Teoría ética:

Es la reflexión filosófica sobre la moral. Estudia el origen y la conveniencia de los distintos códigos morales, sugiere hacia dónde debe orientarse nuestra conducta, analiza las consecuencias de nuestras acciones morales y nos ayuda a elaborar un juicio moral en caso de dilema. Fundamenta la acción moral, aunque esta no plantee problemas. Las teorías éticas son la exposición razonada de aquello que explica el comportamiento moral de las personas. Estas suponen un esfuerzo del pensamiento por comprender la condición humana y ofrecen una explicación coherente y profunda de nuestras acciones.

Distintas teorías éticas:

Las éticas de los fines:

Todas ellas parten de una pregunta: ¿cuál es el fin hacia el que orientamos nuestras acciones? Se interesan por el fin o las consecuencias de las que disfrutaremos si seguimos una serie de normas. Unas teorías, como las de Aristóteles y Epicuro, defienden que el comportamiento humano se orienta hacia la búsqueda de la felicidad individual, mientras que otros pensadores, como Hume, Bentham o Stuart Mill, mantienen que se dirige hacia la búsqueda de la felicidad o utilidad del mayor número de personas posibles.

Las éticas del deber:

Estas éticas no se preguntan qué nos hará felices, sino a qué estamos obligados como seres humanos dotados de razón. Estas teorías parten de la pregunta: ¿cuál es nuestro deber? No están interesadas tanto por las consecuencias, sino por lo que la razón dicta que es lo más justo. Las éticas del deber surgieron en torno a la figura de Immanuel Kant, y entre ellas destacan las de los filósofos existencialistas, como Jean-Paul Sartre y otras posteriores basadas en el diálogo y la comunicación.

Las éticas actuales:

Existen en la actualidad éticas centradas en problemas concretos de nuestro mundo, como la ética ecológica o ambiental, o la bioética, así como las llamadas éticas posmodernas, que proponen romper con todo intento de elaborar cualquier tipo de teoría ética.

El eudemonismo de Aristóteles:

(384-322 a.C.) Escribió los primeros tratados sistemáticos de ética, en los que expone aquello que explica el comportamiento moral de las personas. Su teoría ética defiende que el fin último del ser humano, lo que explica su comportamiento moral, es alcanzar la felicidad. La felicidad es eudaimonia en griego, de allí el término eudemonismo para referirse a su ética. Aristóteles sostiene que todos los seres humanos desean, por naturaleza, ser felices, pero es evidente que pocos lo consiguen. La principal razón es que toman decisiones equivocadas y confunden la felicidad con la ambición personal, la riqueza o el prestigio. Para no equivocarse, Aristóteles cree que es preciso hacer uso de la razón y no elegir la opción más beneficiosa a primera vista, sino la más prudente, la que se sitúa en el término medio entre el exceso y el defecto. Así, la persona prudente decide, sin cobardía ni temeridad, lo que es mejor para el conjunto de su vida y no lo que le conviene en el momento.

El hedonismo de Epicuro:

Otra de las aportaciones de la ética griega es el hedonismo de Epicuro (341-270 a.C.). Esta teoría defiende que el fin último del ser humano es alcanzar la felicidad entendida como placer. Placer es hedone en griego, de allí el término hedonismo para referirse a esta ética. Para Epicuro, el comportamiento del ser humano se explica en la búsqueda del placer y la evitación del dolor. Sin embargo, Epicuro no se refiere solo a placeres y dolores corporales, sino también espirituales. La máxima de placer para Epicuro se encuentra en: la tranquilidad de espíritu, una vez satisfechas todas las necesidades; la ausencia de preocupaciones y de sufrimientos. Se trata de conseguir que la enfermedad, el destino o la muerte ya no nos preocupen.

El emotivismo moral de David Hume:

Frente al individualismo epicúreo, el filósofo escocés David Hume (1711-1776) defendía que lo que explica el comportamiento moral del ser humano es alcanzar el gozo, el bienestar y la felicidad del mayor número de personas posibles. Para Hume, no es posible ser felices en solitario; necesitamos la felicidad de los que nos rodean. Por esa razón, consideraba muy importante el concepto de simpatía y de cercanía hacia los demás. Así mismo, para este autor, la ética es un asunto más de sentimiento que de razón, lo que se conoce como emotivismo moral. De esta forma, una acción moral es para nosotros buena o mala no porque la razón así nos lo indique, sino en función del sentimiento positivo o negativo que nos provoca.

El utilitarismo de Bentham y John Stuart Mill:

Como Hume, Jeremy Bentham (1748-1832) afirma que el ser humano actúa siempre movido por la búsqueda de la felicidad del mayor número de personas posibles. Pero añade un nuevo concepto: lo que nos produce placer y felicidad es bueno y, por tanto, útil. Bentham introduce, así mismo, la posibilidad de medir los placeres, que se diferencian en lo que a cantidad se refiere y pueden ser ordenados jerárquicamente desde este punto de vista. Por su parte, John Stuart Mill (1806-1873) añade a la teoría utilitarista de Bentham que los placeres no solo se diferencian en lo que se refiere a la cantidad, sino también en lo que respecta a la cualidad. Así, existen placeres superiores (morales e intelectuales) e inferiores (físicos). Puesto que el fin último es que el mayor número de personas en una sociedad alcancen esos placeres superiores, no se trata solo de lograr la mejora material de la sociedad; además, hay que ocuparse del desarrollo de los individuos y de sus intereses más profundos y permanentes, es decir, del progreso espiritual del hombre, que solo es posible en libertad. El mejor sistema político será, por tanto, aquel que garantice la mayor libertad para los individuos y su progreso moral. Por eso, para Stuart Mill, la democracia es la mejor forma de gobierno.

Estoicismo:

Apatía:

Viene de pasión, dominar sus pasiones.

Epicuro: tipos de placeres:

  • Naturales: necesarios (comer, dormir).
  • No necesarios: sexo.
  • No naturales:

Ataraxia:

Estado de bienestar en el alma.