Voy a comentar un fragmento de la obra La República, Libro VI, donde Platón habla de temas sobre la realidad y el conocimiento. Platón, cuyo verdadero nombre era Aristocles, vivió en una época de crisis en Atenas: primero sufrió el gobierno de los 30 tiranos y después una democracia corrupta, que terminó condenando a muerte a su maestro Sócrates. Esto llevó a Platón a pensar que todos los Estados estaban mal gobernados. Por eso, su objetivo fue proponer una reforma política en la que las ciudades (polis) se gobernaran según principios universales basados en las Ideas, principios que primero había que descubrir con la razón y luego enseñar. La teoría de las Ideas es la base de todo el pensamiento de Platón. Según esta teoría, las Ideas son valores y modelos perfectos que no dependen de la opinión de los hombres y que solo pueden conocerse usando la razón.

En este fragmento, Platón presenta el símil de la línea, una metáfora que explica cómo está organizada la realidad y el conocimiento. Es como un ascenso que empieza en lo más básico, como las imágenes, y va subiendo hacia lo más elevado, que son las Ideas, hasta llegar a la más importante de todas: la Idea del Bien. En este camino también se pasa por los objetos materiales (como las cosas físicas) y por los objetos matemáticos (como números y figuras geométricas).

Cuando el texto menciona “los que se ocupan de geometría y de cálculo”, se refiere a los matemáticos. Según Platón, los matemáticos usan un tipo de razonamiento llamado dianoia. Este pensamiento utiliza figuras e imágenes para poder pensar en conceptos abstractos que no se pueden percibir con los sentidos.

Platón dice que el conocimiento matemático parte de supuestos o ideas básicas que no necesitan demostración. A partir de esos supuestos, se sacan conclusiones lógicas. Este método se llama axiomático-deductivo porque empieza con axiomas (verdades asumidas) y deduce una serie de resultados. Sin embargo, Platón cree que este tipo de conocimiento no es completamente perfecto porque:

  1. Los axiomas son hipótesis, es decir, no están completamente demostrados.
  2. Los matemáticos usan representaciones sensibles (dibujos, figuras) para entender conceptos abstractos.

A pesar de esto, Platón considera que las matemáticas son útiles porque ayudan a entrenar la mente. Nos acostumbran a pensar en ideas abstractas y sirven como un puente entre el mundo sensible (lo que vemos y tocamos) y el mundo inteligible (las Ideas).

Lo especial de este conocimiento es que es lógico y coherente, sin contradicciones. En cambio, las cosas que percibimos con los sentidos sí contienen contradicciones (por ejemplo, algo puede ser grande o pequeño dependiendo de con qué lo compares).

En conclusión, en este fragmento y en toda La República, Platón explica lo difícil que es llegar a conocer el mundo de las Ideas y, en particular, la Idea del Bien, que es la más importante. Platón dice que esta Idea debe guiar tanto la vida ética (cómo nos comportamos) como la vida política (cómo gobernamos), para que podamos alcanzar una vida justa y feliz.

Cuando Platón habla de “la otra sección de lo inteligible”, se refiere a la noesis o conocimiento más alto, que usa la razón para entender las Ideas. A través de la razón dialéctica, el conocimiento avanza como si subiera una escalera, pasando de las Ideas menos importantes hasta llegar a la más importante de todas: la Idea del Bien, que es el origen de todo lo que existe. En este fragmento, Platón, hablando a través de Sócrates, describe cómo funciona este proceso de ascenso, llamado dialéctica ascendente, que va desde lo que percibimos con los sentidos (el mundo sensible, relacionado con las opiniones) hasta la Idea del Bien, que pertenece al mundo del conocimiento puro (el mundo inteligible).

Cuando el texto dice “desciende hasta una conclusión”, Platón se refiere a la dialéctica descendente, que no usa nada del mundo sensible para entender lo que es real. Este método permite llegar a un conocimiento perfecto y completo.

El fragmento habla del nivel más alto del conocimiento, llamado noesis. Este nivel implica ver las Ideas directamente, como si fueran intuiciones claras, alcanzando un saber absoluto, verdadero y completo. Para llegar a este nivel, Platón propone la dialéctica como un método de análisis. Este método nos ayuda a descubrir cómo están organizadas las Ideas, poniéndolas en orden y entendiendo su relación jerárquica. Muy pocas personas logran alcanzar este tipo de conocimiento.

La dialéctica, entonces, es el método que permite pasar del mundo sensible (lo que percibimos con los sentidos) al mundo inteligible (lo que entendemos con la mente). También sirve para descubrir cómo se relacionan entre sí las Ideas. En la noesis, dejamos atrás todo lo que captamos con los sentidos y nos centramos en las Ideas y en cómo se conectan entre ellas. Este proceso culmina con la Idea del Bien, que es la más importante de todas las Ideas. Esta última etapa de la dialéctica es el momento en el que alcanzamos un conocimiento totalmente científico y racional.

Como conclusión, en este fragmento y en toda La República, Platón nos habla del proceso difícil pero necesario para alcanzar el conocimiento del mundo de las Ideas, especialmente de la Idea del Bien. Esta Idea debe guiar al ser humano tanto en su vida ética (cómo comportarse) como en la política (cómo organizar la sociedad), para lograr justicia y felicidad.

La filosofía que Platón desarrolla en este texto defiende tres ideas principales:

  1. Las Ideas existen antes de las cosas sensibles: Por ejemplo, las cosas pueden ser “iguales”, pero ninguna cosa representa la igualdad perfecta; solo la Idea de “lo igual en sí” es perfecta.
  2. El conocimiento ya existía antes del nacimiento: Lo que sabemos no puede venir de los sentidos, porque los sentidos solo nos muestran cosas que cambian y no son perfectas. Por lo tanto, el alma ya tenía este conocimiento antes de nacer.
  3. Conocer es recordar: Cuando aprendemos algo, en realidad estamos recordando algo que nuestra alma ya sabía antes de entrar en el cuerpo. Este es el fundamento de la teoría de la reminiscencia.

El Fedón y la Inmortalidad del Alma

Voy a comentar un fragmento de la obra Fedón. El texto pertenece al diálogo Fedón, escrito por Platón en su etapa de madurez. En esta obra, Fedón le cuenta al pitagórico Equécrates cómo fueron las últimas horas de Sócrates en la cárcel, justo antes de morir al beber la cicuta. Durante ese tiempo, Sócrates habla con sus amigos sobre la inmortalidad del alma.

En el fragmento, cuando dice: “habiéndolo adquirido antes de nacer”, Platón quiere decir que el conocimiento lo tenemos antes de que lo perciban nuestros sentidos. Es decir, las Ideas existen antes de lo que podemos percibir con la vista, el oído, etc.. Al mencionar “antes de nacer”, se refiere a que el alma, antes de entrar en el cuerpo y el mundo sensible, ya había contemplado las Ideas en el Mundo de las Ideas. Por eso, Platón explica que conocer es recordar (teoría de la reminiscencia).

En conclusión, Platón defiende en este texto que el verdadero conocimiento es el de las Ideas. Este conocimiento fue adquirido por el alma antes de estar en un cuerpo y es superior al conocimiento que obtenemos con los sentidos, que solo nos muestra cosas cambiantes y superficiales. Según Platón, el alma tiene conocimientos innatos que ha olvidado al nacer y que necesitan ser “recordados” con la ayuda de un filósofo.