Capitalismo: Orígenes, Evolución y Pensadores Clave
La economía de mercado es el sistema económico en el cual hoy nos encontramos insertos y que se aplica en la gran mayoría de los países occidentales y orientales. Sin embargo, su desarrollo está estrechamente vinculado al avance del capitalismo como sistema social, político y económico y al liberalismo como fuente filosófica de inspiración.
Para comenzar, debemos entender al capitalismo como el sistema económico, social y político basado en la propiedad privada de los medios de producción, que constituyen el capital; así como la libertad de los mercados y la libre iniciativa de las empresas en la determinación de sus productos y fijación de los precios de estos.
En el capitalismo, los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes o de servicios en forma libre dentro de la división del trabajo, con el propósito necesario del beneficio monetario para la obtención de recursos en función de cualquier orden de fines dentro del marco de una cooperación mediatizada por el mercado. La distribución, la producción y los precios de los bienes y servicios son determinados por el libre mercado, la oferta y la demanda entre productores y consumidores.
La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la escuela histórica de economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, califica el mercantilismo como una “economía al servicio del príncipe”.
Tanto los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero el capitalismo como sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo XVII en Inglaterra sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a «realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras». De esta forma al capitalismo, al igual que al dinero y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.
Adam Smith (1723 – 1790) fue un economista y filósofo escocés, uno de los mayores exponentes de la economía clásica.
Basaba su ideario en el sentido común. Frente al escepticismo, defendía el acceso cotidiano e inmediato a un mundo exterior independiente de la conciencia. Este pensador escocés creía que el fundamento de la acción moral no se basa en normas ni en ideas nacionales, sino en sentimientos universales, comunes y propios de todos los seres humanos.
En 1776, Adam Smith publicó su obra “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, después de más de 10 años de trabajo, por la cual es considerado por muchos especialistas el padre de la economía política. Esta obra representa el intento por diferenciar la economía política de la ciencia política, la ética y la jurisprudencia. Un elemento fundamental para esta diferenciación fue la crítica al mercantilismo, corriente heterogénea que venía desarrollando nociones económicas desde el siglo XV, más vinculada a los imperios coloniales que a la naciente revolución industrial.
Su célebre obra sistematiza de manera científica las bases del capitalismo moderno, y presentó su justificación teórica en una forma que marcaría el pensamiento de los más influyentes economistas del siglo XIX (a favor y en contra) y que en parte sigue inspirando a los defensores del mercado libre, incluso hoy en día.
En “La riqueza de las naciones”, para Smith la ciencia económica era mucho más que la teoría de precios, producción y distribución, moneda y banca, finanzas públicas, comercio internacional, y crecimiento económico, campos que hoy en día se consideran como especialidades en sí mismos. Todos estos temas se discuten en el libro, pero también incluye detalladas discusiones sobre tópicos tan diversos como historia eclesiástica, demografía, política educacional, ciencias militares, agricultura, y asuntos coloniales.
Según la tesis central, la clave del bienestar social está en el crecimiento económico, que se potencia a través de la división del trabajo y la libre competencia. Según esta tesis, la división del trabajo, a su vez, se profundiza a medida que se amplía la extensión de los mercados y por ende la especialización. Por su parte, Adam Smith considera la libre competencia como el medio más idóneo de la economía, afirmando que las contradicciones engendradas por las leyes del mercado serían corregidas por lo que él denominó “la mano invisible” del sistema.
Una particularidad de la obra es el planteamiento de que, gracias a la apelación al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general. Al respecto, Adam Smith afirmaba que “el hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes, y es inútil pensar que lo atenderían solamente por benevolencia (…) no es la benevolencia del carnicero o del panadero la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses“.
Esto es muchas veces interpretado de forma imprecisa, como que simplemente el egoísmo lleva al bienestar general. Sin embargo, pasajes tanto de esta obra como de los sentimientos morales dejan en claro que en un sistema económico el interés personal no es la única motivación, ya que si así fuera, toda negociación resultaría imposible. El ser humano es capaz también de comprender el interés personal de su compañero y de llegar a un intercambio mutuamente beneficioso. La empatía con el egoísmo del otro (en donde acentúa la siguiente frase: «dame lo que necesito y tendrás lo que deseas») y el reconocimiento de sus necesidades es la mejor forma de satisfacer las necesidades propias. El pensador y economista escocés subraya que la mayor parte de estas necesidades humanas se satisfacen por intercambio y por compra.
La obra incluye una filosofía de la historia, donde la propensión a intercambiar exclusiva del hombre se convierte en el motor del desarrollo humano, porque permite la suficiente creación de riqueza y generación y acumulación de capital para poner en práctica la división del trabajo. Debido por tanto a la empatía y la división del trabajo se potencia el crecimiento económico, clave del bienestar social.
Esta obra constituye también una guía para el diseño de la política económica de un gobierno. Los beneficios de la “mano invisible” del mercado solo se obtendrán en una sociedad bien gobernada.
Entre sus aportes más importantes se destacan: la diferenciación clara entre valor de uso y valor de cambio; el reconocimiento de la división del trabajo, entendida como especialización de tareas, para la reducción de costos de producción; la predicción de posibles conflictos entre los dueños de las fábricas y los trabajadores mal asalariados; la acumulación de capital como fuente para el desarrollo económico; y, la defensa del mercado competitivo como el mecanismo más eficiente de asignación de recursos.
Karl Marx (1818 – 1883), economista y filósofo alemán de origen judío. En su vasta e influyente obra, incursionó en los campos de la filosofía, la historia, la sociología y la economía. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno y del marxismo. Sus escritos más conocidos son el “Manifiesto del Partido Comunista” (en coautoría con Engels) y el libro “El Capital”.
Su obra principal es “El Capital. Crítica de la economía política” (1867), que es un estudio sobre la especificidad histórica de la sociedad moderna. En la medida en que Marx considera que la esfera económica, el capital, domina y condiciona el funcionamiento de la sociedad moderna, la crítica de la economía política, es decir, del saber sobre esa esfera, se torna el punto de partida fundamental para comprender qué es esa sociedad moderna y cómo funciona a través de las relaciones de dominación entre las clases, de un lado los proletarios y de otra los burgueses. Consta de 3 libros. En el 1º desarrolla los siguientes tópicos:
La mercancía, el dinero, y el capital en abstracto
Hace un análisis dialéctico de la mercancía, pues parte del hecho que la mercancía individual es la forma elemental de la riqueza social en el capitalismo. Analiza, siguiendo a la economía política clásica, a la mercancía en tanto valor de uso —un bien que satisface ciertas necesidades humanas— y en tanto valor de cambio —un bien que puede intercambiarse por otros bienes en una proporción determinada—. Para Marx el valor de cambio de una mercancía es una manifestación de algo más.
El proceso de producción capitalista
Marx estudia el proceso de producción capitalista en sí. Hasta ahora había estudiado en abstracto a la sociedad mercantil, donde solo existían productores de mercancías. Ahora estudia en abstracto a la sociedad burguesa donde existen capitalistas y asalariados. Esta diferencia de valor entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor producido por su empleo es lo que se denomina como plusvalía. Esta plusvalía es la base de la ganancia capitalista.
El proceso de acumulación del capital
Marx expone cómo se reproduce el capital. La plusvalía extraída en la producción se convierte en ganancia y si bien parte de esta ganancia es consumida por el capitalista, otra parte es reinvertida en medios de producción y salarios y así la convierte en pluscapital. El aumento del capital en funciones mediante la extracción de plusvalía se denomina como acumulación del capital.