La Reflexión Contemporánea sobre el Ser Humano en el Siglo XX

En el siglo XX, el ser humano se vio incapaz de asegurar el mundo que había creado. Esta incapacidad se manifestó en varios ámbitos:

  • El desarrollo tecnológico: Se convirtió en una trampa porque las máquinas, inventadas para servir al hombre, acabaron poniendo al hombre a su servicio.
  • El desarrollo económico: Aunque permitió el incremento de la producción para abastecer a la población de los bienes de consumo necesarios, desembocó en una gran crisis (Crack del 29).
  • El desarrollo político y las alianzas internacionales: Provocaron dos grandes guerras mundiales.

El resultado fue una crisis de identidad. Diversas corrientes filosóficas intentaron dar respuesta a los temas centrales de la antropología filosófica. Entre ellas, destacan:

  • Existencialismo: Presta atención a la libertad, la responsabilidad humana, el sentido de la vida y la consciencia de la muerte.
  • Estructuralismo: Se basa en el carácter simbólico del ser humano para comprender los fenómenos sociales. Ejemplos de este enfoque son las obras de Cassirer y Marvin Harris.
  • Personalismo: Se centra en el carácter personal del ser humano y las implicaciones que esto supone para la idea que el individuo tiene de sí mismo, de su relación con los demás y de la cuestión de la trascendencia.
  • Perspectivismo: Representado por Ortega y Gasset.

El Ser Simbólico según Cassirer

Cassirer afirmó que no toda la actividad humana es racional. Nuestra conducta responde más a nuestros sentimientos que a nuestra razón. También manifestó la existencia de un inconsciente irracional. Definió al ser humano como un ser simbólico, ya que no existe actividad en la que los símbolos no intervengan.

La conducta animal se rige por un mecanismo de estímulo-respuesta. Nosotros, en cambio, interponemos símbolos entre estímulos y respuestas. Los humanos podemos ocuparnos de lo que nos afectó en el pasado, lo que nos afecta en el presente y lo que nos afectará en el futuro. Los animales se limitan a lo que les afecta de forma directa e inmediata.

Aunque algunos chimpancés logran manejarse simbólicamente, existen diferencias significativas con los humanos. El animal no está interesado en comunicarse, sino en obtener la recompensa. Es capaz de aprender símbolos y comunicarse, pero el humano es capaz de crear sistemas de símbolos. Además, el animal no muestra interés en enseñárselo a otros de su especie.

La Actitud Estética

La actitud estética es una disposición peculiar que el espectador debe adoptar para poder disfrutar de una experiencia estética. Esta actitud presenta cuatro características principales:

  • Generosidad: La actitud estética no puede ser avariciosa ni egoísta; no se trata de apropiarse del objeto, sino de gozar con su percepción, de reconocer su valor. La generosidad es un requisito tanto para el espectador como para el creador. Toda creación artística es un acto de amor desinteresado.
  • Gratuidad: La experiencia estética no puede ser nunca fruto de un mérito. Si bien es cierto que se necesita educar el gusto, esa experiencia es vivida siempre como un regalo.
  • Provisionalidad: La conquista de lo bello nunca es definitiva. La experiencia estética depende del sentimiento, y este se nutre de la presencia concreta del objeto estético. Su disfrute es siempre temporal.

El Juicio Estético según Kant

La experiencia estética requiere la implicación de la reflexión, pues la contemplación de una obra de arte nos conduce siempre a formular un juicio de valor sobre ella. Según Kant, todo juicio es el resultado de aplicar un concepto a una realidad concreta. El proceso que concluye con la formulación de un juicio requiere la intervención de varias facultades cognoscitivas humanas:

  • Nuestra sensibilidad capta un cúmulo de sensaciones que nos llegan por las distintas vías que proporcionan nuestros sentidos.
  • La imaginación ordena esas sensaciones y construye una imagen sensible.
  • Finalmente, nuestro entendimiento identifica la forma presente en la imagen creada y le aplica el concepto adecuado. Así se concluye con la formulación de un juicio.

En todo juicio de valor, el concepto que se atribuye al objeto es una cualidad. Cuando el juicio de valor es un juicio estético, la cualidad atribuida es una cualidad estética, principalmente la cualidad de belleza. Según Kant, lo bello no es una propiedad objetiva de las cosas, sino algo que nace de la relación entre el objeto contemplado y nuestro sentimiento de placer.

A pesar de este carácter subjetivo del juicio estético, Kant sostiene que es un juicio universal por dos motivos:

  1. El fundamento del sentimiento de placer estético radica en la armonía que se produce entre las facultades de la imaginación y el entendimiento. Esta armonía tiene su origen en la perfección de la forma sensible del objeto estético, captada por la imaginación, y que conduce a una perfecta adecuación con el concepto del entendimiento.
  2. El sentimiento de placer es subjetivo, pero la armonía de las facultades cognoscitivas que lo produce es igual para todos. De ahí que el juicio estético pueda tener validez universal, aunque descanse en un sentimiento subjetivo.

Kant distinguía tres tipos de placeres: sensible, moral y estético. Los dos primeros son interesados, pues persiguen un fin, ya sea satisfacer una necesidad o lograr la perfección moral. El placer sensible es producido por un estímulo de nuestros sentidos, como puede ser un baño con agua templada. El placer moral se obtiene como consecuencia de haber cumplido con el deber. El placer estético, en cambio, no persigue ningún fin más allá del goce mismo que produce la contemplación. Esta ausencia de interés personal hace que el placer estético pueda ser aceptado y compartido de forma universal.