Al-Ándalus: Conquista, Califato, Crisis y Legado Cultural en la Península Ibérica
Al-Ándalus: Conquista Musulmana, Emirato y Califato
La inestabilidad política visigoda facilitó la llegada de los musulmanes que, dirigidos por Tarik, derrotaron a los visigodos en la batalla de Guadalete. En pocos años se completó la conquista de la península, facilitada por la escasa resistencia de la población. Se firmaron capitulaciones que permitían a los conquistadores conservar sus tierras a cambio del pago de tributos. Rápidamente, Al-Ándalus se integró como emirato dependiente del Califato de Damasco, que era un territorio árabe.
Más tarde, Abd al-Rahman I, miembro superviviente de la familia Omeya, proclamó la autonomía política (no religiosa) del territorio al fundar el emirato independiente de Córdoba en 756. Fue una etapa de desarrollo económico y urbanístico. Tras una grave crisis, Abd al-Rahman III pacificó Al-Ándalus, fortaleció la estructura del Estado y se proclamó Califato de Córdoba. Le sucedió Al-Hakam II, impulsando la cultura. Este periodo de esplendor terminó con Almanzor, convirtiendo el califato en una dictadura militar de mercenarios. Más tarde, el califato desapareció en 1031, fragmentándose Al-Ándalus en reinos de taifas.
La Crisis del Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos
Tras la desaparición del califato en 1031, este se separó en 27 pequeños reinos de taifas, divididos en tres grupos: bereberes, eslavos y andalusíes. Los continuos enfrentamientos entre los taifas hicieron que unos absorbieran a otros. Esta situación fue aprovechada por los cristianos para dar apoyo y protección a cambio del pago de parias, lo cual aumentó el descontento social.
En 1085, Alfonso VI de Castilla ocupó Toledo, lo que alarmó a los taifas, que solicitaron ayuda a los almorávides. Su dirigente llegó a la península y venció a Alfonso en la batalla de Sagrajas, regresando así a África, pero volviendo a la península con el objetivo de conquistar y unificar los reinos de taifas. Sin haberlo logrado, se establecieron los segundos reinos de taifas en 1145. El imperio almohade inició su dominio, ocupando Sevilla y aplastando al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos.
En 1212, las tropas cristianas destrozaron al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Poco después, Al-Ándalus se redujo al Reino de Granada, donde se volvió a formar como taifa, contando con importantes enclaves como Málaga y Almería.
Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
La base económica de Al-Ándalus fue la agricultura, introduciendo nuevos cultivos. La tierra era trabajada por colonos, localizada en latifundios encontrados en las ciudades. La artesanía tuvo un gran desarrollo en el zoco. Su comercio exterior con Occidente, el norte de África y Oriente se activó por la existencia de la moneda (dírham).
La sociedad islámica se dividió según su religión: musulmanes (árabes y bereberes) y no musulmanes (mozárabes, judíos y esclavos). Las clases dirigentes estaban formadas por la criptocracia, que tenía importantes cargos en la corte; luego, la clase media, formada por profesionales liberales, comerciantes y artesanos; y la clase popular, formada por campesinos, trabajadores urbanos y esclavos.
La cultura era una suma de elementos orientales y occidentales. Durante el califato de Córdoba, fue el centro cultural de primera mano, donde se desarrolló la ciencia y la literatura. El árabe culto dejó una gran huella en el lenguaje, como en el vocabulario español, y también se hablaba latín y hebreo. En filosofía destaca Averroes, que intenta sumar la filosofía aristotélica con su religión. La medicina estaba más avanzada que la cristiana, y en las matemáticas destacan los estudios de álgebra y trigonometría.
Etapas de la Reconquista
En el año 714, la mayor parte del territorio peninsular estaba controlado por los musulmanes, pero en 722 Don Pelayo vence en la batalla de Covadonga. En Cantabria se crea el reino de Asturias, que se expande y se convierte en el Reino de León en el reinado de Alfonso III. Por otra parte, en la franja pirenaica surge el reinado de Pamplona, que alcanzará su hegemonía cuando Sancho III el Mayor consiga la conexión de Castilla y Aragón.
Castilla y Aragón se convirtieron en reinos y serán protagonistas de la Reconquista. En el siglo XI, los cristianos alcanzan el Tajo por la conquista de Toledo por Alfonso VI. A partir de la Batalla de las Navas de Tolosa se produce un avance más rápido. Castilla y León alcanzan el valle del Guadalquivir y Murcia, mientras que Aragón toma Mallorca y Valencia, quedando por conquistar el Reino nazarí de Granada, que caerá en 1492 a manos de los Reyes Católicos.