La Cultura Griega y su Impacto en la Civilización Occidental

La cultura de Grecia tuvo una poderosa influencia sobre el Imperio romano, el cual la difundió a través de muchos de sus territorios de Europa. La civilización de los antiguos griegos ha sido enormemente influyente para la lengua, la política, los sistemas educativos, la filosofía, la ciencia y las artes, dando origen a la corriente renacentista de los siglos XV y XVI en Europa Occidental, y resurgiendo también durante los movimientos neoclásicos de los siglos XVIII y XIX en Europa y América. La civilización griega fue básicamente marítima, comercial y expansiva. Una realidad histórica en la que el componente geográfico jugó un papel crucial: las características físicas del sur de la península de los Balcanes, por su accidentado relieve, dificultaban la actividad agrícola y las comunicaciones internas, mientras que su dilatada longitud de costas favoreció su expansión hacia ultramar. Este fenómeno fue impulsado también por la presión demográfica originada por las sucesivas oleadas de pueblos (entre ellos aqueos, jonios y dorios) a lo largo del III y II milenios a. C.

De las Ciudades-Estado a la Época Arcaica

Tras las civilizaciones minoica y micénica, en los llamados Siglos Oscuros (entre el XIII y el XII a. C.) la fragmentación existente en la Hélade constituyó el marco en el que se desarrollaron pequeños núcleos políticos organizados en ciudades, las polis.

Época Arcaica: Formación y Expansión de la Civilización Griega

La Época Arcaica es una periodización de la historia de la antigua Grecia con la que la historiografía distingue la etapa en la que la Hélade (Ἕλαδε) salió del periodo anterior (la Época Oscura, caracterizada por la distribución del espacio helénico entre tribus[1] indoeuropeas que hablaban distintas variantes de la futura lengua griega -aqueos, jonios,[2] dorios, eolios, pelasgos, arcadios-, que introdujeron la Edad del Hierro en medio de una total ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural frente a la civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de debate) y se conformaron los rasgos de la civilización griega, que quedará plenamente cristalizada en la posterior Época Clásica. Entre los siglos VIII y VI a. C. se desarrollaron las polis (polis – πόλις-) o ciudades estado griegas, que incluso se expandieron por todo el Mediterráneo mediante la colonización. A pesar de su gran fragmentación política, los griegos fueron construyendo una identidad común frente a otros pueblos de la Antigüedad, de la que adquirieron una conciencia vigorosa, evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y en una peculiar cosmovisión.

Delimitación y Contexto de la Época Arcaica

Convencionalmente, el inicio de la época arcaica se establece en la primera Olimpiada (Ὀλυμπιάδ, cómputo del tiempo en periodos de cuatro años que comienza con la celebración de los primeros Juegos Olímpicos, 776 a. C.); mientras que el final lo marca la Revuelta de Jonia (499 a. C.), cuando los griegos de la costa de Asia Menor pidieron la ayuda de las ciudades de Grecia continental para frenar la expansión del Imperio persa, lo que desembocó en las Guerras Médicas (492-490 y 480-479 a. C.).

El Surgimiento de las Polis y la Expansión Griega

Antes de la Época Arcaica, los griegos habitaban en pequeñas comunidades agropecuarias aisladas por lo accidentado de su medio físico: cuajado de valles en el interior y con un litoral recortado, atestado de cabos, golfos e islas. A pesar de la pobreza del suelo y de la aridez, se dieron crecimientos demográficos y progresos socioeconómicos que impulsaron a las pequeñas aldeas originarias a unirse en entidades de mayor tamaño. Este proceso, llamado synoikismos (συνοικισμός – “cohabitación”, “compartir el oikos“, la “casa”-), dio lugar al nacimiento de las polis. Al mismo tiempo, se establecían lugares de culto religioso, compartidos por comunidades mucho más alejadas entre sí, mediante la anfictionía (ἀμφικτιονία – “construir juntos”); lo que fue conformando prácticas políticas para todo tipo de relaciones, pacíficas y hostiles, como la symmachia (συμμαχία – “luchar juntos”), la koinón (κοινόν – “común”, traducido habitualmente como “liga”),[3] la hegemonía (ἡγεμονία), el equilibrio de potencias, la política de bloques, etc.

Conflictos Sociales y Soluciones: Colonización y Reformas

Paralelamente, la presión demográfica y la prosperidad económica mal repartida provocaron una conflictividad social que tuvo, básicamente, dos válvulas de escape: la colonización del Mediterráneo y las reformas socio-políticas internas protagonizadas por legisladores y tiranos.

El Renacimiento de la Escritura y la Literatura Griega

Tras siglos de olvido de la escritura lineal micénica, los griegos volvieron a ser un pueblo histórico al adoptar el alfabeto fenicio y adaptarlo a su idioma con el alfabeto griego, cuyos primeros testimonios aparecen hacia el 740 a. C. (Copa de Néstor, Inscripción del Dipylon).[4] A partir de poesía oral que tiene sus raíces en siglos anteriores, en esta época se compusieron por escrito las principales creaciones de la literatura griega: los dos poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea (cuya autoría y ubicación temporal fueron objeto de debate desde la Antigüedad, y aún lo siguen siendo), que fijaron los mitos ancestrales de los héroes de la Edad del Bronce, en textos que no se terminaron de canonizar hasta el siglo VI a. C. (probablemente por iniciativa de Pisístrato)[5][6] y cuya difusión fue crucial para la conformación de la civilización griega en su conjunto, y para la pervivencia de ésta en la civilización occidental.