Ejemplos Clásicos de Literatura y Estrategias Militares
La Parábola de los Dos Hijos
¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Acercándose al primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña”. Él respondió: “No quiero”. Mas luego, movido por el arrepentimiento, fue. Se acercó luego al segundo y le dijo unas palabras parecidas. Pero este le contestó: “Voy, señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad del padre? Responden: “El primero”.
La Autoridad de Apio
Cuatro hijos ya crecidos, cinco hijas, una gran casa, una numerosa clientela regía Apio, a pesar de ser ciego y viejo. Mantenía sobre los suyos no solo su autoridad, sino también su imperio; le temían los siervos, le respetaban los hijos, todos le tenían cariño; las costumbres paternas mantenían su vigor en aquella casa. Pues la vejez es honorable en estas condiciones.
Carpe Diem
Mientras, si los hados nos dejan, unamos nuestros amores; ya vendrá de tinieblas su cabeza cubierta la Muerte, ya a escondidas entrará la edad achacosa: ni será conveniente amar ni decir ternuras con blanca cabeza. Ahora sí soy yo buen general y soldado; enseñas y trompas, lejos marchaos.
La Gloria de Luculo
Este (Arquías) ha narrado la grande y difícil guerra de Mitrídates; sus libros glorifican no solo a L. Luculo, varón esforzado e ilustre, sino también el nombre del pueblo romano; porque el pueblo romano, bajo el mando de Luculo, abrió el Ponto, hasta entonces defendido por el poder de sus reyes, por la misma naturaleza y por su posición geográfica.
La Ira de Aquiles
Aquiles se pone las armas divinas, obra de Vulcano y regalo de su madre. Luego de llamar a consejo a los primeros entre los griegos, depone su ira, y se va enriqueciendo por los regalos prometidos por el rey. Entonces manda a los soldados que coman, aunque él se abstiene. Luego se lanza al combate con un ejército amenazador y violento.
El Pájaro de Lesbia
Ha muerto el pájaro de mi amada, el pájaro, delicias de mi amada, a quien ella quería más que a sus pupilas. Pues era dulce como la miel y conocía a su dueña como una muchacha a su misma madre; no se alejaba de su regazo.
La Batalla de Palencia
Después de descender del Apenino, retrotrajo el campamento hacia Palencia. Al día siguiente, marchó contra el enemigo al frente de doce mil hombres de a pie y cinco mil de a caballo; tampoco el cónsul Sempronio —pues ya había vuelto de Roma— rehusó el combate, y aquel día había entre los dos campamentos una distancia de tres millas; se luchó al día siguiente con enorme coraje y resultados diversos.
Los Inicios de Catón
Marco Catón, nacido en el municipio de Túsculo, durante su juventud y antes de dedicarse a la carrera de las magistraturas, vivió en Sabinia, pues tenía allí propiedades que le había dejado su padre. Desde Sabinia, por consejo de Lucio Valerio Flaco, que fue colega suyo en el consulado y en la censura, pasó a Roma dando comienzo a su actividad política en el foro. Su primer servicio militar lo hizo a la edad de diecisiete años.
La Desdicha de los Sicilianos
Entraos ahora, jueces, de la desdicha de los sicilianos. Aquel Heraclio y este Epícrates, despojados de todos sus bienes, llegaron a Roma; en condiciones míseras, con barba y pelo muy crecido, estuvieron en Roma casi dos años. Cuando L. Metelo marchó a la provincia, entonces estos, bien recomendados, parten juntamente con Metelo.
La Estrategia de Petreyo
Petreyo, en cambio, no se entrega. Arma a sus esclavos; con ellos y su cohorte pretoriana de rodeleros y unos cuantos jinetes del país, protegidos suyos, que solía emplear como escolta personal, se presenta volando, de improviso, ante la empalizada, corta las conversaciones de los soldados, expulsa a los nuestros del campamento; a los que alcanza les da muerte.
Las Órdenes de Ariovisto
Ordenó que la primera y la segunda línea permanecieran sobre las armas y que la tercera fortificase el campamento. Distaba este lugar de los enemigos unos seiscientos pasos. Ariovisto envió allí unos dieciséis mil soldados ligeros con toda la caballería para que esas tropas amedrentaran a los nuestros y les impidieran fortificarse.
Los Talentos de Ático
Lees en público deliciosamente, actúas como abogado, Ático, deliciosamente, escribes historias deliciosas, poemas deliciosos, compones deliciosamente mimos, epigramas deliciosamente, eres un delicioso gramático, un delicioso astrólogo y cantas deliciosamente y bailas, Ático, deliciosamente, eres delicioso en el arte de la lira, eres delicioso en el arte de la pelota.
La Tempestad en Delos
Entonces se desataron de repente unos tremendos temporales. Grandes olas eran lanzadas (contra la nieve). En ese momento, aquella nave de ese pirata, cargada con las naves veneradas imágenes, zarandeada y golpeada por el oleaje, se rompe, aparecen en la orilla aquellas estatuas de Apolo; se vuelven a colocar en su sitio por orden de Dolabela. La tempestad se calma. Dolabela parte de Delos.
La Furia de los Vientos
Inmediatamente los vientos revuelven el mar y se levantan grandes olas, y somos lanzados, desparramados por un vasto remolino; las nubes ocultaron el día y la noche húmeda nos arrebató el cielo, los relámpagos rasgando las nubes se suceden. Fuimos desviados de nuestro camino y anduvimos errantes en medio de las olas tenebrosas.
La Casa Embrujada
Había en Atenas una casa grande y espaciosa, pero mal afamada y maldita. Durante el silencio de la noche se escuchaba un sonido metálico, un sonido de cadenas a lo lejos primero, después más cerca. Luego aparecía un espectro: era un viejo consumido por la miseria y la suciedad. Llevaba grillos en los pies y en las manos cadenas que agitaba. Así los que habitaban en ella pasaban noches siniestras y espantosas, sin poder dormir por el miedo.
La Trampa para Cicerón
Mientras los demás se asustaron y titubeaban, el caballero romano Gayo Cornelio, uno de los que había prometido su colaboración, junto con el senador Lucio Varguteyo, decidieron ir aquella misma noche, un poco más tarde, con hombres armados a casa de Cicerón y, cogiéndolo desprevenido, apuñalarlo de improviso en su misma casa. Curio, a toda prisa, por medio de Fluvia, avisó a Cicerón de la trampa que le estaban preparando.