muerto” es una de las famosas afirmaciones de Nietzsche, no quiere decir de forma literal que ha muerto, ya que nunca existió, sino que han acabado los valores que sustentaba este invento. Cuando Nietzsche afirma que no sólo ha muerto Dios sino que “nosotros lo hemos matado”, el ser humano será capaz de crear nuevos valores a partir de los instintos y de la voluntad de poder. Matar a Dios es acabar con los valores antiguos del mundo occidental.

Aunque muchos creen que Dios creó la humanidad, Nietzsche dirá todo lo contrario, cree que el ser humano es quién creó la religión y a Dios. Este representa una renuncia a la vida y es síntoma de decadencia, debilidad y de imposibilidad para imponer la voluntad de poder. Aquellos humanos débiles y decadentes serán los únicos que necesitan a Dios y que después de la vida terrenal (mundo sensible), podrán llegar al cielo (mundo inteligible). Estos ideales del paraíso hacen esclava a la humanidad que se comporta conforme a los ideales cristianos para poder acceder a un mundo mejor en el que vivimos. En el lado opuesto, está la amenaza del infierno, al que serán llevados aquellos que no cumplan los ideales y valores cristianos.

Mientras que la religión quita valores como castidad, ayuno o sacrificio, Nietzsche defiende los valores contrarios: como el orgullo. Por ello, para que el superhombre pueda llegar a ser, para afirmar absolutamente la vida, hay que eliminar a Dios y con la voluntad de verdad que él representa. En el momento que la cultura occidental entienda que el paso del mito al logo eran mitos, se encontrará vacía de sentido. Habrá una desvalorización de los grandes valores tradicionales y todo está invadido por el pesimismo. Al reemplazar los valores tradicionales por una nueva tabla de valores, la cultura occidental se encontrará en una enfermedad, el nihilismo. Este puede tener dos sentidos: uno negativo que el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido de la existencia; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es una oportunidad para el surgimiento del superhombre. Así mismo, la muerte de Dios es la muerte de una cultura.

El superhombre rechaza la moral del esclavo y la conducta gregaria, siendo contraria del igualitarismo. Nietzsche considera que la democracia pertenece a la moral de los débiles y de la decadencia y defiende la no homogeneidad de los ciudadanos, ya que, cada uno se quiere imponer sobre los demás. Frente a estos valores débiles, el superhombre es un creador constante de valores, que vive en un mundo sin trascendencia donde crea su propia vida.

En conclusión, Nietzsche con el método genealógico investiga el origen y la formación de los conceptos. Más tarde, descubre se ha creado la fábula del mundo verdadero y Dios solamente ha sido una invención. Y por tanto, es necesario la muerte de Dios que hará posible la aparición del superhombre. Éste se guía por la moral de los señores basada en valores vitales y el eterno retorno que es afirmación del devenir.

Nihilismo y Superhombre

Nietzsche quería hacer una crítica a la cultura occidental por ello dice que la cultura occidental está enferma y esa enfermedad se llama nihilismo (nihil=nada). Es el resultado final de la lógica de nuestros grandes valores e ideales. La civilización se ha convertido en una civilización improductiva y dolente, fatigada de la vida. Gentes que ni hacen, ni esperan, ni tienen, solo sirven para morirse y no se mueren.

La desvalorización y caída de los grandes valores tradicionales:

  • Dios como ente supremo que legitima todos los productos de la sola razón.
  • La moral como deber que proclama la razón para someter a los instintos.
  • La metafísica como sistema de ideas eternas e inmutables construidas por una razón que quiere dar satisfacción a sí misma, pero que no se corresponde con una realidad en constante cambio.

La lucha que la especie inferior o los débiles ha desarrollado durante siglos contra la superior, los seres de afirman la vida y el impulso vital, provoca que incluso los raros ejemplares de ésta pierdan la seguridad en sí mismo y se conviertan en nihilistas.

Nietzsche distingue dos tipos de nihilismo: pasivo y activo.

El nihilismo pasivo deja huérfanos de sentido a la cultura, incapaz de generar individuos creadores. Se refiere a la decadencia propia de la cultura occidental. La civilización occidental es como un globo de aire que se deshincha dado que esos valores eran nada.

Frente al nihilismo pasivo Nietzsche reacciona con un nihilismo activo. En su propuesta los viejos valores son hundidos por la voluntad de poder que dice no a esos valores. Una vez finalizada su tarea de derribo, libre de las excrecencias cristianas y de los dioses menores se impone la tarea de crear nuevos valores desde el cuerpo y el instinto.

Nos encontramos con un camello, este es símbolo de obediencia que se arrodilla. El camello es el cristiano que carga resignado con su cruz durante toda la vida y el ser humano occidental capaz de soportar las obligaciones sociales por pura tradición. Es el que ha llevado el nihilismo a occidente por lo tanto ha de ser eliminado y para ello tendrá que transformarse en un león. El camello simboliza el nihilismo pasivo. El león es el gran negador, el critico, el destructor.

Él es que va derrumbar los cimientos de la cultura occidental. ¿Y quién es esa cultura? Dios. Él será el encargado de anunciar que Dios ha muerto. El león simboliza el nihilismo activo. Además el león es el que acaba con Dios y todos sus sucedáneos: el bien, la moral, la verdad. Matar a Dios es matar al Dios cristiano, pero también es matar la Razón, la Verdad, el ideal ascético, las costumbres burguesas… La muerte de dios significa la muerte de una cultura.

¿Quién es el superhombre? El niño. Este es el último paso de la metamorfosis. Representa ser libre, no lucha ya contra nada solo disfruta de su propia existencia. Es capaz de crear sin prejuicios del pasado, desde la inocencia de las fuerzas que dicen sí al ímpetu y fuerza vital, aceptando está dinámica vital como el gran juego de la vida libre de consideraciones morales, La inocencia, la falta de prejuicios, el tomarse todas las cosas como un juego, la falta de perversión es el niño y sus cualidades. Además el niño no se arrepiente de nada no tiene sentido de la culpa ni espera nada del futuro. Para ser un superhombre hay un camino de liberación para habitar en un mundo distinto. Se trata de una liberación individual de una autoterapia: no tiene que ver con un cambio social. La liberación consiste en la recuperación del sentimiento de potencia. Liberarse de la mala conciencia y de la culpa y conseguir así gozar de nuevo de nuestra voluntad creadora de valores.

En conclusión, Nietzsche quiere acabar con la cultura occidental porque él considera que nadie puede estar por encima de ti; que nadie tiene derecho a rebatir esa verdad que tu crees. Quiere aniquilar la figura de Dios a través del nihilismo por que es Dios quien dice lo que está bien y lo que está mal, las costumbres que debes de seguir, que tienes que ser bueno y si haces algo mal, vas a ser castigado. Con el superhombre puedes ser Dios, porque no hay nadie por encima de ti. Hay dos tipos de nihilismo: el pasivo (camello) y el activo (león) que evoluciona al niño, que es el superhombre. El superhombre se trata de una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder, un poder que lo importante es ejercerlo.