Simone de Beauvoir: Reflexiones sobre Género, Existencialismo y Sociedad
Simone de Beauvoir: Género, Existencialismo y Sociedad
1. La Construcción Social de la Mujer: Más Allá de la Esencia
Simone de Beauvoir, en su obra fundamental “El Segundo Sexo”, sentó las bases del feminismo moderno. Su objetivo principal era recuperar la autodefinición de la mujer, promoviendo su libertad. Argumentaba que la libertad femenina, hasta entonces, era una concesión masculina, lo que implicaba una continua dominación, incluso con ciertos derechos adquiridos.
Desde la perspectiva del existencialismo filosófico, no existe una esencia humana fija e inmutable. Todo es variable y susceptible de cambio. Sin embargo, a la mujer se le imponían limitaciones, contradiciendo este principio. Beauvoir rechazaba la idea de fijar el destino de la mujer en función de su sexualidad o economía.
Sin una esencia predefinida, la mujer no nace, sino que se hace, según la dialéctica del amo y el esclavo. Históricamente, al hombre se le ha considerado el sujeto esencial y superior, mientras que la mujer ha sido relegada a la posición de “la otra”, la complementaria, la que no es el hombre. Esta percepción, internalizada por las mujeres, las lleva a no actuar para contradecirla.
Beauvoir sostenía que a las niñas se les enseña desde pequeñas “cómo ser una buena mujer”, es decir, cómo el hombre quiere que sea una mujer, y no cómo ella misma desea ser. Se les educa para ser esposas y madres, para realizar tareas domésticas y satisfacer al hombre, reforzando su posición secundaria.
2. La Alteridad en la Filosofía de Simone de Beauvoir
La dialéctica del amo y el esclavo se manifiesta en la concepción de la mujer como “el otro” en la sociedad patriarcal.
2.1. Asimetría entre Hombres y Mujeres
La desigualdad de género es palpable en todas las sociedades. Por ello, es crucial que las mujeres se manifiesten y alcen su voz.
Históricamente, se ha asociado al género masculino con una perspectiva universal, generando una asimetría entre ambos géneros. La mujer es vista como “la otra”, la secundaria, mientras que el hombre se considera el primero, perpetuando roles sociales aparentemente fijos.
En esta balanza simbólica, la mujer nace en desventaja, mientras que el hombre, identificado con la humanidad en su conjunto, ocupa una posición privilegiada.
2.2. Interpretación Feminista de la Dialéctica del Amo y el Esclavo
Beauvoir aplica la dialéctica del amo y el esclavo para analizar la desigualdad de género. Según esta dialéctica, cada persona se define en relación con los demás: “Cuando alguien quiere afirmarse, necesita que otros lo reconozcan o lo contradigan”. Esta dinámica opera en ambos sentidos: la autopercepción se construye a través de la mirada del otro.
Simone de Beauvoir argumenta que, en la relación entre géneros, debería existir una interacción igualitaria, pero esto no ocurre. La mujer no se afirma como sujeto porque no recibe el apoyo del hombre, mientras que este sí se siente sujeto gracias al respaldo de la mujer. Este desequilibrio rompe el círculo dialéctico, relegando a la mujer a una posición de dependencia.
Tres momentos clave rompen el carácter dialéctico:
- Riesgo/Libertad: Los hombres arriesgan su vida en actos peligrosos.
- Aceptación/Diferenciación: Las mujeres, al no participar en estos actos, no son reconocidas como valientes.
- Sometimiento/Protección: Los hombres dominan a las mujeres y, a cambio, las protegen.
2.3. Obstáculos para Abolir la Relación de Servidumbre
Beauvoir señala que, incluso en las sociedades más avanzadas, la situación de esclavitud de la mujer no ha sido completamente erradicada.
La transformación de la relación entre hombres y mujeres requiere que las mujeres accedan a oportunidades para su liberación, reconociéndose como sujetos con proyectos de vida propios. Esto implica alcanzar la igualdad de género a través del control sobre la maternidad, la igualdad en las responsabilidades de cuidado y la autonomía económica. La educación que fomente la igualdad es fundamental en este proceso.
3. Simone de Beauvoir: Hacia una Moral de la Ambigüedad
Beauvoir destaca la importancia de la libertad para justificar nuestras acciones y dar sentido a nuestras vidas. Aunque alcanzar metas nos impulsa hacia nuevos objetivos, la libertad es ambigua porque nuestras elecciones definen quiénes somos, y negarlas es autodestructivo.
La coherencia entre fines y medios es esencial, pero la libertad enfrenta obstáculos. La mala fe surge cuando negamos nuestra libertad y evadimos responsabilidades. En nuestras relaciones, todos estamos interconectados, y nuestros proyectos involucran a otros. Por lo tanto, es crucial desear no solo nuestra propia libertad, sino también la de los demás. Estos principios son fundamentales para una moral basada en la ambigüedad.
4. La Vejez en la Obra de Simone de Beauvoir
¿Qué es la vejez y qué implica experimentarla?
Simone de Beauvoir realizó un estudio exhaustivo para responder a estas preguntas.
Según ella, hablar de la vejez era un tema tabú en la sociedad capitalista, lo cual consideraba problemático. Este rechazo provenía de la sociedad de consumo, donde los ancianos son vistos como improductivos, incapaces de rendir como los jóvenes, y por lo tanto, marginados.
En otras culturas, los ancianos reciben un trato diferente. Por ejemplo, a diferencia de la cultura consumista, algunas culturas garantizan una vida cómoda a sus mayores. En la cultura esquimal, la sabiduría de los ancianos es muy valorada, ya que, por su experiencia, suelen ser curanderos. Por otro lado, los ainus japoneses los llevaban a la montaña para que murieran allí. En nuestra sociedad, son vistos como “cadáveres ambulantes” que no hacen más que ocupar espacio, no porque no quieran ser activos, sino porque no se les permite.
El filósofo Platón consideraba que los gobernantes debían superar los 50 años (lo que en la antigüedad se consideraba una edad avanzada). Según Platón, a esa edad, el alma tiene más control sobre el cuerpo, y el ser humano finalmente se libera de la “cárcel” en la que se encuentra.
Volviendo al pensamiento de Simone de Beauvoir, ella se enfocaba especialmente en la situación de la mujer anciana, ya que es la que sufre mayor presión social. Con la vejez, la belleza se ve más afectada en las mujeres que en los hombres, debido a que la belleza masculina no está tan estigmatizada.
5. El Desarrollo del Pensamiento Feminista: De la Ilustración al Siglo XXI y las Aportaciones de Simone de Beauvoir
Pioneras ilustradas:
A finales del siglo XVIII, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft denunciaron que la reivindicación de la “igualdad política” de los pensadores ilustrados solo incluía a los hombres blancos, burgueses y heterosexuales.
El movimiento de la moderación en Boston:
A partir de 1820, diversos grupos de mujeres en Estados Unidos crearon un movimiento contra el alcohol. Aunque con una base cristiana, este movimiento permitió a muchas mujeres participar activamente en la vida pública por primera vez.
Movimientos sufragistas:
Desde la década de 1850 y durante la Primera Guerra Mundial, las sufragistas promovieron la universalización de los valores democráticos y los derechos liberales, comenzando por el derecho al voto. El movimiento sufragista fue interclasista y abogó por la abolición de la esclavitud.
La construcción social de la mujer:
Para compensar el desastre demográfico tras la Segunda Guerra Mundial, se reforzó la idea de la maternidad como pilar de la reconstrucción nacional.
Hannah Arendt y el Totalitarismo
1. Los Orígenes del Totalitarismo: El Mal Absoluto
Hannah Arendt analiza el totalitarismo, especialmente el nazismo y el estalinismo, como una forma de barbarie sin precedentes. Su obra “Los Orígenes del Totalitarismo” busca comprender este fenómeno con nuevas categorías. La inestabilidad económica posterior a la Primera Guerra Mundial en Europa facilitó el ascenso de movimientos totalitarios, que atrajeron a las masas con promesas de un futuro mejor y luego transformaron radicalmente las estructuras del Estado. Estos regímenes, bajo el pretexto de leyes naturales o históricas, suprimieron los derechos individuales, centralizaron la economía y establecieron un culto al líder único, utilizando la propaganda, el terror y cambios legales para mantener el poder.
El objetivo del totalitarismo es perpetuar el poder a costa de la destrucción del individuo. Se emplean leyes que niegan los derechos individuales y erosionan la moralidad social, dificultando la distinción entre el bien y el mal.
El totalitarismo busca aniquilar al individuo en varios aspectos:
- Muerte jurídica: Se niega el derecho a tener derechos.
- Muerte moral: La sociedad se desintegra y acepta la violencia, dificultando la elección de lo correcto.
- Destrucción de la individualidad: Se crea un entorno de olvido y anonimato, como en las “fábricas de muerte”.
2. Eichmann en Jerusalén: La Banalidad del Mal
Eichmann, un alto cargo nazi responsable del diseño del Holocausto, fue capturado por el Mossad en Argentina y llevado a juicio en Jerusalén. Hannah Arendt, quien cubrió el juicio, argumentó que Eichmann era un individuo común. La pregunta crucial es: ¿cómo puede una persona aparentemente ordinaria ordenar la muerte de miles de personas?
La defensa de Eichmann argumentó que actuó por Razón de Estado, donde la ética individual y estatal difieren, permitiendo excepciones que se convierten en norma. Eichmann afirmó haber seguido órdenes, intentando atribuir toda la responsabilidad a Hitler.