Razón Vital y Perspectivismo en Ortega y Gasset

El racionalismo (representado por Descartes) se contrapone al vitalismo (representado por Nietzsche). La razón se opone a la vida y parece difícil encontrar un término medio. Esta es precisamente la tarea que se propone el filósofo español Ortega y Gasset, criticando ambas teorías:

  • El racionalismo es demasiado abstracto y, por ello, es incapaz de captar aquello que Ortega considera el “dato radical del universo”: la vida. La razón construye conceptos, ideas permanentes y estáticas, muy alejadas del constante cambio al que está sometida la vida. La razón puede llevarnos por los caminos de la abstracción, que nos apartan de lo más esencial: la vida. Además, Ortega recuerda la dependencia de la razón respecto a la vida.
  • El vitalismo tampoco aporta una solución más valiosa porque se olvida de la dimensión futuriza del hombre. La libertad del hombre le obliga a anticiparse a su tiempo, algo que no puede soslayarse y que no es posible desde un enfoque puramente vitalista, que no puede ir más allá de lo que dicte el eterno fluir del presente.

Por eso, Ortega propone una vía intermedia: ni la razón ni la vida, sino la razón vital. La razón no puede concebirse al margen de la vida, ni la vida humana al margen de la razón. Renunciar a la vida o renunciar a la razón son dos modos de renunciar a ser hombre.

El Perspectivismo como Síntesis

Ortega aspira a sintetizar el escepticismo y el racionalismo. Para los escépticos, no existe ninguna verdad absoluta o eterna, no hay verdades universales, sino que toda verdad será relativa siempre a un contexto. Por el contrario, la tradición racionalista sí admite la existencia de verdades absolutas, eternas y universales. Una vez más, Ortega pretende ir más allá de ambas teorías y encontrar un punto intermedio, que no es otro que el perspectivismo.

Según el perspectivismo, el sujeto no puede salir de su punto de vista particular, de su perspectiva. No hay un punto de vista absoluto, sino diversas perspectivas, tantas como individuos, ya que cada uno contempla la realidad desde su circunstancia vital. Pero no debe considerarse, por ello, que se da la razón a los escépticos. Frente a esto, Ortega defiende que el punto de vista individual puede también ser objetivo y verdadero.

El racionalismo espera demasiado del sujeto cognoscente, que no puede abandonar su punto de vista, su circunstancia, su perspectiva. Pero el escepticismo se olvida de que este punto de vista puede también constituirse como verdad. Lejos de oponerse, los distintos puntos de vista se complementan. Las visiones distintas no se excluyen, han de integrarse; ninguna agota la realidad y cada una de ellas es insustituible.

Frente al escepticismo se afirma la verdad de la perspectiva. Frente al racionalismo se afirma la perspectiva de toda verdad. Ni verdad absoluta, ni verdad relativa: la verdad es perspectiva. Aunque cada vida tiene su perspectiva, la verdad es posible si conseguimos complementar todas las perspectivas.

La Estructura del Lenguaje, Pensamiento y Realidad en el Tractatus de Wittgenstein

En el Tractatus, Wittgenstein tiene como objetivo “trazar un límite al pensamiento, o, mejor, no al pensamiento, sino a la expresión de los pensamientos”. Se dan tres elementos que se relacionan entre sí: realidad, pensamiento y lenguaje. A la identidad lógica entre la estructura de la realidad, la estructura del pensamiento y la estructura del lenguaje la llama el principio de la isomorfía. Según él, gracias a esta relación es posible hablar sobre el mundo. Así, la estructura lógica del lenguaje tiene que ver con la forma lógica del mundo y por ello el lenguaje fija el límite de aquello que del mundo podemos conocer racionalmente.

Estructura de la Realidad

El mundo es lo que existe, el conjunto de hechos que realmente existe dentro de todas las posibilidades de lo que podría existir. El mundo está formado por la totalidad de los hechos atómicos: los hechos atómicos (las relaciones más simples que existen entre las cosas u objetos que se dan actualmente, imposibles de descomponer; la estructura del mundo es lógico-matemática), son los que componen el mundo, y no los objetos que hay en él. Son hechos independientes, aislados, contingentes, que se pueden conocer al margen del universo (recuérdese la mónada de Leibniz).

Estructura del Pensamiento

El pensamiento, y las proposiciones en que se expresa, son figuras de la realidad: las proposiciones atómicas (imposibles de descomponer) representan (pintan: teoría pictórica del lenguaje) hechos atómicos, compartiendo su misma estructura lógica (son isomórficos: Russell). Así, cada proposición corresponde a un único hecho, y viceversa (teoría referencialista).

Estructura del Lenguaje

El lenguaje es el instrumento a través del cual conocemos y expresamos la realidad: este lenguaje (constituido por la totalidad de las proposiciones) es un mapa de la realidad, por lo que los límites del lenguaje de un hombre son los límites de su realidad. El lenguaje es la expresión perceptible del pensamiento y se expresa en proposiciones. La proposición es el retrato lógico de la realidad. Cada hecho atómico sólo tiene una expresión correcta (proposición). La manera de saber si una proposición atómica es figura de un hecho es mirar al hecho. Las proposiciones que no representan hechos atómicos carecen de sentido: Wittgenstein rechaza así toda metafísica y toda ética racional, pues las proposiciones relacionadas con esos temas no tienen dónde apuntar, luego no son auténticas, son pseudoproposiciones.