La Teoría de las Ideas en Platón

La teoría de las ideas constituye el núcleo central de la filosofía platónica. Dicha teoría nunca tuvo una elaboración acabada y fue sometida reiteradamente a revisión. Para Platón, las ideas son el auténtico ser, la verdadera realidad; frente a ellas, toda otra realidad es degradada y deficiente. Las ideas son inengendradas, imperecederas e inmutables (eternas); además, su lugar propio es el mundo inteligible.

El mundo de las ideas posee una estructura piramidal, de acuerdo con los diferentes estratos o niveles de ser, según la cual unas ideas son inferiores y su existencia y su entidad dependen de otras superiores; estas, a su vez, de otras más elevadas, y así sucesivamente hasta llegar a la idea suprema, la Idea de Bien, que constituye la cúspide de la pirámide y que, por tanto, es la realidad superior de la que en último término depende toda otra realidad.

Las Virtudes y la Ciudad Ideal según Platón

Platón distinguió en la sociedad tres clases sociales: sabios, guerreros y productores. A cada clase atribuyó una función y una virtud que le ayudase a llevarla a cabo. Así, la función del sabio será el gobierno y su virtud la prudencia; los guerreros defenderán la ciudad con fortaleza, y los productores se valdrán de la templanza para la producción de alimentos.

Pero ¿quién y cómo determinará a qué clase pertenece cada individuo? Según Platón, la propia naturaleza y el carácter personal nos predisponen y hacen especialmente aptos para un determinado tipo de tareas. Los individuos no son iguales, pero esta desigualdad no se basa en criterios externos, como la capacidad económica, sino en criterios más naturales como la capacidad física y, especialmente, la intelectual. Esto lo explica mediante el mito de los metales en La República.

Teoría del Conocimiento: La Dialéctica en Platón

Platón distinguió dos niveles de conocimiento: el conocimiento sensible y el conocimiento inteligible.

  • Conocimiento sensible o Doxa: Se refiere al mundo de las cosas naturales, y jamás podrá ofrecer una certeza científica firme, ya que está basado en la opinión y, por tanto, Platón no le otorgaba ningún valor.
  • Conocimiento inteligible o Episteme: Se refiere al mundo de las Ideas y, para Platón, solo llegamos al conocimiento cuando alcanzamos los objetos inteligibles mediante la razón, y no con los sentidos. El método para alcanzar ese conocimiento verdadero es la dialéctica, que trata de descubrir la verdad suprema mediante el diálogo, ya sea con otra persona o reflexionando consigo mismo.

Mediante este proceso, se produce un ascenso en el ser a medida que vamos adquiriendo conocimiento, produciéndose un perfeccionamiento del alma. Es decir, a medida que la persona se va educando, se perfecciona a sí misma; muy acorde con el intelectualismo moral socrático.

La Noción de Bien en Platón

En el mundo de las ideas, la idea del Bien ocupa el lugar más elevado. Es la idea de las ideas, pues está por encima de todos y constituye la meta última de todo cuanto existe. Esto significa que el mundo de las ideas constituye un sistema ordenado y jerarquizado que la razón puede conocer mediante el método dialéctico. Es decir, mediante la dialéctica podemos ascender por los distintos estadios del conocimiento (Doxa: Eikasia/Pistis; Episteme: Dianoia/Noesis) hasta llegar a la noción de Bien, que ocupa el lugar de más importancia en el mundo de las ideas.

De manera análoga a como la luz del sol permite ver y distinguir las cosas en el mundo visible, la idea del Bien permite conocer la verdad y alcanzar el conocimiento del mundo inteligible y, en último término, de todo tipo de realidad.

Teoría Política, Sociabilidad y Regímenes Políticos en Aristóteles

Platón intentó formular sus concepciones políticas partiendo exclusivamente de principios teóricos. Aristóteles, por el contrario, procuró informarse de las realizaciones concretas; en este sentido, se le atribuye el análisis de más de 150 Constituciones y formas políticas de diferentes países. Platón intentó diseñar un Estado ideal utópico; Aristóteles pretendió adaptar el Estado a las circunstancias concretas, a las condiciones sociales e históricas.

Según este filósofo, a diferencia de las bestias y de los dioses, el ser humano es social por naturaleza, de tal modo que solo puede llegar a alcanzar su calidad de ser humano conviviendo en sociedad; por tanto, la sociedad es anterior al individuo.

La forma de organización social ideal es la pólis o ciudad-Estado, compuesta de un núcleo urbano y de varias aldeas próximas. En cuanto a la organización del gobierno, distinguió entre formas puras o correctas y formas corruptas o degeneradas. Entre las primeras señaló la monarquía, aristocracia y democracia; y como formas degeneradas, la tiranía, oligarquía y la demagogia.

De acuerdo a considerar las circunstancias concretas, no estableció preferencias. Vino a concluir que la mejor forma de gobierno está dada en cada caso concreto por las necesidades, grado de desarrollo e idiosincrasia de cada pueblo.

La Teoría del Alma en Platón

Podemos resumir la concepción platónica del ser humano afirmando que este es, fundamentalmente, su alma. Pero el alma humana está unida accidentalmente e incómodamente al cuerpo.

Alma y cuerpo son dos entidades totalmente distinguibles y desiguales. El cuerpo es físico y mortal, sensible e imperfecto, materia caduca y despreciable. El alma, por otro lado, es inmortal; es inteligible y perfecta; es lo que define al ser humano y le permite realizar lo más elevado. Dicho de otra manera, el cuerpo pertenece al mundo de las cosas sensibles y temporales, mientras que el alma es originaria del mundo de las ideas eternas.

Pero es precisamente este dualismo y el noble origen del alma lo que hace posible el conocimiento de las ideas. Las abstractas e inmateriales ideas son alcanzables porque el alma forma parte de este mundo perfecto del que, solo temporalmente, ha sido expulsada.

El Hilemorfismo en Aristóteles

Mientras que Platón centraba su interés en el abstracto e inmutable mundo ideal, Aristóteles se centra más en el mundo sensible que nos rodea. Este posicionamiento más materialista provoca ciertas críticas respecto a la teoría de las ideas.

Aristóteles no entiende cómo la esencia de una cosa puede estar fuera de esa misma cosa; es decir, por ejemplo, ve la esencia de caballo dentro de cada caballo. Además, plantea un problema a la hora de explicar el movimiento y el cambio. ¿Cómo puede el mundo perfecto, incorruptible, inmutable y eterno ser causa y explicación de un mundo cambiante e imperfecto?

Para superar estas dificultades, crea la teoría hilemórfica. Según esta teoría, las cosas sensibles se componen de materia y forma. La forma, uniéndose a la materia, hace que las cosas sean lo que son. Existe un paralelismo entre materia y forma y acto y potencia; de esta forma se termina de explicar el movimiento.

Los Sofistas y su Influencia en la Antigua Grecia

Se conoce como sofistas a una serie de profesores de oratoria, gramática y lógica de la antigua Grecia. Eran sabios (sofoi) en estas artes, de ahí su nombre. En su mayor parte eran extranjeros que no podían tomar parte activa en la política; se dedicaban simplemente a fabricar políticos. Eran profesores itinerantes que habían viajado mucho, por lo que habían visto costumbres distintas; esto les llevó a practicar cierto relativismo.

Relativismo

El hecho de viajar y ver que hay distintas normas morales en cada lugar les lleva a pensar que, quizá, no exista una verdad válida para todos los hombres. Si no hay verdad absoluta, entonces todo es relativo.

Escepticismo

Si todo es relativo, la consecuencia inmediata es dudar de todo; y cuando dudamos de todo, nos hacemos escépticos. En este contexto, para los sofistas, el lenguaje queda reducido a un mero nivel de manipulación. El lenguaje no comunica la verdad, sino que sirve para persuadir o convencer.

Convencionalismo

Consecuentemente, nada es bueno ni malo por naturaleza, sino que todo depende del acuerdo, del pacto o de la convención entre los hombres. Este convencionalismo de los sofistas es aplicable a la religión, a la moral y a la política. Lo que en unas sociedades es bueno, en otras es malo.

Frente a estas ideas se posicionarán frontalmente Platón y Sócrates, enemigo encarnizado de los sofistas. Sócrates se presenta como la figura del antisofista.