Al-Andalus

A principios del siglo VIII, los árabes iniciaron la conquista de la Península Ibérica, donde crearon un estado que recibió el nombre de Al-Andalus y que se mantuvo durante ocho siglos, desde el año 711 hasta 1492.

En abril de 711, un ejército de bereberes cruzó el estrecho de Gibraltar y derrotó al rey visigodo Don Rodrigo en el río Guadalete. Hacia el año 716, árabes y bereberes se aseguraron el dominio del territorio peninsular.

En el año 732, los musulmanes fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers (Francia), en su intento de expansión hacia el reino de los francos. La frontera de sus dominios se fijó en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Así, el despoblado valle del Duero se convirtió en una “tierra de nadie”, frontera entre Al-Andalus y los pequeños reinos cristianos del norte peninsular.

Etapas de Al-Andalus

1. El valiato (o emirato) dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756)

Entre el 711 y el 756, Al-Andalus fue un valiato, una provincia del Califato Omeya de Damasco. La caída de la dinastía de los Omeya en Damasco (750) y su sustitución por la dinastía de los Abasíes tuvo repercusiones: el único miembro superviviente, Abd al-Rahmán, huyó a Al-Andalus, se adueñó del poder y proclamó un emirato independiente, que solo acataba la autoridad religiosa del califa, ahora residente en Bagdad.

2. El emirato independiente de Córdoba (756-929)

El fundador del emirato independiente de Córdoba fue Abd al-Rahmán I, en el año 756. Fue un período en el que la organización central estuvo en peligro: las provincias fronterizas (las marcas) pretendían independizarse del control de Córdoba.

3. El califato de Córdoba (929-1031)

La llegada al poder de Abd al-Rahmán III (912-961) provocó un cambio de rumbo: en 20 años sometió a todo el territorio andalusí y frenó el avance cristiano por la submeseta norte.

En el año 929, rompió los vínculos con Bagdad y se autoproclamó califa, es decir, jefe religioso y príncipe de los creyentes. Abd al-Rahmán III inauguró el califato de Córdoba, la etapa más brillante de la historia de Al-Andalus.

En la última etapa del Califato, Almanzor consiguió monopolizar el poder y establecer una dictadura militar basada en los éxitos militares (razzias) contra los cristianos, pero a su muerte, estallaron las tensiones contenidas.

4. Los primeros reinos taifas (1031-1090)

En 1031 desapareció el Califato de Córdoba y se formaron los reinos de taifas, pequeños estados independientes, gobernados por un príncipe o rey (Sevilla, Zaragoza, Toledo, etc.).

La fragmentación política debilitó a Al-Andalus y fue aprovechada por los reinos cristianos, que les exigieron el pago de parias, tributos anuales.

5. Almorávides y almohades (1090-1232)

Las taifas pidieron ayuda a los almorávides, una tribu del norte de África, que unificaron todo el territorio de Al-Andalus.

En 1140, el dominio almorávide se desintegró, dando lugar a unos segundos reinos de taifas, de corta duración, porque en el año 1147 tuvo lugar la invasión almohade, un nuevo imperio islámico norteafricano. La reacción cristiana no se hizo esperar: los reyes de Castilla, Navarra, Aragón y León unieron sus fuerzas y vencieron a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), suceso clave en el proceso de Reconquista cristiana.

6. El reino nazarí de Granada (1237-1492)

Los reinos musulmanes fueron sucumbiendo, excepto el de Granada (1237-1492) que logró sobrevivir, aunque sometido al vasallaje del rey de Castilla y León.

Los Reyes Católicos emprendieron una guerra de conquista que concluyó con la incorporación definitiva del reino de Granada a la Corona de Castilla.

Evolución Socioeconómica y Cultural de Al-Andalus

Al-Andalus se organizó de forma centralizada a partir del poder del Califa, cuyo poder se extendía a los ámbitos judicial, económico, militar y político.

La configuración social se basaba en una minoría árabe, próxima al poder, con importantes posesiones territoriales y una mayoría bereber, más desfavorecida. Convivían los muladíes (cristianos convertidos al Islam), mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán) y judíos.

La población tendía a concentrarse en ciudades. La agricultura, basada en la gran propiedad, experimentó en la Península Ibérica importantes novedades: incorporaron nuevos productos y métodos intensivos de cultivo basados en el regadío.

La actividad artesanal y la industria textil fueron actividades urbanas básicas. La circulación de moneda fue abundante.

Por último, destacar el importante desarrollo cultural andalusí: traducción de obras científicas persas, griegas, indias o chinas, desarrollo de la literatura y de la arquitectura. Recordar la importante aportación al castellano del idioma árabe.