Vida y Evolución de Platón

Aristocles —llamado más tarde Platón por lo ancho de sus hombros o de su frente— nació probablemente en Atenas en 427 a.C. Su familia pertenecía a la aristocracia ateniense. Su madre, según cuenta Diógenes Laercio, descendía de Solón, quien, a su vez, descendía de Neleo y Neptuno; y su padre era descendiente del legendario rey Codro, asimismo descendiente de Neptuno. Haciéndose descendientes de los dioses, los aristócratas pretendían asegurar su superioridad y el carácter natural o hereditario de su areté, es decir, de su excelencia y virtud.

Es posible que Platón recibiera en Atenas las lecciones de Cratilo, un filósofo de segunda fila, dícese discípulo de Heráclito, quien le enseñó que las cosas están cambiando continuamente. Eso explica por qué Platón criticó tanto la filosofía de Heráclito. En 407, cuando tiene 20 años, sucede el acontecimiento fundamental de su vida: conoce a Sócrates, a quien permanecerá ligado intensamente hasta la muerte del maestro. Son los años más agitados de la vida política de Atenas.

Contexto Político y Desilusiones

En 404 Esparta impone el gobierno oligárquico de los Treinta Tiranos, entre los que figuraban dos parientes de Platón, Cármenides y Critias (este último, el más cruel). Más tarde, la democracia restaurada —dando una prueba de su debilidad y de la existencia de corrientes demagógicas— condena a muerte a Sócrates. Estos acontecimientos van a orientar definitivamente la actitud de Platón.

Él mismo lo cuenta en la Carta VII, donde va narrando en primera persona su vida. Desde joven se sentía inclinado hacia la acción política y, sin duda, no simpatizaba demasiado con la democracia ateniense. Dice Platón:

Eran o parientes míos, o mis conocidos, y me invitaron a colaborar inmediatamente […] Yo me hice grandes ilusiones. Pero el régimen de terror que se implanta le aleja de ellos. Nuevas ilusiones con la democracia recién restaurada. Sin embargo, se comienzan a cometer actos de venganza[…], a pesar de que los que en aquel momento regresaron utilizaron una gran moderación: condena de Sócrates. Nueva desilusión.

Hacia la Teoría de los Filósofos-Gobernantes

Y una decisión capital (Teoría de los filósofos-gobernantes, que ofrece otra alternativa):

Al ver esto y al ver a los hombres que llevaban la política, cuanto más consideraba yo las leyes y las costumbres, y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me fue pareciendo administrar bien los asuntos del estado.